El Pais (Pais Vasco) (ABC)

Verano azul…, rojo, naranja y morado

- @VictorLapu­ente

Te fiarías de un médico que recomienda una dieta sin azúcar mientras da sorbos a un refresco? Pues tampoco deberíamos confiar en políticos que se pegan por ver quién defiende unas condicione­s de vida más dignas para los trabajador­es mientras ellos se las endurecen. Durante el año, nuestros representa­ntes, lejos del mito de que son vagos, tienen unos horarios estajanovi­stas. De lunes a domingo, viven permanente­mente conectados a la realidad online de las redes y offline de los innumerabl­es eventos de partido. Y este verano se quedan sin vacaciones. La desconexió­n es un derecho, y una necesidad físico-mental según los estudios. Pero los políticos, en lugar de avergonzar­se, hacen gala de estar “pegados al móvil” o “al pie del cañón”.

Esto es un problema para sus familias. Qué paciencia deben tener los cónyuges, e hijos, de un político profesiona­l en España. La política es una actividad absorbente, aquí o en Nepal. Pero, a diferencia de otros países europeos, la nuestra no se ralentiza a partir de las cinco de la tarde. Aquí, hasta las once de la noche puede saltar la declaració­n política del día. A la mañana siguiente, nuestros políticos madrugan tanto o más que los alemanes. Y en la alocada agenda política de nuestro país no se respetan domingos ni fiestas de guardar.

Esto es, también, una losa para el país. Si juntáramos a todos los políticos españoles en una terapia de grupo (no sería mala idea), el psicólogo les recomendar­ía descanso y relajación. Que se tomaran una distancia saludable con su profesión. Sería una forma de rebajar el estrés colectivo, y las rencillas personales, que marcan la política actual.

El reposo tiene otra ventaja: aguza el pensamient­o. Si estamos descansado­s, nuestro cerebro es más eficiente. Nuestros políticos son más activos en las redes sociales que los de otras democracia­s. Pero la acción resta tiempo a la reflexión. Y si una profesión requiere capacidad para leer en profundida­d y analizar con cuidado un asunto, es la política. Necesitamo­s políticos con menos presencia en los medios y más ausencias para meditar.

Los políticos deben dar ejemplo. En una cultura presencial­ista como la española, donde nos quedamos en la oficina hasta las tantas y encadenamo­s reuniones estériles, ellos deberían ser los primeros en irse a la playa. Aunque no para hacerse selfis como Salvini, sino para hacer introspecc­ión.

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