Cruzada contra los extranjeros en EE UU
Las dificultades para obtener la residencia permanente o la ciudadanía —que los residentes legales pueden solicitar después de haber vivido entre tres y cinco años en el país— son solo una parte la estrategia de la Administración de Donald Trump para reducir el número de inmigrantes en Estados Unidos.
A pesar de que el muro en la frontera sur, el proyecto estrella de su campaña que el presidente quería que pagara México, no ha avanzando, el Gobierno ha tomado otras medidas: ha reducido drásticamente el número de refugiados —el más bajo desde 1980—, ha restringido el acceso al sistema de asilo —deben haber sido rechazados en otro país antes de poder solicitarlo en EE UU— y ha aumentado la potestad de los agentes fronterizos para detener y deportar a quienes carecen de estatus legal.
Aunque en junio y julio la cifra de detenidos en la frontera ha disminuido, EE UU arrestó en mayo a más de 132.000 migrantes, la mayor cifra registrada en un solo mes desde 2006. Las capturas han causado que más de 900 niños hayan sido separados de sus padres en EE UU en el último año. en los méritos” sin tener que someter el plan a una votación en el Congreso.
Los inmigrantes legales a los que no afectarán los nuevos estándares serán las embarazadas, los usuarios del Medicaid del espectro económico más bajo, los menores de 21 años y los miembros activos del Ejército. Tampoco perjudicarán a quienes hagan uso de la asistencia médica de emergencia, los programas de comida escolares y los préstamos estudiantiles. Los solicitantes de asilo, las víctimas de tráfico de personas, violencia doméstica y los refugiados tampoco serán medidos con esa vara. Unas 550.000 personas solicitan cada año una green card ,de las cuales cerca de 382.000 verán endurecerse los requisitos para recibirla, según el Gobierno, citado por la agencia Associated Press.
Comunidad latina
La nueva política llega en un momento sensible para la comunidad latina, que representa el 19% de la población de EE UU. Hace menos de dos semanas, en la matanza de El Paso (Texas), Patrick Wood Crusius, un hombre blanco de 21 años, mató a 22 personas e hirió a otras 24 en un tiroteo dirigido contra “los mexicanos”, según él mismo ha confesado. En el panfleto que el atacante publicó en un foro extremista de Internet antes de disparar, el joven hablaba de una lucha contra la “invasión de hispanos”. El presidente Trump utiliza esta retórica recurrentemente, cuando constantemente habla de la construcción de un muro en la frontera con México para evitar que “criminales” entren al país y lo “invadan”.
Estados Unidos hay más de 10 millones de inmigrantes irregulares. Han pasado de ser invisibles a ser el centro del discurso antimigratorio de Trump desde que llegó a la Casa Blanca. La semana pasada, con la tragedia de El Paso en la mente de todos, la policía de inmigración llevó a cabo la mayor redada en una década. Un total de 680 trabajadores de siete plantas de procesamiento de alimentos fueron detenidos en Misisipi, reavivando el temor en la comunidad extranjera, que cada vez tiene más difícil establecerse en Estados Unidos.