Intrusismo y redes sociales
Cirujanos y clínicas están muy expuestos al ojo público. Muchos recurren a las redes sociales y a las para publicitar sus tratamientos y cirugías. Tiene su parte buena: “Ha ayudado a que haya un auge de la cirugía”, cree Francisco Gómez Bravo, presidente de la Aecep. Y tiene su parte mala: que supuestos profesionales, que en realidad no lo son, usen las redes sociales para publicitarse. “Hemos visto cómo se utilizan fotogramas engañosos: desde efectos de la luz que pueden alterar la percepción de los resultados hasta el uso del Photoshop vendiendo un resultado falso. No hay un control y es muy peligroso. Hay personas que se aprovechan, falsos cirujanos, sin títulos de especialista”, añade el cirujano plástico. “A la gente le confunde y acaban creando expectativas poco realistas, que generan frustración”, apunta Mar Mira, de Mira + Cueto.
El intrusismo es uno de los grandes males del sector. “Se ha abierto una especie de popurrí de muchos profesionales que se denominan especialistas en prácticas para las que no están formados”, dicen desde la Aecep, que exige a todos sus miembros, aparte de la carrera de Medicina y la especialidad de Cirugía Plástica, Estética y Reparadora, una experiencia ejerciendo de al menos cinco años más. “El hecho de que un médico, solo por serlo, pueda hacer de todo es algo del siglo pasado. Necesitamos aumentar la concienciación entre los pacientes, para que puedan y sepan informarse bien, por su salud”, añaden en la Secpre. Porque no acudir a las manos adecuadas tiene graves riesgos para la salud, muchas veces irreversibles. rias sesiones, de una a tres al año. Lo que se solicita en mayor medida son las inyecciones de toxina botulínica y de ácido hialurónico para rejuvenecer el rostro. “Las ventas de estos dos tratamientos han crecido por encima del 10% en los últimos años. La toxina botulínica fue el más demandado, seguido del relleno de labios, a pesar del uso de las mascarillas”, dicen en Laboratorios Galderma, que comercializa el ácido hialurónico Restylane y la toxina botulínica Azzalure. Solo de Restylane, que cumple 25 años desde su lanzamiento, se han vendido 50 millones de tratamientos en el mundo.
Ahora que las mascarillas no son obligatorias en exteriores ha ganado importancia la parte inferior del rostro. “Ha aumentado la demanda de tratamientos para los labios y alrededores, cuando antes los protagonistas absolutos eran los ojos”, confirma Mar Mira, codirectora de la clínica de medicina estética Mira + Cueto.
Puede que lo cuenten menos o, directamente, que no lo digan, pero cada vez más hombres sucumben a la medicina estética. Según la Seme, el mercado mundial masculino crecerá a una tasa anual de un 7% hasta 2024. “Los hombres ahora piensan de otra manera y a nivel estético quieren verse bien, igual que las mujeres”, indica Cristina Sánchez.
Revolución del injerto
Prueba de ello es la revolución de los injertos de pelo, sobre todo en hombres en torno a 30 años. España se ha convertido en muy poco tiempo en un referente mundial en trasplante de pelo, y más ahora que se han reducido los viajes a países como Turquía. En España se realizan más de 2.000 injertos de pelo al mes, calcula el especialista Jaime Tufet. En su centro de Cirugía Capilar Internacional se hacen unas 60 intervenciones al mes.
En este campo, las mujeres siempre han sido minoría: suponen entre el 5% y el 10% de los pacientes. Aunque en los centros de Svenson las mujeres son el 52%, frente al 48% de los hombres. “Los problemas capilares y la alopecia han dejado de ser un tema tabú para ellas”, señalan en esta empresa, que se estableció en España hace 50 años y que cuenta con 40 centros propios en los que se aplican más de 120.000 tratamientos capilares al año.
La pandemia no frenó el deseo de muchos españoles de estrenar pelo, una intervención que ronda los 4.500 euros, aunque puede llegar hasta casi 6.000 euros. “El año 2020 ha sido el del máximo pico de crecimiento, haciendo que todas las clínicas capilares estuviesen
En medicina estética, lo más solicitado fueron la toxina botulínica y el ácido hialurónico
con una ocupación del 100%”, dice Tufet.
Y del pelo a los dientes. O más bien al diseño de sonrisas. “La demanda de estética dental está en auge. La tecnología digital ha permitido que los tratamientos de carillas sean menos invasivos, y las ortodoncias con alineadores trasparentes, más rápidas y cómodas. También los blanqueamientos dentales son muy demandados”, señala Carlos Saiz, odontólogo experto en estética dental, al que algún medio de comunicación ha bautizado como el dentista de los famosos. Ha tratado a más de
Se realizan en torno a 2.000 implantes de pelo al mes a un precio medio de 4.500 euros
16.000 pacientes con la técnica de microcarillas sin tallado del diente natural, un tratamiento que cuesta desde 650 euros por diente. “Tras el confinamiento de marzo no notamos una recesión en el número de tratamientos estéticos, sino más bien un ligero aumento”, indica Saiz.
Mucho ha llovido desde que en 1887 se realizó la primera rinoplastia estética en Estados Unidos. El sector ha tenido que sobreponerse a la mala imagen que supuso el uso abusivo de la silicona. De hecho, “rara es la vez que no ves a pacientes con estos productos”, indica Antonio de la Fuente. Y al llamado efecto Michael Jackson — tantas operaciones desfiguraron su rostro—.
Lo ha conseguido perfeccionando las técnicas, cada vez menos invasivas. El reto del sector es obtener resultados cada vez más naturales, a pesar de que en algunas culturas, como la latinoamericana, la moda sea la exuberancia. El presidente de la AECEP cree que España vive la tercera innovación técnica. “Hubo una primera fase en la que las cirugías eran muy notorias. La segunda fase se basó en evitar el look operado. Ahora avanzamos al siguiente nivel: que un pecho con prótesis no solo quede bien en la foto, sino que al tocarlo uno no se dé cuenta de que no es una mama”, indica Gómez Bravo. Naturalidad en el tacto y el movimiento.