El PPE cierra filas ante la ofensiva de Macron para quitarle la Comisión
Las negociaciones a tres bandas entre conservadores, socialistas y liberales para repartirse los cargos europeos se retomaron ayer en un fallido intento por desbloquear los nombramientos en el arranque del Consejo Europeo que continúa hoy. El Partido Popular Europeo (PPE) cierra filas para defender su derecho a presidir la Comisión tras haber ganado las elecciones europeas ante la ofensiva desde el bando socialista y del liberal de Emmanuel Macron.
Las posiciones se anuncian tan alejadas que la canciller alemana, Angela Merkel, no descarta que la cumbre no logre ningún acuerdo sobre la cúpula comunitaria. “A la vista de las dificultades que hay, es posible que no podamos plantearle todavía una propuesta al Parlamento sobre la presidencia de la Comisión”, advirtió Merkel a su llegada a Bruselas.
Berlín se conforma con llegar a un acuerdo antes del 2 de julio (primera sesión del Parlamento). Y otros países, entre ellos Holanda, ni siquiera contemplan ese plazo y consideran posible que el nuevo presidente se elija dentro de unas semanas o meses, lo que
obligaría al actual, Jean-Claude Juncker, a prolongar un mandato que expira el 31 de octubre.
Los ánimos, a solo unos minutos de que arrancase la cumbre europea en Bruselas (a las tres de la tarde), se percibían encendidos, y entre los conservadores se aprecia una cierta indignación ante una escalada del enfrentamiento de la que culpan al presidente francés, Emmanuel Macron.
El francés, en nombre de los liberales, y Pedro Sánchez, al frente de los socialistas, exigen un cambio en la cúpula de la Comisión tras 15 años de presidencias conservadoras. Pero no disponen de mayoría suficiente, ni en el Consejo ni en el Parlamento Europeo, para forzar la alternativa.
Los socialistas parecen haber suavizado sus reclamaciones y se mostrarían dispuestos a aceptar un presidente conservador, siempre y cuando no fuera Manfred Weber, el candidato del PPE. Entre los posibles recambios figuran desde el francés Michel Barnier y la danesa Margrethe Vestager, hasta el croata Andrej Plenkovic o la mismísima Merkel.
La carambola podría dar a los socialistas varios de los otros puestos, incluido el de Alto Representante de Política Exterior, con España como favorita para hacerse con el cargo. Pero Macron mantiene el pulso y fuentes comunitarias creen que puede “provocar un choque que desencadene una crisis institucional durante todo el verano”.
La insistencia del presidente francés ha enconado los ánimos del PPE, cuyos principales dirigentes celebraron una cena de trabajo en Bruselas el miércoles. La consigna pactada, según fuentes conservadoras, fue la de “cerrar filas frente a Macron”. Y las mismas fuentes aseguran que la unidad del partido se mantendrá inquebrantable tanto en el Consejo Europeo, donde cuentan con siete presidencias de Gobiernos, como en el Parlamento, donde ocuparán 182 escaños (frente a 153 de los socialistas y 108 de los liberales).
“Macron disfraza de interés europeo una ofensiva que solo responde a intereses nacionales y en la cumbre europea los líderes del PPE le van a dejar claro que ya basta”, aseguraron fuentes conservadoras. A pesar de todo, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, mantiene la esperanza de que se pueda despejar los cinco grandes nombramientos: las presidencias de la Comisión, del Banco Central, del Consejo Europeo y del Parlamento, y el Alto Representante de Política Exterior de la UE.
Los dos bandos han intentado acercar posiciones, pero por ahora sin éxito. Una primera reunión ayer entre los presidentes de Gobierno de España y Portugal (por los socialistas), Croacia y Letonia (por el PPE) y Holanda y Bélgica (por los liberales) solo confirmó la resistencia de los conservadores a ceder la presidencia de la Comisión y su disposición a afrontar el choque con Macron. Las posteriores de cada grupo ahondaron las trincheras.