“Me rociaron con gasolina”, declaró Singh. Murió por las quemaduras
Shahjahanpur es una urbe en la que no es fácil moverse por sus calles estrechas, llenas de bicicletas y vendedores. Una vivienda de dos habitaciones queda oculta por unas puertas de hierro azul. Dentro de esos muros, todavía no se ha resuelto el misterio de lo que le sucedió al periodista independiente indio Jagendra Singh hace cuatro años.
El 1 de junio de 2015, Singh estaba esperando una visita. Había estado escribiendo sobre la supuesta participación del político local Rammurti Singh Verma en el negocio ilegal de la extracción de arena. Había llegado el momento de un encuentro. A primera hora de la tarde, la policía se presentó en su casa. La familia asegura que también aparecieron los partidarios de Verma. Al rato, Singh ingresó en el hospital con quemaduras en más del 50% de su cuerpo. “¿Qué necesidad tenían de matarme?”, dijo en un vídeo grabado en el centro médico. “Los hijos de puta me rociaron con gasolina. Saltaron por encima del muro y entraron en mi casa”. Con los ojos cerrados, acusó a los oficiales de policía y simpatizantes de Verma de prenderle fuego. Murió a causa de sus heridas siete días más tarde. Tenía 46 años.
Forbidden Stories, un consorcio internacional de 40 periodistas que publican en
30 medios de comunicación de todo el mundo, ha recopilado testimonios que desdicen la versión oficial del suicidio de Jagendra Singh.
El 27 de abril de
2015, Singh colgó su primera publicación en Facebook acusando a Verma, entonces ministro de Bienestar en Uttar Pradesh, de dirigir operaciones ilegales. Sus post los seguían miles de personas. “No queda casi ningún negocio ilegal que no esté siendo administrado por Verma”, aseguró en uno de ellos. Uno de los negocios del ministro, escribió, era la extracción ilegal de arena. Singh acusó a los trabajadores de Verma de extraer ilegalmente la arena del río Garra. Singh afirmó que el dirigente sobornó a la policía local con 10.000 rupias (150 dólares estadounidenses) por día, para permitir la extracción. Un portavoz de Verma dijo que no podía responder porque estaba en el hospital.
El día de su funeral, el 9 de junio de 2015, su hijo denunció al ministro y a cinco policías por conspiración para cometer asesinato e inmolación. Por primera vez, los miembros de la familia Singh han reconocido a Forbidden Stories y a un periodista de Le Monde que abandonaron el caso tras llegar a un acuerdo con Verma. La familia afirma que el ministro les dio tres millones de rupias (45.000 dólares). En julio de ese año, el hijo de Singh retiró su denuncia. Hoy, la familia está destrozada. La hija del periodista fallecido, determinada a que su padre sea reconocido como asesinado, se niega a tocar el dinero.
En India, Singh no ha sido el único. Sandeep Kothari murió solo un par de semanas después de Singh, Karun Misra lo hizo en febrero de 2016 y Sandeep Sharma en marzo de 2018. Todos estaban investigando la extracción ilegal de arena cuando fueron asesinados.
Según Aunshul Rege, profesor de la Universidad de Temple en Filadelfia, “la mafia de la arena es considerada como uno de los grupos de crimen organizado más prominentes, violentos e impenetrables de la India”. Las ONG y los periodistas que intentan esclarecer el funcionamiento de la industria de la minería de arena se enfrentan a una batería de amenazas.
La arena es un producto lucrativo. Las playas son fuente de
Tres informadores fueron asesinados. Todos trabajaban sobre el caso
minerales valiosos como el granate, la ilmenita y el circón. Se utilizan principalmente en el campo de los abrasivos de voladura (a menudo llamados chorro de arena), comunes tanto en la fabricación de aeronaves como en la construcción naval y en la industria automotora. La extracción ilegal de arena se ha extendido desde el 2000 en la costa de Tamil Nadu. En 2013, se prohibió para investigar las actividades. Sin embargo, entre 2013 y 2016 las mineras privadas continuaron exportando más de dos millones de toneladas métricas de minerales, según un informe de expertos presentado ante el Tribunal Superior de Madras.
La periodista de Chennai en Tamil Nadu, Sandhya Ravishankar, es una de las pocas que han investigado este tema. En 2017, la web india The Wire publicó su trabajo. Ella asegura que comenzó a recibir llamadas amenazadoras, que le siguieron y que fueron publicadas en Internet imágenes de una reunión con una fuente. “Sandhya Ravishankar tiene una enemistad personal contra nuestra compañía”, contestó un portavoz de una de las empresas sobre las que escribió. Ravishankar decidió continuar su investigación a distancia. Nunca ha regresado a la zona. Forbidden Stories trabaja con ella.
En uno de los distritos donde la extracción ilegal ha sido más intensa, la gente tiene miedo de hablar. V.V. Mineral la dirige S. Vaikundarajan, cuyo nombre aparece más de una vez en las investigaciones estatales y judiciales. “Entre el 85% y el 90% de la extracción de arena de playa, tanto legal como ilegal, está monopolizada por esta familia”, afirma Ravishankar. El portavoz de Vaikundarajan sostuvo: “Todas las denuncias carecían de ningún fundamento y no estaban de acuerdo con la ley”.
La presencia de V.V. Mineral se percibe en cada esquina de Thisayanvilai. El vestigio más importante es el V.V. Colegio de Ingeniería, un nuevo e imponente edificio construido en 2010 y protegido por guardias de seguridad. La impoluta fachada rosa y blanca destaca en medio de este pueblo rural y pobre.
El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente subraya los impactos de la extracción de arena. “El incremento del volumen de minerales extraídos, la mayoría ilegalmente, de los ecosistemas marinos y fluviales, da lugar a la erosión fluvial y costera, amenazando a la pesca en agua dulce y marina, y a la biodiversidad”, señaló en un informe reciente.
En Kovali, una aldea de Tamil Nadul, los aldeanos tienen que trasladar sus casas lejos de la costa o son tragadas por el mar. “Todas las viviendas que como la nuestra estaban aquí hace tres o cuatro años se han ido para siempre”, declaró un pescador. Alrededor de 300 personas perdieron sus hogares. Debido a la desaparición de la barrera natural que supone la arena, se sospecha que el agua salada se ha filtrado en el agua subterránea.
El impacto podría ser un problema a muy largo plazo. “La erosión costera puede continuar incluso décadas después de que se haya detenido la extracción de arena”, afirma Pascal Peduzzi, jefe de la Unidad de Cambio Global y Vulnerabilidad del Programa de Medio Ambiente de la ONU. Los periodistas viven bajo amenaza. El último ataque denunciado ha sido, con machetes y objetos cortantes, a Pratap Patra. Había publicado un artículo sobre la extracción ilegal.