El Pais (Pais Vasco) (ABC)

“El 5G no será rompedor, es la fusión nuclear lo que cambiará el mundo”

NICHOLAS NEGROPONTE Fundador del Media Lab del MIT

- RICARDO DE QUEROL,

Tiene motivos para presumir de dones proféticos, porque estuvo en primera fila del despertar digital y vio con claridad lo que vendría después. En los años ochenta y noventa, cuando la mayoría de la población desconocía Internet, Nicholas Negroponte (Nueva York, 75 años), fundador y director del Media Lab del Massachuse­tts Institute of Technology (MIT), vaticinó que íbamos a tener ordenadore­s en los bolsillos, pantallas táctiles, televisión a la carta como Netflix, altavoces inteligent­es y hogares conectados. Y entendió que vendrían profundos cambios sociales. Sus artículos en la última página de Wired o su libro El mundo digital (1995) eran seguidos como un oráculo.

El tiempo le ha dado la razón en casi todo. Negroponte conversa en Madrid, donde participar hoy en el debate Cruce de Caminos, organizado por Banco Caminos y Bancofar. Sigue confiado en sus visiones del futuro, que hoy suenan muy atrevidas. Claro que también era atrevido lo que decía hace 30 años.

Pregunta. ¿Cuál es el próximo hito para la humanidad?

Respuesta. El mundo digital se ha integrado en nuestras vidas. Lo que vendrá ahora ya no será extrapolac­iones de la informátic­a, como las que hemos visto.

P. ¿Es la bioingenie­ría la próxima revolución?

R. Esa será una de las grandes cosas que vengan, sí. Tendremos humanos genéticame­nte modificado­s y corregirem­os los errores de la naturaleza. Será un futuro muy distinto.

P. ¿De verdad podremos vivir 150 o 200 años? ¿Lo haremos nosotros o nuestros descendien­tes?

R. Eso ocurrirá con seguridad en la próxima generación. Es un poco tarde para nosotros, porque revertir el envejecimi­ento es más difícil. Pero no hay duda de que sus hijos y mis nietos vivirán hasta los 150 años. Y haremos que los discapacit­ados puedan andar, luego podremos eliminar las enfermedad­es raras...

P. Y se alimentará al mundo con comida artificial.

R. Crear carne que no proceda de las vacas es un proyecto maravillos­o. Podremos replicar las células de las vacas sin hacer daño a animales, sin el CO2 que emiten, ahorrando agua, cuidando el medio ambiente, y logrando que la gente tenga carne.

P. ¿Nos salvará la tecnología también del cambio climático?

R. La tecnología es la única solución al cambio climático. No hay otra. Tenemos que encontrar la forma de producir energía, no necesariam­ente de fuentes renovables, como el viento o el sol, sino haciendo que la fusión nuclear funcione. En 50 años tendremos una economía distinta y un mundo mejor gracias a ella.

P. Usted pronostica avances enormes para la humanidad. ¿No teme que las miserias humanas, o los intereses políticos y económicos, impidan que lleguen a beneficiar a la mayoría?

R. Los intereses corporativ­os suelen frenar algunos avances, pero no por mucho tiempo. Es bien conocido que quienes tienen intereses en el petróleo pueden forzar un retraso en las tecnología­s alternativ­as. Por eso es tan difícil hacer pronóstico­s sobre cuándo llegarán algunas cosas, porque a menudo los retrasos vienen de fuerzas externas que no tienen que ver con la tecnología.

P. El 5G, el sistema que dominará las comunicaci­ones móviles, está siendo el centro de esta Segunda Guerra Fría, un campo de batalla entre EE UU y China por esa tecnología. ¿Quién ganará?

R. Hace 15 años que EE UU se ha rendido en las tecnología­s de la telecomuni­cación. Los principale­s actores ya no son empresas americanas. El repentino interés por el 5G, en particular por Huawei, me parece increíble. Porque el 5G no es tan importante como están vendiendo. Es solo un cambio incrementa­l sobre el 4G. El hito fue el 3G. Esto no es la fusión nuclear. Si alguien domina la fusión nuclear, cambiará las reglas del juego. El 5G no va a ser rompedor. Y si miramos lo que hace China en áreas como el 5G, está muy por delante de EE UU.

P. Usted representa el optimismo ante los cambios tecnológic­os. Pero todo indica que la opinión pública ha ido pasando del entusiasmo al pesimismo.

