Un legado expansivo frente a la guerrilla de los halcones
A punto de cumplir los ocho años de presidente —en octubre—, Mario Draghi lanzó ayer su testamento en favor de una política monetaria expansiva futura que se inspire en sus dos mandatos.
Porque ha sido efectiva, sostuvo, gracias a los nuevos instrumentos desplegados, para salvar la crisis del euro y pautar la recuperación posterior.
Lo hizo con una elegante pero inequívoca regañina a los halcones, representados en la sala por el presidente del Bundesbank, Jens Weidmann, su probable sucesor si Berlín no logra imponer para la Comisión a su eurodiputado Manfred Weber.
Draghi reivindicó el programa OMT de compra de bonos a los vulnerables lanzado en 2012 en aplicación de sus famosas palabras (“Haré todo lo que sea necesario para salvar al euro”). No fue siquiera necesario ejecutarlo para evitar el desplome a Italia y España.
Pero “algunos lo cuestionaron”, recordó el banquero central “incluso por la vía legal”. Se refería a que el representante del Bundesbank obstaculizó ese programa desde el consejo del BCE, y luego apoyó el recurso a los tribunales que plantearon otros actores.
El Tribunal de Justicia de la UE validó el programa. Y así contribuyó a ensanchar el escaso instrumental del que disponía Fráncfort, limitado al manejo de los tipos de interés y a las rondas de liquidez bancaria.
El mismo tribunal validó recientemente la expansión cuantitativa, también cuestionada en Alemania. Lo que “no solo afirmó que el programa de compra de activos era un instrumento legal de la política monetaria” (susceptible de multiplicarse ahora), sino que reconoció al BCE la “flexibilidad incorporada a nuestro mandato” en el Tratado, sentenció Draghi.