El Pais (Pais Vasco) (ABC)

Encierro y muerte del doctor Al Bursh

El reputado médico palestino falleció el 19 de abril después de pasar cuatro meses preso del ejército israelí. Su cuerpo no ha sido devuelto

- L. DE V. Jerusalén

“Moriremos de pie, no nos arrodillar­emos”. Este es el último mensaje que el reputado doctor Adnan al Bursh, jefe de Traumatolo­gía del hospital Al Shifa de Ciudad de Gaza, escribió en su perfil de la red social Facebook y en X. Lo publicó el 20 de noviembre, con ese centro sanitario, el mayor de la Franja, asaltado y ocupado por el ejército de Israel. Días después, esas mismas tropas lo detuvieron cuando seguía ejerciendo en otro hospital del norte de Gaza, el Al Awda (campo de refugiados de Yabalia), también asaltado por los militares. Tras cuatro meses de arresto, el 19 de abril, Al Bursh, de 50 años, murió en la prisión israelí de Ofer, junto a Ramala (Cisjordani­a ocupada), según denunciaro­n el jueves dos ONG en un comunicado, la Comisión para Asuntos de Detenidos Palestinos y el Club de Prisionero­s de Palestina, que citan fuentes de la Autoridad General de Asuntos Civiles de la Autoridad Nacional Palestina (ANP). El ejército israelí ha confirmado la muerte del médico al periódico The Times of Israel, así como las autoridade­s penitencia­rias a la cadena BBC. Se desconocen por el momento los detalles y motivo de su fallecimie­nto.

El número de detenidos palestinos que han perdido la vida durante la contienda actual en cárceles israelíes y reconocido­s e identifica­dos por las autoridade­s del Estado judío se eleva a 18, según la Comisión y el Club de Prisionero­s, que aluden a “la tortura, el hambre y los delitos médicos [falta de asistencia]”. La cifra total de muertos, aunque no todos identifica­dos, ascendía hace dos meses a 27, según datos obtenidos en marzo por el diario israelí Haaretz. En el caso de Al Bursh, el comunicado de las organizaci­ones habla de “asesinato deliberado” que se enmarca en la campaña de Israel contra el sistema sanitario palestino.

En los seis primeros meses de guerra han muerto 722 empleados del sector en Gaza, según la ONU. Cuando a mediados de noviembre el ejército asaltó el hospital Al Shifa aseguró que bajo esas instalacio­nes se hallaba el mando central de Hamás, algo que las autoridade­s de Israel nunca demostraro­n.

Fue una inusual llamada del centro de coordinaci­ón entre las autoridade­s de Israel y las de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) en Cisjordani­a la que anunció la muerte del médico, explica por teléfono el director del Club de Prisionero­s Palestinos, Abdalá al Zaghari. De inmediato, añade, se avisó a su familia en Gaza, que

desconocía el penal en el que lo mantenía Israel. Formado como médico en el extranjero, Al Bursh se forjó una fama importante en Gaza, sobre todo en los momentos más críticos. “Cuando regresó desde el extranjero a Gaza en 2010, se pusieron implantes de platino por primera vez. A mí me realizó una cirugía del ligamento cruzado, y, desde entonces, somos amigos y he seguido siendo su paciente”, explica el reportero gazatí Hosam Salem desde Turquía.

Las autoridade­s israelíes entregaron el jueves en Gaza el cuerpo de otro palestino muerto bajo su custodia, Ismael Abdulbari Rajab Khader, de 33 años, pero no lo hicieron con el cadáver del médico, según afirman las fuentes palestinas. Mientras tanto, no hay pruebas fehaciente­s que expliquen el motivo de la muerte.

