El Pais (Pais Vasco) (ABC)

Los nubarrones económicos arrastran las Bolsas y llevan al Ibex a su mínimo anual

Los inversores se refugian en el mercado de bonos y las pérdidas llegan a Nueva York, que vive una de las peores jornadas del año

- C. DELGADO / L. DONCEL,

dato marca definitiva­mente el fin de una década dorada”, auguró Carsten Brzeski, economista jefe de ING.

El pasado febrero, Alemania ya evitó la recesión por la mínima, al estancarse en el cuarto trimestre de 2018 en un 0,0% tras perder dos décimas en el trimestre anterior. Se considera recesión técnica cuando el PIB acumula bajadas durante dos trimestres consecutiv­os. De ahí que haya que esperar a los datos del periodo julio-septiembre para saber si ahora cae en una.

Martin Wansleben, director de la asociación de cámaras de comercio e industria (DIHK), describió ayer un estado de ánimo empresaria­l en horas bajas. “En nuestras encuestas, las empresas reflejan un panorama sombrío. Las expectativ­as de negocio disminuyen en todos los sectores y en el caso de la actividad exterior las expectativ­as no habían sido tan bajas en 10 años”.

Estímulo público

La canciller Angela Merkel encara así la recta final de su mandato con un reto mayor entre manos. Los problemas parecen haber llegado para quedarse. La confianza del consumidor, otro de los indicadore­s que dan señales sobre ese difuso ente que es el sentimient­o del mercado, lleva tres meses a la baja.

Y mientras se recrudece el choque entre EE UU y China, y la UE y el Reino Unido parecen más distantes que nunca a cuenta del Brexit, las voces que reclaman a Alemania que aparque de una vez la austeridad e inyecte estímulos públicos a su economía en sectores como infraestru­cturas, educación o energías renovables son crecientes. Incluso Merkel abrió tímidament­e la puerta a esa posibilida­d, tantas veces pospuesta como reclamada desde instancias económicas como el Fondo Monetario Internacio­nal o el BCE. “Es verdad que afrontamos una fase difícil. Reaccionar­emos según la situación”, afirmó críptica el pasado martes en un acto en Stralsund, al norte del país.

Pese a las malas cifras, que dejan el crecimient­o interanual en un pírrico 0,4% —el Gobierno espera que sea del 0,5% en el conjunto del año—, Alemania cuenta, a priori, con un amplio margen de maniobra debido a un endeudamie­nto mucho menos pronunciad­o que el resto de socios y la posibilida­d de financiars­e a tipos de interés extremadam­ente bajos o incluso negativos.

Pero puede no ser la única perjudicad­a. Fuera de sus fronteras, el brusco parón de su economía puede tener un efecto arrastre para países como España, que dirige hacia allí en torno al 10% de sus exportacio­nes. “Las perspectiv­as para el tercer trimestre por ahora no apuntan a una mejora y es posible que veamos a Alemania entrando en recesión. Y aunque no fuera así, el crecimient­o será probableme­nte muy flojo, con lo que va a seguir arrastrand­o hacia abajo la actividad de toda la zona euro. El mayor riesgo ahora es que la debilidad del sector industrial se extienda al sector servicios, que es el que está soportando el crecimient­o en Europa”, apunta Ángel Talavera, de Oxford Economics. Las Bolsas europeas tiemblan ante las señales de debilidad económica. Las estadounid­enses se han instalado en las turbulenci­as por el pulso comercial entre Donald Trump y China. Alemania publicó ayer el dato que los analistas ya anticipaba­n: una caída de su PIB del 0,1% en el segundo trimestre del año. La primera economía de la eurozona bordea así la recesión. La respuesta en los mercados fue inmediata. El Ibex 35, el selectivo más representa­tivo de la Bolsa española, bajó un 1,98%. Se quedó en los 8.522,7 puntos, su mínimo anual. Además, el batacazo de ayer es una gota más en un vaso rebosante de malas jornadas y arrastró al Ibex a pérdidas anuales: ahora cotiza un 0,2% por debajo del arranque del año.

Los mercados estadounid­enses también entraron en barrena. Pese a que el martes habían disfrutado de una jornada positiva después de que Donald Trump retrasara algunos de los aranceles para China, ayer volvieron las pérdidas, acercándos­e a uno de los peores días del año. A dos horas del cierre, al otro lado del Atlántico el S&P bajaba el 2,43% y el Dow Jones, el 2,37%. El Nasdaq se dejaba el 2,94%.

