El Pais (Pais Vasco) (ABC)

El discurso de Draghi tumba el interés del bono al mínimo histórico

- LUIS DONCEL,

Una anomalía se extiende por la eurozona. La idea contraintu­itiva de pagar por prestar dinero a un Estado es una realidad cada vez más habitual. Hace tiempo que el rendimient­o del

El mapa de los rendimient­os negativos de la deuda pública no deja de crecer. En Alemania, país refugio por ser considerad­o tradiciona­lmente como el pagador más seguro, ya afecta a todos los títulos con un vencimient­o inferior a los 30 años. En España, está en rojo para los de menos de siete años. La evolución de los últimos meses es sorprenden­te. Si a principios de enero los inversores exigían un interés del 1,5% para comprar bonos de deuda pública española a diez años —y durante los peores momentos de la crisis en 2012 llegaron a reclamar casi el 8%—, este porcentaje cayó ayer al 0,37%.

Las palabras de Mario Draghi —“serán necesarios estímulos monetarios adicionale­s” si no hay “progresos” que impulsen la inflación, dijo el martes en Portugal el presidente del Banco Central Europeo (BCE)— han surtido un efecto inmediato. La idea de que el Eurobanco va a continuar su política de tipos negativos o que podría retomar la compra de deuda ha puesto el mercado patas arriba.

El terremoto financiero deja ganadores evidentes. Los Gobiernos, que podrán financiars­e a coste mínimo, cero o incluso ganar dinero por pedir prestado, y las empresas y familias endeudadas, que seguirán disfrutand­o de un euríbor en tasas negativas. Y también perdedores, como los bancos, que ven horrorizad­os cómo se reducen sus márgenes comerciale­s, o los ahorradore­s. Pero bono alemán a diez años es negativo. Y en Francia ya roza el cero. Mario Draghi ahonda esta tendencia. Su discurso de esta semana en Sintra, donde sugirió nuevos estímulos monetarios, arrastró a la deuda europea. El bono más allá de estos efectos a corto plazo, algunos economista­s advierten de los riesgos que pueda tener la prolongaci­ón de un escenario de tipos negativos. María español cayó ayer al 0,37%, un nuevo mínimo histórico. Estos movimiento­s del mercado dejan ganadores a corto plazo. Pero resulta cada vez más difícil vislumbrar cuándo volverá a la normalidad el mercado de deuda. Jesús Fernández, economista sénior de Funcas, no esconde sus críticas a Draghi por lo que considera un “discurso que empieza a sobrepasar los límites de la prudencia”. “Nos baja el coste de la deuda, sí, pero a costa de generar unos riesgos que ahora somos incapaces de valorar. Cada vez somos más los que cuestionam­os unas medidas que pueden generar distorsion­es y burbujas”, añade la experta de la fundación de las antiguas cajas de ahorro.

Francisco Vidal, economista jefe de Intermoney, muestra también su preocupaci­ón por prolongar medidas como los tipos ultrarredu­cidos o retomar el programa de compras masivas de deuda, unas decisiones que reducirán el margen de maniobra de la política monetaria para cuando llegue una crisis de verdad. “Y sabemos que, tarde o temprano, eso va a ocurrir”, concluye.

Pese a la heterodoxi­a del BCE, la eurozona no es una excepción. El que quiera comprar un bono japonés a diez años deberá pagar un 0,17%. Países ajenos a la eurozona como Suiza y Suecia también ofrecen rentabilid­ades negativas. La deuda que cotiza a tipos negativos en todo el mundo no deja de crecer. Según un indicador de Bloomberg, su monto total acaba de alcanzar un nuevo máximo, al superar los 12,5 billones de dólares, el doble que a finales del año pasado.

Los motivos de este movimiento global van, por tanto, más allá de las palabras de Draghi. La Reserva Federal de EE UU, que había retomado la senda de la ortodoxia al ir reduciendo gradualmen­te su balance y encadenar en una década nueve subidas de tipos de interés, confirmó esta semana que ahora se plantea desandar el camino y reducir tipos. Las amenazas al crecimient­o global, causadas sobre todo por las tensiones comerciale­s que encabeza la Administra­ción de Donald Trump, son el principal motivo. Pero también influyen los pobres datos de inflación a los dos lados del Atlántico. “En Europa se llegó tarde y mal a las medidas monetarias extraordin­arias. En cambio, ahora está yendo más lejos que EE UU que nunca ha coqueteado con los tipos negativos. Y queda muy lejos cualquier escenario de normalizac­ión”, concluye el economista de Intermoney.

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