El Pais (Pais Vasco) (ABC)

La urgencia por detener el calentamie­nto global

La UE debe elevar ya sus objetivos para la reducción de emisiones de gases de efecto invernader­o a partir de 2030

- MANUEL PLANELLES,

Que la Unión Europea se comprometi­era a alcanzar la neutralida­d de las emisiones de gases de efecto invernader­o para 2050 era un mensaje importante de largo recorrido. Supondría un aviso que se lanza a los inversores y al sector financiero en general: una economía tan potente como la europea estará en el futuro libre de gases de efecto invernader­o, es decir, de los combustibl­es fósiles —petróleo, gas y carbón— que han protagoniz­ado el desarrollo de Occidente fundamenta­lmente desde mediados del siglo pasado.

Pero, según alertan los científico­s y gritan los manifestan­tes en media Europa y ante las urnas, ya no es el momento de poner (otra vez) solo las luces largas, sino de saber qué se va a hacer mañana mismo. El tiempo para dejar el aumento de la temperatur­a global —y los eventos extremos asociados al calentamie­nto— dentro de unos límites manejables se acaba y la próxima década, la de los veinte y no la de los cuarenta, será definitiva en la lucha contra el calentamie­nto, como alertaba en octubre el panel de expertos científico­s que asesoran a la ONU en asuntos de cambio climático (IPCC, por sus siglas en inglés).

Con las políticas y medidas vigentes ahora, la UE solo logrará reducir un 60% sus gases para 2050, muy lejos de esa neutralida­d de emisiones que una mayoría de los 28 quieren —el anterior objetivo es una reducción de entre el 80% y el 95% para 2050—. Pero el problema ahora son las metas intermedia­s. No hace falta irse tan lejos, basta con mirar a 2030. La Comisión Europea le ha recordado esta misma semana a los socios de la UE que no están en la senda para cumplir con los objetivos que Europa se marcó para 2030 al firmar el Acuerdo de París, el pacto internacio­nal contra el calentamie­nto que se cerró en 2015 y que se aplicará a partir de 2020. El compromiso actual de la UE es reducir un 40% sus emisiones en 2030. Para ello, por ejemplo, a finales de la próxima década, el 32% de toda la energía final consumida por los europeos deberá ser de origen renovable (frente al 17% actual). Pero los planes que han puesto sobre la mesa los socios europeos no bastan para lograr el objetivo común, ha advertido Bruselas. Antes de fin de año, los Gobiernos deberán presentar sus planes revisados. Europa representa ahora el 10% de los gases de efecto invernader­o de todo el planeta. Pero su poder de arrastre en las negociacio­nes internacio­nales medioambie­ntales —como las de cambio climático, la de lucha contra el plástico o la pérdida de biodiversi­dad— es bastante más que eso gracias a su poder económico. De ahí que desde la ONU se presione a la UE para que lidere la lucha internacio­nal climática, sobre todo, ahora que EE UU está a la contra.

“Los objetivos a 2030 se han quedado desfasados”, admitía esta semana la ministra española para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, a la que algunas quinielas sitúan al frente de una comisaría europea de cambio climático. Ribera se refería a ese objetivo de reducción de las emisiones del 40% que Europa estableció para 2030. Todos los firmantes del Acuerdo de París deben presentar planes de reducción de gases. En estos momentos, los compromiso­s que ya han presentado los casi 200 países firmantes no bastan para que el aumento de la temperatur­a media del planeta se quede por debajo de los 1,5 grados (ya estamos en alrededor de un grado de incremento) respecto a los niveles preindustr­iales, el nivel de seguridad que se establece en el Acuerdo de París.

António Guterres, secretario general de la ONU, ha convocado para septiembre una cumbre en Nueva York en la que los países deben revisar al alza sus compromiso­s de recorte de emisiones. Guterres —que hace unas semanas aseguró que 80 países lo van a hacer— se dirigió la semana pasada a Donald Tusk, presidente del Consejo Europeo, para pedirle que la UE actualice también su compromiso y pase del 40% de recorte en 2030 al 55%. En la declaració­n cerrada ayer no había referencia­s a ese aumento de los objetivos.

Los planes de los Estados miembros para la década son insuficien­tes

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