El resto de grandes plazas europeas también se tiñeron de rojo. Algunas incluso más oscuro que la Bolsa española: el conglomera­do europeo Eurostoxx se dejó el 2,04%; el parqué de Fráncfort bajó el 2,19%; Milán, el más afectado, perdió más del 2,5%; París, el 2%; y Londres amortiguó la bajada a cerca del 1,4%.

Las consecuenc­ias de las malas noticias en Alemania no se limitaron a las Bolsas. Los inversores, como ya ocurrió la semana pasada tras las tensiones protagoniz­adas por el yuan, se refugiaron en el mercado de deuda, considerad­o como uno de los más seguros. Con este movimiento, llevaron las rentabilid­ades del bono de Alemania y EE UU a mínimos. El bund alemán ya ofrece un interés del -0,65%. Francia también ahonda este camino de deuda con intereses negativos. Y

como JP Morgan, UBS y Bank of America Merrill Lynch rebajaran el precio objetivo de la acción y alertaran de los riesgos que se ciernen sobre el negocio nacional e internacio­nal de la empresa que preside José María Álvarez-Pallete.

En lo que va de año, pierde más del 16% de su valor y su capitaliza­ción en Bolsa es de 31.000 millones de euros, 10.000 millones menos que cuando terminó el ejercicio de 2017. Todo el sector de las telecomuni­caciones se está viendo muy castigado, y en el caso de la española se suma la fuerte apuesta por el fútbol, la exposición en Argentina, con el peso en picado, y el Reino Unido, al borde del Brexit duro. el bono del Reino Unido a 10 años cayó cinco puntos, al 0,44%. El rendimient­o del bono español cayó al 0,14%, con la prima de riesgo en 79 puntos básicos.

Además, los analistas prestaron especial atención a un fenómeno que se produjo en los mercados de deuda de EE UU y del Reino Unido. La inversión de la curva de deuda de ambos países —esto quiere decir que se produce la anomalía de que en el mercado secundario se pagan mayores intereses por la deuda a corto plazo que por la de largo— anuncia malos tiempos para la economía. En otras ocasiones, este fenómeno ha servido para presagiar una recesión, aunque algunos economista­s insisten en que este indicador ha perdido validez a la hora de anunciar cambios de tendencia en la economía. Pese a las dudas sobre su significad­o real, los inversores se fijan en que tanto en EE UU como en el Reino Unido ya se ha producido la temida inversión de la curva de deuda. En el caso estadounid­ense, es la primera vez que pasa desde 2007, justo antes de que estallara la Gran Recesión.

La economía alemana flaquea por la amenaza de un Brexit a las bravas cada vez más cercano, el contagio de la guerra comercial que mantienen EE UU y China y una industria del automóvil que pasa por momentos muy complicado­s. La caída en la producción de coches de los dos últimos años solo puede compararse a la que el sector experiment­ó durante la crisis de 2008.

A los problemas de la mayor economía de la eurozona se unió la inestabili­dad en Italia. El Senado de este país, con los votos del Movimiento 5 Estrellas y del Partido Demócrata, tumbó el martes la propuesta presentada por el líder de la Liga, Matteo Salvini. El vicepresid­ente y ministro del Interior pretendía debatir el martes la moción de censura que presentaro­n la semana pasada contra el primer ministro Giuseppe Conte. No se vota por ahora, pero queda claro que Salvini busca dinamitar la coalición de Gobierno lo antes posible.

Dudas en Argentina

A la Bolsa española, además, se le añade un elemento extra de incertidum­bre respecto a los mercados vecinos: Argentina. La victoria del candidato peronista en las primarias, Alberto Fernández, generó miedo en los mercados, el desplome del peso y el hundimient­o de sus bonos. Y esto hace que las compañías españolas más expuestas a inversione­s en Argentina —Telefónica, BBVA y Santander sobre todo— también sufran.

Casi todos los valores cayeron. Los bancos y las empresas de materias primas encabezaro­n las bajadas, pero los batacazos se produjeron en casi todos los sectores. Lideró Arcelor las pérdidas, con el 7,7%. Ence bajó el 4% y Acerinox, el 3,77%. Los bancos volvieron a verse duramente golpeados, con caídas de todos, en especial, Bankia (-5%), Bankinter (-4,8%) y Sabadell (-4,8%). Santander bajó el 3,38%. BBVA, más del 2,5%. Telefónica cayó otro 4,2% y perdió incluso los seis euros por acción. Másmóvil retrocedió el 4,1%. IAG, más del 3,7%.

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