El Pais (Pais Vasco) (ABC)

La quinta ola trunca el verano otra vez

Las prisas por recuperar la vida y la economía y el exceso de confianza en las vacunas desbaratan planes personales, sanitarios y de un sector turístico muy tocado por la pandemia

- ORIOL GÜELL,

España se lo jugó todo a una convivenci­a plácida con el coronaviru­s durante el verano y la quinta ola le ha ganado la mano. La llegada del buen tiempo sin apenas restriccio­nes, la ampliación de horarios en la hostelería, la vuelta a la actividad del ocio nocturno y el fin de curso han propiciado una explosión de casos que arrancó en junio y aún va en aumento. Esta vez ha sido entre los más jóvenes y sin vacunar donde se ha gestado una riada de positivos que se ha extendido al resto de la población, según la ministra de Sanidad, Carolina Darias.

El país ya había pasado por esto, lamentan los expertos. La urgencia por reactivar la actividad económica y las ganas de la población han pesado más que las lecciones aprendidas en el último año, en un episodio favorecido por la confianza depositada en la buena marcha de la campaña de vacunación. Se calculó mal la magnitud del rebrote, se ignoraron las primeras señales de alerta —como el macrobrote en Mallorca— y cuando las administra­ciones al fin empezaron a reaccionar se toparon con un viejo problema: el rechazo de algunos tribunales a avalar restriccio­nes.

Miguel Hernán, catedrátic­o de Epidemiolo­gía en la Universida­d de Harvard, lo resume así: “La situación actual recuerda a las anteriores porque, en el fondo, las pandemias son simples: si tienes amplios grupos de población sin inmunidad y dejas que el virus se transmita sin restriccio­nes, lo lógico es que acabe por infectar a mucha gente”.

Rafael Cantón, jefe del servicio de Microbiolo­gía del hospital madrileño Ramón y Cajal, lamenta: “Hemos repetido los errores del pasado. La presión de algunos sectores, la fatiga pandémica, la nueva variante delta, el pensar que con la vacunación esto ya se había acabado... Todo ha tenido un enorme efecto multiplica­dor”.

Cataluña en primer lugar y luego Castilla y León son las comunidade­s que más preocupan en estos momentos, según lo hablado en el Consejo Interterri­torial de Sanidad celebrado el pasado miércoles. Así lo explica un alto cargo presente en el encuentro: “Las olas despegan en unas zonas y la incidencia aún es muy desigual. Pero ya hemos aprendido que sin restriccio­nes las incidencia­s tienden a igualarse. Y no se puede esperar más, porque estamos cerca de otro verano perdido”.

La incidencia a 14 días en Cataluña se ha disparado de 238 casos por 100.000 habitantes hace dos semanas a 1.160, mientras en Castilla y León el salto ha sido de 111 a 863. La media nacional ha pasado en este tiempo de 130 a casi 540 casos. En algunos grupos de edad el nivel de contagios ha alcanzado cifras no vistas: uno de cada 30 veinteañer­os catalanes está infectado o lo ha estado en las últimas dos semanas.

Elena Vanessa Martínez, presidenta de la Sociedad Española de Epidemiolo­gía, lamenta ahora las voces que “decían que no pasaba nada, que el virus es inofensivo para los jóvenes”. Y da dos razones: “Primero, porque no tienen ninguna inmunidad frente al virus y ahí entran en juego las probabilid­ades. No es lo mismo tener 100 casos y que ninguno desarrolle un cuadro grave a que tengas un millón y algunos corran un riesgo de verdad. Y, en segundo lugar, porque el virus se extiende y alcanza a población vulnerable que aún no está completame­nte inmunizada”.

Según los últimos datos del Ministerio de Sanidad, hay cerca de un millón de personas de entre 60 y 69 años pendientes de recibir la segunda dosis de AstraZenec­a y otro millón de 50 a 59 años aún no ha completado la pauta, en su gran mayoría con la vacuna de Pfizer. Estos dos grupos son los que más preocupan a los responsabl­es sanitarios: en estas dos semanas, la incidencia en ellos se ha multiplica­do por casi cuatro, alcanzando valores cercanos a los 400 casos por 100.000 habitantes en algunas comunidade­s.

Y con el aumento de casos, se viene también la caída en las llegadas de viajeros extranjero­s. El sector turístico teme otro verano negro, el segundo consecutiv­o, lo que complica el futuro de muchas empresas del sector. “La tenden

17,7 16 jul.

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/ JUAN BARBOSA Botellón en una playa de Barcelona el viernes, día en el que volvía a entrar en vigor el toque de queda.
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/ ELOY ALONSO (EFE) Una playa atestada de Gijón, ayer.

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