Una banda musical señera del género
al que pertenece el núcleo playero de Alcossebre) y la Guardia Civil hallaron sobre las 3.30 a la chica golpeada cuyo nombre no ha trascendido. La joven estuvo ingresada hasta el jueves en el Hospital General de Castellón y después, según fuentes sanitarias, fue trasladada a un centro de Salamanca, de donde es originaria.
El propio Lírico llamó al 112 de madrugada para denunciar que una joven le estaba acosando y molestando. Al llegar, los agentes encontraron al cantante muy nervioso y con rastros de sangre en las zapatillas y en la camiseta. Al poco, hallaron a la joven malherida y detuvieron a Lírico. El lunes, el juzgado de Vinaròs ordenó su ingreso en el Centro Penitenciario de Castellón como el presunto autor de un delito de lesiones graves, cuyos detalles tampoco han trascendido.
Deprimido
Javier, vecino de David Gilaberte, Lírico, no escuchó nada raro la noche del sábado en la casa de su también amigo. Sí vio a la chica, que define como “obsesionada” con el cantante, sentada en las escaleras de su casa, intentado entrar y llamar la atención del rapero. Según este vecino, el cantante insistió a la joven en que se marchara y que le dejara en paz. De acuerdo con la misma versión, el rapero la había denunciado al menos tres veces a lo largo de un año por acoso —aunque Javier no sabe si lo hizo solo por teléfono o formalizó la denuncia— y nunca se le había hecho caso. Tras incidir en que nada justificaría que la chica haya sido agredida, recordó que un familiar del rapero ya le había pedido a la joven en Semana Santa que no volviera por su casa de Alcossebre.
Este vecino, natural también de Zaragoza, destacó que “David es un hombre tranquilo” y que su personalidad se ajusta a su nombre artístico, pero que está atravesando desde hace un tiempo un momento personal y creativo muy complicado, tras ser un ídolo y estar en la cumbre del rap en España e Hispanoamérica. En su cuenta de Twitter, Lírico tiene más de 75.000 seguidores y, un día antes de los hechos, había estado retuiteando informaciones de actualidad, sobre todo de índole ecológica y política.
El rapero se había retirado a la casa familiar de verano en Alcossebre, tras residir en Barcelona, para intentar escribir y componer. Según relató su vecino, que parecía afectado por el suceso, el cantante estaba medicándose por una depresión.
Lírico tenía tres antecedentes policiales: por posesión de hachís tras ser interceptado en la calle con síntomas de haber consumido estupefacientes; por haber sido acusado de acosar sexualmente el pasado mes de abril a una mujer en Marina d’Or, en la cercana Oropesa: y por haber quebrantado la orden de alejamiento de la mujer a la que presuntamente acosó. Por estos antecedentes no había ingresado en prisión. Hoy Lírico ocupa una celda en el módulo destinado a reclusos poco peligrosos. En plena barahúnda mediática por el veto del Ayuntamiento de Bilbao a la actuación en las fiestas de la ciudad del rapero C. Tangana por sus letras sexistas, irrumpe el suceso de Lírico —nombre artístico del zaragozano David Gilaberte—, miembro del colectivo Violadores del Verso. Junto a Kase O, Sho-Hai y R de Rumba, Lírico forma parte de una de las enseñas más respetadas del hip hop español, una marca fiable desde hace más de 20 años, que en los últimos cinco han sumado cuatro proyectos individuales de sus miembros.
El grupo es poco proclive a textos que ahondan en la cosificación de la mujer, en unos tiempos en los que se miran con lupa las letras de las canciones. Ya pasan de los 40 años —Lírico tiene 42— y no son insolentes cachorros del trap, del reguetón o del dancehall patrios.
La popularidad de la banda les ha granjeado incluso una calle en la localidad zaragozana de Illueca, inaugurada hace una década, a propuesta de la Chunta Aragonesista y con el apoyo de PSOE y el PAR, y la condición de hijos predilectos de su ciudad, Zaragoza, en 2009.
Carreras por separado
Lírico se estrenó en solitario con Un antes y un después (2012), un álbum con el que se emancipaba de la sombra de Violadores del Verso, y había girado en directo junto a su compañero Sho Hai por Colombia, Uruguay, Argentina y Chile en 2014, sin que el proyecto original que compartían se hubiera disuelto, pese a los notables trayectos de sus miembros en solitario. De hecho, las carreras individuales habían sustituido en los últimos años a los proyectos colectivos de la banda.
La música de Violadores del Verso, así como la de los sevillanos Tote King, SFDK o Shotta, el alicantino Nach, el catalán Porta o la jerezana Mala Rodríguez, forma parte desde hace dos décadas de la aristocracia creativa del hip hop español. Se trata de una hornada de músicos españoles que siempre tuvieron como referentes a artistas norteamericanos de la vieja escuela, como Big Daddy Kane, Eric B & Rakim o Gangstarr.
Sus propuestas son elaboradas, con letras rebosantes de conciencia sociopolítica y bases intrincadas, con influencias del jazz y del pop. Lírico llevaba, eso sí, desde el año 2014 sin editar material nuevo, alejado de la primera línea de la actualidad.
EL PAÍS ha intentado ponerse en contacto —sin éxito— con el representante artístico de Lírico, de Violadores del Verso y de Kase O.