Greta Thunberg: “La gente debe unirse para presionar a los poderosos”
La joven sueca erigida en icono de la lucha contra el cambio climático parte hacia Nueva York en un velero ecológico
Greta Thunberg, la adolescente sueca erigida en icono mundial del activismo verde, puso ayer rumbo a Nueva York a bordo de un velero de alta tecnología que le permitirá eludir esos vuelos en avión que tanto denosta por sus emisiones de CO2. Serán dos semanas de travesía. El objetivo es asistir a la cumbre sobre el cambio climático auspiciada por la ONU el 23 de setiembre. Y, según sus palabras antes de partir desde el puerto de Plymouth (suroeste de Inglaterra) alentada por un grupo de seguidores, quiere llevar el mensaje de que “la gente debe unirse para presionar a los poderosos”.
Aún con el recuerdo de los mareos que había sufrido durante el ensayo marítimo de la víspera —nunca había navegado—, aunque muy animada ante la oportunidad de cruzar el Atlántico, la joven de 16 años emprendió la travesía a modo de “aventura”. Y en una compañía tan insólita como la de un miembro de la familia real monegasca, Pierre Casiraghi, el hijo de la princesa Carolina que le ofreció el Malizia II. Completan la expedición el patrón alemán Boris Hermann y el cineasta Svante Thunberg, que documentará los pasos de su hija Greta.
El velero, de 18 metros de eslora, es un prodigio de la tecnología, equipado con paneles solares y turbinas submarinas que alimentan los instrumentos de navegación. La tripulación dormirá en sacos sobre el suelo, se nutrirá con comida vegana liofilizada (no hay cocina, solo un hornillo de gas para calentar el agua: el único consumidor de energía fósil) y usará como retrete una cubeta de plástico. “No se puede pedir más cuando cruzas gratis el Atlántico. Pasaré el tiempo leyendo y contemplando el océano”, manifestó Greta, quien dijo que lo único que le preocupaba era no estorbar.
La adolescente, que padece el síndrome de Asperger, decidió el pasado verano plantar su protesta contra el cambio climático ante la sede del Parlamento sueco. Fue el inicio de un movimiento de huelgas escolares (los viernes) a las que logró arrastrar a más de millón y medio de estudiantes en todo el mundo.
En Nueva York, se prevé que suba al estrado de la cumbre que tiene como anfitrión al secretario general de la ONU, Antonio Guterres. También participará en las protestas ecologistas convocadas ante el evento, ocasión de oro para que el poderoso lobby antiacción climática de EE UU —que cuenta con la complicidad del presidente Donald Trump— la retrate como una radical descarriada.
“Soy una de las muy, muy pocas personas en el mundo que pueden hacer esto y creo que tenía que aprovechar la oportunidad”, dijo Greta sobre la travesía. La joven había afirmado que ve una pérdida de tiempo reunirse con Trump. Por ello ayer le preguntaron por qué no intentaba encontrarse con él. “No soy tan especial. No puedo convencer a cualquiera. En vez de hablar conmigo y con los niños y adolescentes que se manifiestan, deberían estar reuniéndose con científicos y expertos en la materia”, respondió.
La adolescente, que se ha tomado un año sabático para poder cumplir con su agenda, planea también visitar Canadá y México antes de asistir a la conferencia climática de Santiago de Chile, en diciembre. Nadie de su entorno ha explicado por qué medio regresará a Suecia.