Un bulo “deshonesto” y mortal
El bulo de que las vacunas producen autismo tiene su origen en un estudio que posteriormente se demostró falso. Realizado por el médico británico Andrew Wakefield y publicado en The Lancet en 1998, la revista acabó retirándolo en 2010 y Wakefield perdió la licencia por actuar de forma “deshonesta e irresponsable”. Sus posiciones, sin embargo, siguen usándose por los antivacunas pese a que han sido repetidamente desmentidas por nuevas investigaciones. Las ideas antivacunas causaron en 2015 la muerte de un niño de Olot por difteria. Los padres dijeron sentirse luego “engañados” por el movimiento. los médicos normales no están formados para recuperar a vuestro hijo”, defiende. A continuación previene a los padres contra las vacunas: “Nunca volver a vacunar a un niño con autismo”.
La médica ahora sancionada despliega en otros textos y vídeos colgados en la Red varios de los argumentos —aderezados en ocasiones con afirmaciones de cosecha propia— más difundidos por las pseudoterapias, prácticas contrarias a la evidencia científica que suponen un grave riesgo para la salud. En uno de ellos asegura que fue despedida de un centro público por “informar a los padres de la existencia de ADN humano fetal en vacunas pediátricas” y de “su posible relación con el autismo”.
La suspensión del ejercicio de su profesión se produce a causa de la denuncia de la Confederación Autismo España y es la primera sanción de esta clase vinculada a las vacunas y el autismo, uno de los asuntos más repetidos por los pseudoterapeutas a Isabel Bellostas.
pesar de haber sido repetidamente desmentido por estudios científicos. En abril de 2018, el Colegio de Médicos de Barcelona sancionó con cinco años de inhabilitación a un facultativo por haber “divulgado y puesto en práctica con pacientes oncológicos el llamado Método
Hamer, también conocido como Nueva Medicina”. En esa ocasión fue el propio facultativo el que dio motivo al inicio del procedimiento sancionador al remitir al Colegio un escrito defendiendo sus prácticas.
Autismo España entregó el pasado agosto al Colegio de Médicos de Madrid una carpeta con los escritos de Bellostas sobre el autismo. Según el expediente sancionador, los hechos vulneran artículos del Código de Deontología Médica. La actuación de la facultativa incumple el deber de prestar a los pacientes “una atención médica de calidad humana y científica”, así como la “libertad de prescripción, respetando la evidencia científica y las indicaciones autorizadas”. También va en contra de la obligación de “ofrecer consejos leales y competentes al paciente”, incluyendo “la promoción de actividades preventivas de valor probado”, así como del precepto que establece que la “publicidad médica ha de ser objetiva, prudente y veraz, de modo que no levante falsas esperanzas o propague conceptos infundados”.
En un comunicado, Autismo España explica que informaciones como las que difundía Bellostas perjudican a un colectivo vulnerable, ya que pueden “favorecer el retraso o abandono de tratamientos realmente eficaces, suponer un riesgo para la salud, generar falsas expectativas con un elevado coste emocional, así como implicar un importante coste económico”. Además, afectan a la salud pública, “de forma que supone una desinformación de la población y genera confusión”.