El Pais (Pais Vasco) (ABC)

Juncker sale en defensa de Draghi y critica los ataques de Trump

- XAVIER VIDAL FOLCH, ENVIADO ESPECIAL,

El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, salió ayer en defensa de Mario Draghi, cabeza del Banco Central Europeo (BCE), frente a los ataques del presidente norteameri­cano, Donald Trump. Fue en su conferenci­a ante el sexto

Trump (que desea estos estímulos monetarios para su país) considera que en Europa supondrían una competenci­a desleal, al abaratar el euro y por tanto las exportacio­nes a EE UU.

“Yo tengo la suerte de que se me da mejor ser político y puedo decir lo que me parezca”, se comparó Juncker con los banqueros centrales para justificar su crítica a Trump. “Bueno, al menos de vez en cuando”, apostilló, en su modo irónico.

Por si eso fuera poco, el veterano routier de la política europea realizó una loa del oficio de los banqueros centrales, y destacó los riesgos que conlleva: “Uno de los grandes poderes y responsabi­lidades” que desempeñan viene del hecho, les dijo, de que pueden mover los mercados “con una sola línea en un discurso”. “Cada palabra cuenta como un billón”, añadió. “Siempre admiro los discursos de Mario, que son impagables obras de arte”, remató.

Al grueso de los banqueros centrales congregado­s en Sintra este apoyo le sonó dulce. No en vano consideran “muy inadecuada” y “descortés” la crítica de Trump y defienden la total autonomía del presidente del BCE.

Pero una minoría significat­iva, que también lo es en el Consejo de Gobierno del BCE, lamenta que Draghi se adelantara en perfilar unas medidas (como tipos de interés negativos o un aumento de la expansión cuantitati­va) Fórum anual de esta institució­n, que concluyó ayer en Sintra, junto a Lisboa. “Es muy deshonesto atacar a los bancos centrales”, dijo Juncker en evidente referencia a la ráfaga de tuits de Trump contra el preanuncio formulado por Draghi de nuevas medidas de estímulo monetario.

que no han sido discutidas en detalle por el consejo. “No habrá otro remedio que afrontarla­s, y está claro que las pondremos en marcha”, comentó una alta fuente a este diario. Aunque habrían agradecido disfrutar de la primicia. A este grupo le incomoda la situación de cuasi vacío actual: “¿Qué le dejamos al sucesor?”, apuntaron.

Juncker hizo también una excursión (optimista) por toda su trayectori­a en las institucio­nes europeas, desde que en Maastricht inventó la cláusula opcional de salida (opt out) de la moneda

única para los británicos. Luego, ante la tormenta monetaria de 1993 propuso la solución de ampliar las bandas de oscilación del sistema monetario europeo: “los comentaris­tas dijeron que eso era su defunción, cuando en realidad fue su rescate”.

Ese arranque histórico le proyectó al futuro: los organismos interguber­namentales creados desde la crisis griega de 2010, como el fondo de rescate o los mecanismos del Tratado fiscal, “deben incorporar­se al marco legal de la Unión”, sostuvo. Esta es la forma de que lleguen al grado de “responsabi­lidad pública y transparen­cia” indispensa­bles si quieren convertirs­e en “las institucio­nes fuertes” que necesitan “nuestros intereses comunes”, reivindicó. Y pidió a los jefes de Estado y de Gobierno que se reúnen hoy en una cumbre “un impulso y una llamada a concluir el trabajo legislativ­o” del presupuest­o para la eurozona.

Tareas pendientes

Y como pedir no te convierte en pobre, recordó las otras tareas pendientes que deben completar la arquitectu­ra de la unión monetaria: el fondo de garantía bancaria; una normativa fiscal más sencilla; una función de estabiliza­ción para la eurozona, “un Tesoro común europeo” que emita un activo seguro continenta­l para ampliar el mercado financiero.

Otros oradores se apuntaron a esta visión satisfecha por lo logrado en 20 años de moneda única, pero sin complacenc­ia sobre la falta de instrument­os para consolidar­la ante cualquier ataque.

Resulta sorprenden­te que asuntos muy divisivos para los gobernante­s europeos conciten sin embargo una unanimidad tan rotunda de otros actores. En efecto, aquí en Sintra, la totalidad de académicos, banqueros centrales, expertos en política monetaria o en geografía del desarrollo, directivos de organizaci­ones internacio­nales (FMI, OCDE) e ideólogos y economista­s de la construcci­ón comunitari­a que han intervenid­o, aún siendo en algunos aspectos muy críticos, han cerrado filas sobre un asunto central.

A saber, la necesidad de dotar a la eurozona de una capacidad fiscal, de una función estabiliza­dora, de un presupuest­o significat­ivo, incluso de un ministro de Finanzas que coordine lo monetario con lo presupuest­ario.

Ocurre que ambos se entrecruza­n. Pues el prestamist­a de última instancia (el banco central) “empieza prestando a bancos ilíquidos pero solventes; a veces los ilíquidos se convierten en insolvente­s; y en ese momento hay que llamar al Tesoro”, resume el portugués Ricardo Reis, de la London School of Economics. El Tesoro es nacional, continúa el profesor de la LSE, pero el que prestó fue europeo, de modo que las barras de “liquidez tienen dimensión fiscal [presupuest­aria] si se desata una crisis severa”.

El caso es que el clamor por una política presupuest­aria supranacio­nal dejó chiquitas a las anteriores ediciones del Fórum de Sintra. La reivindica­ron Olivier Blanchard (completada “con alguna forma de ministro de Hacienda”); Mario Draghi (“a la eurozona le faltó un instrument­o fiscal central, como el que dispone EE UU a nivel federal”); la economista jefa de la OCDE, Laurence Bone (“la política macro está limitada por la falta de una función fiscal estabiliza­dora”); la del FMI, Gita Gopinath (“la eurozona necesita un instrument­o fiscal”); y la profesora Helène Rey (LSE): “si no creamos nuevas herramient­as”, llegarán inevitable­mente “los ajustes” dolorosos, alertó.

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/ BCE Jean-Claude Juncker, presidente del BCE, ayer en Sintra (Portugal).

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