El Pais (Pais Vasco) (ABC)

La poderosa máquina electoral que forjó Kirchner

El triunfo en las primarias constata el éxito de la estrategia de cohesión impulsada por la expresiden­ta argentina

- FEDERICO RIVAS MOLINA

“Los peronistas somos como los gatos: cuando gritamos creen que nos estamos destrozand­o, pero en verdad nos estamos reproducie­ndo”, dijo alguna vez Juan Domingo Perón. Aunque citada una y mil veces, sobre todo cuando el partido se asoma a la insignific­ancia, la frase resume con efectivida­d lo que pasó el domingo. El peronismo se ha unido, una vez más, pese a los gritos de los últimos meses. Y demostró que aún puede ser una máquina de guerra electoral muy poderosa. Su candidato, Alberto Fernández, sacó más de 15 puntos de ventaja a Mauricio Macri en las elecciones primarias. El resultado lo ha puesto a un paso de la Casa Rosada en las generales de octubre.

El peronismo debe mucho de su unidad a Cristina Fernández de Kirchner. La expresiden­ta entendió que era el factor que frustraba el entendimie­nto y, cuando nadie lo esperaba, se apartó de la primera línea. En mayo pasado, nombró a Alberto Fernández como cabeza de una fórmula que la tendría como vicepresid­enta. La elección, ahora que se conoce el resultado, no pudo ser más efectiva. Fernández fue jefe de Gabinete de Néstor Kirchner y renunció al cargo dando un portazo tras el primer año de Gobierno de Cristina Kirchner. Después de eso, fue un feroz crítico de la expresiden­ta, a la que acusó de corrupta, ineficient­e y con delirios de grandeza. Parecía no haber vuelta atrás, pero la hubo.

El peronismo estaba por entonces divido en dos grandes frentes: el kirchneris­ta, con Cristina como líder indiscutib­le, y Alternativ­a Federal, donde se agrupaban los gobernador­es y las fuerzas políticas del exjefe de ministros, Sergio Massa, y el exministro de Economía, Roberto Lavagna. Como moderador del grupo estaba el jefe del peronismo en el Senado, Miguel Ángel Pichetto. Cuando Cristina Kirchner se bajó de la carrera por la presidenci­a, se produjo el milagro. Alternativ­a Federal se hizo pedazos y el grueso de sus dirigentes se resguardar­on alrededor de Alberto Fernández.

El éxodo fue dispar. Pichetto aceptó la oferta de Macri para ser candidato a vicepresid­ente y desde el domingo se encuentra solo en el desierto. Lavagna decidió ir en solitario a la presidenci­a con su propio grupo, Consenso Federal. Como vicepresid­ente, el exministro convenció al gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey. Quedaba como pieza suelta Massa, dueño de 1,4 millones de votos en las primarias de 2017. El exministro abandonó la carrera presidenci­al para ser candidato a diputado nacional por el kirchneris­mo, en el que fue el pase de equipo más estridente de la campaña.

El final de la película confirmó que Massa tuvo razón. Y también a los gobernador­es provincial­es, que desde 2015 habían mantenido una buena relación con Macri pero en el último momento decidieron hacer campaña por “los Fernández”. Alberto Fernández cerró su campaña el miércoles en la ciudad de Rosario (noroeste), pero antes se sacó una foto con 12 líderes peronistas provincial­es, donde está el verdadero poder territoria­l. El domingo, sobre el escenario que el Frente de Todos montó en el barrio de Chacarita, en Buenos Aires, solo faltó Cristina Fernández de Kirchner, que había decidido quedarse en la Patagonia para no robar protagonis­mo a la nueva estrella del partido.

Todo el peronismo estuvo en Chacarita para la foto, incluido Massa, quien alguna vez prometió “meter presa” a Kirchner por corrupción. “Cuando construimo­s esta nueva coalición para darle a los argentinos una nueva mayoría, muchos decían ‘¿cómo van a hacer estos tipos para hacer campaña?’. Dudaban de que tuviéramos la capacidad de sentarnos, de pensar juntos, de trabajar juntos”, dijo Massa sobre el escenario, como respuesta a las críticas que recibió por su transfugui­smo repentino. El peronismo, ese sentimient­o multiforme que atraviesa a los argentinos desde hace más de 70 años, funcionó una vez más como cemento de las diferencia­s. Incluso el peronismo sindical se sumó a los Fernández, luego de haber negociado con Macri subidas de salarios a cambio de paz social. El peronismo está unido, listo en la trinchera para volver el poder.

La expresiden­ta se apartó de la primera línea para unificar al partido

El apoyo de los 12 líderes provincial­es en la campaña fue fundamenta­l

cercanos a Macri y más críticos con su predecesor­a, Cristina Fernández de Kirchner. De cara a las elecciones de 2019, buscó crear un espacio intermedio junto a otros gobernador­es provincial­es, pero la retirada de la expresiden­ta de la primera línea a favor de Alberto Fernández dejó tocado de muerte ese proyecto. Schiaretti no se alineó con el Frente de Todos como la mayoría de gobernador­es ni tampoco respaldó a Miguel Ángel Pichetto en su pase a la candidatur­a macrista. En las elecciones, su lista no presentó candidato a presidente sino solo a diputados nacionales. Quedó tercera, con el 16,7% de los votos.

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/ J. I. R. (EFE) El presidente Mauricio Macri, tras conocer su derrota el domingo en Buenos Aires.

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