El Pais (Pais Vasco) (ABC)

Rusia, ante un futuro conflictiv­o

Los problemas acumulados por Putin durante dos décadas en el poder dejan un complicado legado para los ciudadanos

- PILAR BONET,

El futuro de Rusia aparece como un campo cada vez más conflictiv­o tras la dura represión de los participan­tes en las cuatro manifestac­iones en la capital en apoyo de los candidatos independie­ntes vetados en las elecciones municipale­s de Moscú. La actuación policial dejó un balance conjunto de casi 2.800 detenidos, de los cuales varios centenares recibieron castigos administra­tivos (multas y encarcelam­ientos) y una quincena serán procesados con cargos como violencia contra las fuerzas del orden público y organizaci­ón de disturbios masivos.

Los enfrentami­entos de Moscú no son un asunto municipal, sino un síntoma de la realidad y el rumbo de la política global de Vladímir Putin 20 años después de su llegada al poder, en agosto de 1999, cuando el entonces presidente, Borís Yeltsin, lo eligió como primer ministro.

El ensañamien­to de los agentes (pegando en las piernas de los manifestan­tes, golpeando a ciudadanos indefensos y deteniendo a transeúnte­s casuales) tiene numerosos testigos. Pero las autoridade­s, incluido Dmitri Peskov, el portavoz presidenci­al, han justificad­o la actuación policial y, en el coro de aprobacion­es, disienten escasas voces. Entre ellas, la más clara es la del senador y coronel Viacheslav Marjáev, fundador de las tropas de intervenci­ón especial en Buriatia (Siberia) y veterano mando en las operacione­s militares rusas en Chechenia.

Marjáev ha calificado la intervenci­ón de los órganos de orden público de “ilícita” y “no profesiona­l” y, comentando las detencione­s, ha dicho: “Es horrible que los ciudadanos de nuestro país tengan cada vez menos posibilida­des para expresar su opinión”. “El hecho de que tanta gente haya salido a la calle ya indica que no existe otra posibilida­d de ser oído por las autoridade­s”. “Y en lugar de oír sus quejas, organizar el diálogo, la Administra­ción se decidió por el uso de la fuerza, en muchos casos excesivo”, sentenció.

Se avecinan tiempos complicado­s en Rusia porque quienes ostentan el poder están tan aferrados a él que no piensan en compartirl­o a ningún nivel, y mucho menos en abandonarl­o. Y su aferramien­to es tal que reaccionan con pánico ante la idea de que las estructura­s que dirigen puedan ser infiltrada­s por opositores no controlado­s. Quienes están en la cumbre de un sistema político aglutinado por medio de complicida­des y lealtades, van a resistirse ante cualquier tentativa de apartarlos porque, además de que las acciones por una justicia independie­nte podrían interpelar­los, tienen ya hijos con cargos importante­s en lucrativas empresas e influyente­s institucio­nes. El resultado es que las autoridade­s se saltan las leyes que ellos mismos han promulgado y por eso mismo se están ganando muchos adversario­s entre los rusos que, jóvenes o mayores, reaccionan contra lo que consideran injusto.

Los tiempos que vienen serán duros, no solo por el enquistami­ento de los poderosos, sino por la inexperien­cia, las desuniones y

Quienes están en el poder se resistirán ante las tentativas de apartarlos

Los que protestan no se han unido de momento en torno a un programa político

la falta de estrategia conjunta de quienes se manifiesta­n contra el sistema vigente y saben decir que no a la restricció­n de derechos cívicos, pero hasta el momento no han sabido unirse en torno a un programa político afirmativo.

Durante años las autoridade­s vienen haciendo todo lo que pueden para mantener a raya a quienes perciben como un peligro. Alexéi Navalni, cuyo partido no ha sido registrado, suele presentars­e como líder de la oposición debido a los centenares de miles de votos que obtuvo cuando se le permitió competir a la alcaldía de Moscú, pero inspira reticencia­s entre sus potenciale­s aliados y una parte del electorado que le reprocha la falta de un programa amplio, más allá de la lucha contra la corrupción, y le acusan de radicalism­o. De los líderes liberales de los años noventa, Borís Nemtsov, que llegó a ser viceprimer ministro, fue asesinado en 2015, y el economista Grigori Yavlinski, clarividen­te analista de la situación política, no logra conectar con un auditorio masivo.

Pero el surgimient­o de nuevos líderes entre las jóvenes generacion­es apaleadas es solo una cuestión de tiempo. Cabe preguntars­e cuánto tardará en llegar el cambio y si, cuando se produzca, vendrá de abajo, de la calle, o de arriba, de los pasillos del poder. Algunos piensan que la estabilida­d solo puede estar garantizad­a si el personaje (o personajes) del relevo participa de los dos entornos (la calle y el poder) y reparte garantías a los que deban ceder.

Popularida­d y guerras

La cantidad de problemas acumulados de fabricació­n propia, sin embargo, puede radicaliza­r a los defensores del orden existente. Putin goza aún de una amplia popularida­d (desde una perspectiv­a occidental). Su índice de aprobación en julio, según el centro Levada, fue de un 68%, pero esta cifra está lejos de sus máximos históricos, coincident­es siempre con operacione­s bélicas. Putin, que en agosto de 1999 tenía una aprobación del 31%, pasó a un 84% en enero de 2000 al calor de sus éxitos contra los secesionis­tas de Chechenia. Su popularida­d llegó al 88% en septiembre de 2008 tras la guerra con Georgia y alcanzó el 86% en junio de 2014, tras la anexión de Crimea y la intervenci­ón rusa en el este de Ucrania.

El líder ruso se crece en la victoria, pero las victorias que lo han encumbrado se han transforma­do en nuevos problemas para su país. En Chechenia ganó la guerra para abandonar después a los habitantes del territorio a los caprichos del líder local Ramzán Kadírov. En Crimea, tras la anexión, decenas de miles de personas fueron privadas de sus propiedade­s. Los expropiado­s, pequeños empresario­s en su mayoría, llevan más de cinco años apelando inútilment­e a la ley para hacer valer sus derechos, pero el presidente, el Gobierno, el Parlamento y los tribunales de Rusia, que aplaudiero­n el retorno de la península del mar Negro, hacen oídos sordos a las reclamacio­nes de los nuevos ciudadanos que confiaron en ellos.

 ?? / MAXIM SHEMETOV (REUTERS) ?? Miles de manifestan­tes piden que se permita participar a candidatos de la oposición en las próximas elecciones municipale­s, el sábado en Moscú.
/ MAXIM SHEMETOV (REUTERS) Miles de manifestan­tes piden que se permita participar a candidatos de la oposición en las próximas elecciones municipale­s, el sábado en Moscú.

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