La mitad de las marroquíes sufren violencia de género
Solo el 6,6% de las víctimas denuncian y su situación en el espacio público ha empeorado en una década
Sukina, de 30 años, está sentada frente a Amina Elabuni, secretaria de la Unión de Acción Feminista, organización que se dedica a asesorar y acoger a mujeres maltratadas en Marruecos. La madre de Sukina asiste en silencio mientras sostiene a su nieto de un mes. La entrevista se desarrolla la semana pasada en la sede de la asociación en Rabat.
En Marruecos suele festejarse el séptimo día del nacimiento del niño, cuando se le otorga el nombre. Cuando los invitados se marcharon el marido de Sukina comenzó a golpearla y le dijo que se marchara, que no la quería. Ahora vive en casa de su madre y está tramitando una denuncia e intenta que él asuma su responsabilidad como marido y como padre. Es decir, si se quiere divorciar, que pague una pensión, cosa que el hombre no pretende hacer.
Una de cada dos marroquíes sufre violencia de género según la segunda encuesta publicada por el Ministerio de Solidaridad, Familia y Desarrollo Social, con datos preliminares y globales que aún no han sido desglosados en sus detalles. La primera se hizo en 2009. La situación ha empeorado, según las cifras. En 2009, la violencia en espacios públicos era del 9,7%. Ahora es del 12,4%. Y solo el 6,6% ha denunciado. En España es un 25%.
Elabuni lleva seis años asesorando. “Las escucho, les tomo los datos... La mitad dice que no va a denunciar. Y después regresan y regresan. Muchas no tienen nada. Recibimos mujeres golpeadas terriblemente, sin trabajo, sin formación… Algunas no saben ni siquiera decirme su dirección”.
Elabuni señala que en Marruecos es muy difícil luchar contra la tradición. “Hay un refrán que dice: Una cabeza con velo no es lo mismo que una cabeza sin velo. Y el velo de la mujer es su marido. Eso es lo que la hace respetable. Es muy difícil para ellas denunciarles. Y en Marruecos no se casan solo dos personas, sino dos familias. Y es muy importante lo que ellas digan. Creo que el marido de Sukina actúa por presión familiar, que no quieren a Sukina”.
Fatima el Maghnaui, directora de Unión de Acción Feminista, cree que en la última década ha habido avances legales. “Sin embargo, el número de víctimas ha aumentado. Una de las razones es que las mujeres han tomado coraje y se atreven a contar sus casos. Y también sus familias se atreven. Ahora, al menos hay padres que vienen a denunciar la violación de sus hijas. Hace algunos años parecía totalmente prohibido”.
Durante los tres últimos meses las estudiantes holandesas Esther Meesink y Eva Jasingh han trabajado como becarias en la sede de la Unión de Acción Feminista. Cuando se despidieron del equipo hace una semana destacaron un mensaje positivo por encima de todas las tragedias de maltratadas que escucharon. “Una vez que las mujeres tomaban conciencia de sus derechos, una vez que aprendían que aunque el marido las eche de casa tienen derecho a dormir bajo el mismo techo que sus hijos, las mujeres se sentían empoderadas”.
“La ley ha cambiado en Marruecos”, señala Fatima el Maghnaui, “pero eso no significa que las mentalidades vayan a cambiar automáticamente. Y mientras tanto, habrá que erradicar la pobreza, que es otra forma de violencia, y el analfabetismo”.