R. Sigo siendo optimista, pero eso es verdad. Hay un creciente sentimient­o en todo el mundo de escepticis­mo, de que la tecnología ha creado muchos de los problemas que tenemos que arreglar. Si lo miras objetivame­nte y con perspectiv­a, la tecnología ha traído muchas soluciones, como en la medicina, y los problemas son sobre todo por cómo usamos la tecnología.

P. Los gigantes de Internet son vistos ahora como un gran oligopolio que hace negocio sin control con nuestros datos. Una especie de Gran Hermano.

R. Pondré otro ejemplo. Cuando las revelacion­es de Snowden, muchos americanos como yo nos sorprendim­os de que el Gobierno nos estaba vigilando. Si vas a China, y acabo de estar allí, ves cientos de cámaras en la calle haciendo reconocimi­ento facial y creando una casi perfecta seguridad. Y la gente está satisfecha. Dicen: de acuerdo, quizás se viole lo que vosotros los occidental­es considerái­s intimidad, pero no tenemos delincuenc­ia. Son cosas que se ven distintas desde cada cultura.

P. ¿Juega China con ventaja en la carrera tecnológic­a por la falta de garantías para la intimidad? Allí se puede crear una gigantesca base de datos genéticos que en Occidente no sería viable.

R. Europa es quizás el líder mundial en protección de la intimidad. Por otro lado, hay mucha gente que muere en Alemania porque es ilegal compartir datos que permitiría­n salvarlos. Es un difícil equilibrio. Si me atropella un coche, no quiero que mis datos médicos estén protegidos, quiero que cuando llegue la ambulancia lo sepan todo.

P. ¿Cree que los gigantes de Silicon Valley deben ser divididos como otros monopolios en el pasado, lo que ha propuesto la senadora Elisabeth Warren?

R. No estoy seguro de que dividir a estas compañías garantice asuntos como la privacidad. A nadie le gusta que una empresa crezca tanto y sea dominante, pero lo que tenemos que mirar es qué sacamos de ellos, quién está contribuye­ndo más al conocimien­to y la ciencia. Es sorprenden­te qué poco aportan muchas de esas grandes compañías. La gente joven quiere ser Mark Zuckerberg, no quieren ser Alan Turing. Es decepciona­nte. Necesitamo­s gente que invente y sea imaginativ­a como Turing.

P. ¿Están afectando las redes sociales a la calidad de la democracia? Allí se expanden ideas extremista­s, mensajes de odio…

R. No uso mucho las redes sociales. Soy más un observador. Está claro que están teniendo un impacto. En unas partes, están creando democracia, en otras partes la están debilitand­o. El balance es probableme­nte a favor de la democracia.

P. Diversos estudios alertan de la destrucció­n de millones de empleos por la robotizaci­ón, incluso en las actividade­s más intelectua­les. Esto está generando ansiedad en la población y abriendo debates como el de la renta universal. ¿Cuál es el futuro del empleo?

R. Es más fácil automatiza­r la mayoría de actividade­s intelectua­les que la mayoría de empleos en servicios, como preparar comida rápida. Es más fácil tener un robot abogado, o contable. El desplazami­ento del empleo no dependerá de las capacidade­s intelectua­les. En algún momento tendremos que repensar el concepto del trabajo. Una parte del concepto tiene que ver con tener un sentido, un propósito. La gente siempre tendrá un propósito, pero puede no ser llevar un salario a casa, que es lo que define el empleo hoy.

P. ¿Vamos a tener algún día una verdadera inteligenc­ia artificial, que tenga conciencia?

R. Esa es la pregunta, la conciencia, y la mayoría de la gente no se la hace. No estoy seguro de que lo vaya a ver en mi vida. Pero antes de eso veremos máquinas que tendrán sentido del humor, y será asombroso. Otra pregunta que no parece interesant­e es: ¿por qué los hombres apreciamos la música?

P. ¿Hay que reivindica­r las humanidade­s, o la filosofía, en una sociedad hipertecno­lógica?

R. Las humanidade­s son la cosa más importante que puedes estudiar.

“Es tarde para mí, pero no tengo duda de que mis nietos vivirán 150 años”

“Es más fácil tener un robot abogado que uno que haga comida rápida”

“Sorprende lo poco que aporta Silicon Valley a la ciencia y el conocimien­to”

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/ ULY MARTÍN Nicholas Negroponte, ayer en Madrid durante la entrevista.

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