Alemania debate que empresas contaminantes paguen la limpieza urbana
Quien contamina paga. Ese es uno de los principios vertebradores del desarrollo sostenible, que el Ministerio de Medio Ambiente alemán quiere aplicar ahora a los fabricantes de productos de usar y tirar. Argumenta que el incremento de comida rápida llena las calles de basura y obliga a los Ayuntamientos a gastar buena parte de su presupuesto en limpiar el mar de colillas y vasos, bolsas y pajitas desechables. Lo que propone la ministra del ramo, la socialdemócrata Svenja Schulze, es que los fabricantes de productos de un solo uso contribuyan a financiar la limpieza de las ciudades.
“La creciente tendencia a consumir productos desechables está provocando una inundación de basura en algunas ciudades, sobre todo, en parques públicos y calles muy transitadas”, dijo Schulze. “Todo el que gane dinero vendiendo productos desechables debe estar dispuesto en el futuro a contribuir al coste de limpiar la ciudad. No es solo una cuestión ambiental, sino de justicia”, añadió. El fin último es desincentivar la fabricación de productos desechables.
Una ley para 2021
La idea es establecer por ley un reparto del coste de la limpieza de los espacios públicos para 2021, fecha en la que la UE prevé vetar productos de usar y tirar como cubiertos, platos o bastoncillos de algodón. Pero falta por ver primero hasta qué punto secunda la propuesta el Gobierno de Angela Merkel, del que es socio minoritario el partido socialdemócrata de Schulze y poco dado a las prohibiciones. En Alemania, que vive un auge de la ecología política, se consumieron 2.800 millones de vasos para bebidas calientes desechables en 2016, es decir, 34 anuales per cápita. A los vasos hay que añadirles 1.300 millones de tapas de plástico, según la Agencia Alemana de Medio Ambiente.
La ministra, que también planea prohibir las bolsas de plástico, presentó los planes junto al alcalde de Mainz, Michael Ebling, también presidente de la asociación de empresas municipales alemana (VKU), que representa entre otros a los servicios de agua y energía. “Damos la bienvenida a este cambio de paradigma, a que se amplíe la responsabilidad del fabricante a la limpieza urbana”, dijo Ebling, quien calculó que cerca de dos tercios de la basura callejera es empaquetado desechable.