Trump elogia la mano dura de México y amenaza con deportaciones masivas
Si hay una muestra fehaciente, y voluble, de la sumisión de México a las exigencias de Donald Trump es la cuenta de Twitter del presidente de Estados Unidos. El inquilino de la Casa Blanca ha dejado de amenazar compulsivamente a su vecino del sur, de criticar sus leyes y de exigir que
Hace dos semanas que en México se repite un mantra, entre críticos y no tanto de López Obrador, a raíz del acuerdo con Estados Unidos: México se ha convertido en el muro deseado por Trump. No es de extrañar que el mandatario estadounidense le devuelva el agradecimiento desde su red favorita: “México, aplicando sus duras leyes migratorias, está haciendo un gran trabajo frenando gente”, tuiteó Trump. La política de puertas abiertas a los migrantes centroamericanos ha dejado paso a un endurecimiento de los controles y el refuerzo del territorio, con el despliegue de 6.000 militares, especialmente en la zona sur. Todo ello amplificado por el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, que anuncia cada decisión que adopta para darle el mayor eco posible y que resuene, sobre todo, en la Casa Blanca.
La última decisión de México, según deslizó el presidente en su rueda de prensa matutina, a la que desde hace dos semanas suele acudir junto al canciller, Marcelo Ebrard, para detallar los avances, es que exigirá un registro a las compañías de autobuses para que identifiquen a todos sus pasajeros, con el fin de evitar que crucen el país de forma ilegal. “En el transporte público, en los viajes de trayectos largos, está demostrado, se tienen pruebas de que un porcentaje considerable pongan fin a la migración hacia el norte para celebrar la eficacia del Gobierno de López Obrador, que tras firmar un pacto par evitar la imposición de aranceles exhibe la mano dura que reclama Trump, erigiéndose, en cierta manera, en su policía migratoria. En paralelo, el mandatario de EE UU amenazó con deportaciones masivas.
del pasaje viaja sin ser del país y sin ningún registro”, afirmó López Obrador, sin concretar cifras ni ejemplos. “Vamos a poner orden en eso, que nos ayude la gente mostrando su credencial para que haya más control”.
El nuevo anuncio llega un día después de que el Gobierno mexicano exhibiese de nuevo mano dura con la detención de casi 800 migrantes que viajaban en la zona de carga de cuatro camiones. El arresto, que la Cancillería se ha esforzado en publicitar como nunca, ilustra las mafias de tráfico de personas que, desde hace décadas, están implantadas en territorio mexicano.
Reunión con Bukele
Pese a todo, López Obrador rechaza hablar de cesiones y mucho menos de crisis interna —incluida la dimisión del responsable de Migración— y celebra constantemente que con su cambio de política ha evitado una guerra arancelaria. Por su parte, el canciller Ebrard incide en que México ha conseguido el apoyo de Estados Unidos para un plan de desarrollo en Centroamérica, extremo que todavía no está del todo detallado. Este jueves, no obstante, López Obrador se reunirá con el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, en el sur de México para abordar la crisis.
Lo que en ningún caso se ha logrado frenar son las amenazas de Donald Trump. Los responsables del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, en sus siglas en inglés) no eran conscientes de que el presidente de EE UU tenía previsto reventar con un anuncio sorpresa en las redes sociales un plan largo tiempo planeado de deportación de personas que se encuentran de forma ilegal en el país. Entre otras razones, porque las autoridades al cargo de la frontera suelen mantener sus intenciones en secreto hasta el último momento para evitar poner sobre aviso a los objetivos de las redadas.
Y sin embargo, Donald Trump tuiteó el lunes por la noche que “la próxima semana, el ICE comenzará el proceso de deportar a millones de extranjeros ilegales que encontraron de manera ilícita su camino hacia Estados Unidos”. “Serán deportados tan pronto como entren”, recalcaba en Twitter, lo que parece sugerir un plan de devoluciones en caliente.
El pasado mes de abril, el director en funciones del ICE, Ronald Vitiello, y la secretaria de Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen, fueron destituidos de sus cargos tras tener dudas para poner en marcha el plan que expulsaría y detendría a miles de migrantes, lo que además supondría la separación de familiares y menores. Ambos miembros de la Administración expresaron sus dudas sobre la efectividad del programa, la preparación de los agentes de fronteras para llevarlo a cabo y el riesgo de crear indignación en la opinión pública al ofrecerse imágenes de niños migrantes en custodia policial y sin sus progenitores.
En su retahíla en Twitter sobre la inmigración, Trump acusó a los demócratas de ser los únicos que no hacen nada en esta crisis. “¡Deben votar ya para deshacer el vacío legal y arreglar el asilo! Si es así, ¡la crisis fronteriza se termina rápidamente!”, escribía con su habitual estilo fanfarrón. Los demócratas son “los únicos que no harán nada”, recalcaba a continuación el mandatario republicano.