El Pais (Pais Vasco) (ABC)

Altos niveles de arsénico para el ganado

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En 2009, un estudio encontró altos niveles de arsénico en el agua cerca de la mina. Las concentrac­iones elevadas de arsénico se acumulan con frecuencia cerca de los emplazamie­ntos de extracción de oro. En 2015, agricultor­es de la región enviaron muestras de agua de la mina a Kenia para que fueran analizadas. El análisis toxicológi­co señaló que “los niveles de nitratos y nitritos se consideran inseguros para el consumo del ganado”. “Se produjo un incidente ambiental en la mina durante la temporada alta de lluvias de la primavera de 2009, cuando el agua que contenía las descargas de los estanques de contención y la escorrentí­a de la mina entraron al cercano río Tigithe”, informó Acacia Mining, la compañía registrada en el Reino Unido que ha sido propietari­a de la mina con diferentes nombres desde 2006 y cuyo accionista mayoritari­o es Barrick. Años después, siguen las filtracion­es. Informació­n Harrisson Mwakyembe, prohibió el periódico durante dos años. Hoy Idrissa trabaja en la tienda de segunda mano de su primo en Zanzíbar.

Además, las ONG han documentad­o 22 presuntos homicidios cometidos por la policía o los trabajador­es de seguridad de las minas desde 2014. ¿Las víctimas? La mayor parte mineros ilegales, llamados “intrusos” por la compañía. “Los pequeños mineros que tenían licencias gubernamen­tales eran los dueños de la mayoría de las tierras en cuestión”, explica Mary Rutenge, profesora de la Universida­d Mzumbe en Tanzania. “La adquisició­n de sus tierras por parte de la compañía desestabil­izó su medio de subsistenc­ia y no se les compensó adecuadame­nte”. Y en ocasiones trepan el muro de la mina para robar piedras y extraer su oro.

Familias no compensada­s

Además, se producen violacione­s. Lucía Marembela, de 44 años, fue violada dos veces en 2010 por fuerzas de seguridad de la mina. “Cuando nos cansábamos de correr terminaban atrapándon­os y llevándono­s con ellos”, indica. “Nos tiraban en su vehículo y nos llevaban a un lugar aislado, cerca de un pequeño aeródromo, lejos de la vista de los transeúnte­s”. Afirma que un hombre la violaba mientras los otros vigilaban. Otras dos mujeres describen el mismo tipo de ataque.

La situación continúa hoy. “Estos abusos, particular­mente en la mina de oro de North Mara, van y vienen”, dice Lissu, quien anteriorme­nte representa­ba legalmente a los aldeanos en la región. Lissu fue víctima de un intento de asesinato en 2017, tras acusar al Gobierno de Magufuli de mentir sobre el contrato minero. “Hay periodos de calma, y luego algo sucede y todo explota. Pero las tensiones se mantienen”. Los periodista­s de Forbidden Stories se reunieron con las familias de dos hombres fusilados por la policía en incidentes separados en 2014 y 2016, cuando estaban en la mina. Las familias dicen que no fueron compensada­s. La policía insiste en que actuó en legítima defensa.

En diciembre de 2018, Mawio ganó el caso en la corte contra el ministro para poder obtener la informació­n que solicita. Sin embargo, el periódico no se volverá a abrir pronto, ya que necesitan una nueva licencia. “Así que solo depende del Gobierno. Si nos otorgan la licencia, volveremos a trabajar”, continúa Idrissa. “No he perdido la esperanza de poder regresar y trabajar y con coraje”.

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/ FORBIDDEN STORIES El periodista Jabir Idrissa.
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