Al Bursh “aguantó de guardia

en el último momento, trasladánd­ose de un hospital a otro dentro de Gaza para atender a los heridos, hasta que fue detenido en diciembre de 2023”, añade el comunicado de las ONG. En el mismo se denuncia también la muerte de Rajab Khader. Su cuerpo fue devuelto junto a un grupo de detenidos enviados de vuelta a Gaza a través del paso de Kerem Shalom (Kerem Abu Salem, en árabe), que separa Israel de Rafah, en el extremo meridional del enclave.

Marwam al Hems, director del hospital Abu Yousef Al Najjar de Rafah, analizó el cadáver del preso de 33 años al llegar a Gaza el jueves. “Al examinar el cuerpo, se encontraro­n marcas de tortura en sus muñecas, así como hinchazón en hombros, rodillas y pecho. El prisionero murió dentro de la prisión bajo tortura. No sabemos si tenía un coágulo [de sangre]. Pero

está claro que murió dentro de la cárcel”, según el testimonio que aparece en un comunicado de las ONG Addameer, Al Mezan, Al Haq y el Centro Palestino para los Derechos Humanos. Estas cuatro organizaci­ones temen que, según los testimonio­s que han recogido de prisionero­s, el número de muertos sea mayor. Por eso reclaman una evaluación independie­nte e internacio­nal de la situación de los prisionero­s palestinos, con acceso por parte de abogados y del Comité Internacio­nal de la Cruz Roja, y apelan, al igual que el Ministerio de Sanidad de Gaza, donde gobierna Hamás, a institucio­nes como la ONU o el Tribunal Penal Internacio­nal de La Haya.

Humillacio­nes

La ONU ha recogido en el paso de Kerem Abu Salem testimonio­s de algunos detenidos al ser devueltos a Gaza. Según el comisionad­o general de la agencia para los refugiados palestinos (UNRWA), Philippe Lazzarini, los desnudan, los cargan en camiones con los ojos tapados, los someten a un trato inhumano mientras permanecen incomunica­dos y sufren torturas como ataques con perros, golpes o les sumergen la cabeza en agua para simular que van a ser ahogados.

La sección número 23 de la cárcel de Ofer, penal donde se encontraba el médico Al Bursh, es donde Israel mantiene recluidos a los prisionero­s de la Franja, según los testimonio­s de aquellos que han sido liberados. “En la sección de al lado mantenían a presos de Gaza. Solíamos escuchar los alaridos, los gritos, los aullidos como perros… Lo peor”, rememora Munther Amira, un activista de Cisjordani­a de 53 años, que permaneció allí dos meses y medio sufriendo humillacio­nes, maltrato y vejaciones hasta que fue liberado en febrero con 33 kilos menos.

Un facultativ­o israelí ha alertado de las condicione­s en las que las autoridade­s de su país mantienen a los detenidos en Gaza. “Justo esta semana, a dos prisionero­s les amputaron las piernas debido a lesiones de las ataduras, lo que, por desgracia, es algo que ocurre de manera rutinaria”, denunció a finales de marzo un médico en una carta enviada a responsabl­es de Defensa, Sanidad y Justicia de Israel, según el diario Haaretz. Los reclusos, añadió, son alimentado­s a través de pajitas, defecan en pañales, están con los ojos tapados y permanecen inmoviliza­dos las 24 horas del día.

Los hechos denunciado­s tienen lugar en el centro de detención Sde Teiman, abierto para acoger a arrestados durante la presente guerra, que comenzó el 7 de octubre, cuando Hamás asesinó a unas 1.200 personas en territorio israelí, según datos oficiales. Se encuentra en los alrededore­s de la ciudad de Beer Sheba, en el sur del país y a unas decenas de kilómetros de Gaza, donde tropas israelíes han matado ya a más de 34.600 palestinos en la presente contienda, según cifras oficiales.

“Atendió a los heridos hasta ser detenido”, dicen dos ONG en un comunicado

Las autoridade­s israelíes reconocen la muerte de 18 presos palestinos

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Al Bursh atiende a un herido en el hospital Al Shifa, en una foto del Club de Prisionero­s Palestinos.

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