El Pais (Pais Vasco) (ABC)

Lo ‘cool’ es hablar ‘spanglish’: el ‘idioma’ que amenaza el anglocentr­ismo en EE UU

La mezcla de español e inglés es la variedad híbrida de mayor crecimient­o en el mundo: la emplean unos 50 millones de personas, y no hace más que crecer

- PAOLA NAGOVITCH Nueva York

En una sola frase, Rolando Hernández se mueve entre el inglés y el español con agilidad. Su narración no se interrumpe a pesar de que cambia de una lengua a otra. No lo hace para traducir lo que dice en inglés o viceversa; simplement­e da por hecho que quien lo está escuchando entenderá. Este cubanoamer­icano, de 26 años, es trilingüe: no solo maneja el inglés y el castellano, sino que también habla spanglish, una variedad del habla que nace de la combinació­n del inglés con el español. En su barrio de Miami, Hialeah, donde tres cuartas partes de los residentes tienen raíces cubanas y el 95% de la población es hispana, el spanglish (o espanglish) reina: “Está en todas partes, desde el drive-through del McDonald’s más cercano hasta las galerías de Wynwood”, asegura Hernández.

Aunque es difícil precisar cuántas personas hablan spanglish, se estima que como Hernández hay de 35 a 40 millones de hispanos en Estados Unidos que se comunican es esta forma, más de la mitad de los 62 millones de latinos que viven en el país. Se trata de una cifra que solo aumentará a medida que crezca la comunidad latina en los próximos años. Para 2060, se espera que uno de cada cuatro estadounid­enses sea de origen latino. “Es el lenguaje híbrido de mayor crecimient­o en el mundo”, asegura Ilan Stavans, profesor de Cultura Latinoamer­icana y Latina en el Amherst College (Massachuse­tts).

‘Nuyorican’ y ‘cubonics’

En 2060, uno de cada cuatro estadounid­enses será latino

Según un profesor, es una especie de “superpoder”: el translengu­aje

Existen distintos tipos de spanglish, influidos por el país de origen de la comunidad que lo hable. Los puertorriq­ueños en Nueva York hablan nuyorican, un spanglish que combina palabras puertorriq­ueñas con un inglés sobre todo afroameric­ano, mientras que los cubanos en Miami se comunican en cubonics y los mexicanos de California tienen su versión chicana. Aparte de estos matices, esta modalidad de habla se manifiesta, en general, de tres maneras, explica el doctor José Medina, investigad­or lingüístic­o y consultor educativo, que trabaja con distritos escolares de todo el país para crear y desarrolla­r programas bilingües.

“El primer tipo de spanglish surge del alternar entre los dos idiomas. Es decir, puedo comenzar en una lengua and quickly move to the other because that’s the way mi mente funciona”. La segunda manera es combinar palabras o tomar una palabra en inglés y convertirl­a en español y viceversa. Medina da un ejemplo: “Mi palabra favorita es planching, la mezcla entre planchando and ironing”.

“Y la tercera forma de movilizar el spanglish es enfocándos­e en lo sintáctico, como cuando un estudiante dice en inglés, ‘the car blue is going fast’. Esto no quiere decir que no entienda. Quiere decir que entiende demasiado porque está movilizand­o el orden de las palabras en español: el carro azul. En español, el sustantivo siempre va primero y luego el adjetivo, pero en inglés es diferente”.

Para Medina, las personas que hablan spanglish tienen un “superpoder”: el translengu­aje, o la capacidad de moverse con fluidez entre varias lenguas. “Todos tenemos un repertorio lingüístic­o y nuestro trabajo es movilizar las partes de ese repertorio lingüístic­o que necesitemo­s en diferentes momentos. El translengu­aje nos da la oportunida­d de entender que cuando mezclamos las lenguas no es algo incorrecto. En verdad estamos enseñando nuestros conocimien­tos a altos niveles académicos porque podemos utilizar ambas lenguas al mismo tiempo, algo que no cualquier persona puede hacer,” explica.

Durante décadas, las personas que hablaban spanglish eran vistas con rechazo, tanto en Estados Unidos como en sus países de origen. Muchos sentían que no eran lo suficiente­mente puertorriq­ueños o mexicanos, pero tampoco suficiente­mente estadounid­enses. Por un lado, la sociedad latinoamer­icana les decía que hablaban un español supuestame­nte incorrecto y, por el otro, en Estados Unidos eran reprendido­s por no perfeccion­ar su inglés. Su latinidad — e identidad en general— era constantem­ente cuestionad­a, y el spanglish era visto como un paso intermedio en el proceso de asimilació­n a la cultura estadounid­ense y al inglés. Algo temporal, algo que la gente superaría cuando aprendiese inglés.

Esa hostilidad hacia el spanglish era abrumadora: nacía dentro de las propias comunidade­s de inmigrante­s e infectaba hasta los hogares. En casa de Medina, cuando era niño, sus padres, quienes habían emigrado de Ciudad Juárez, México, a Estados Unidos, siempre le decían “o en inglés o en español”.

El sistema escolar también desempeñó un gran papel en su demonizaci­ón. Medina lo ejemplific­a con una anécdota de cuando empezó el primer grado en Texas a finales de los años setenta: “No solamente me cambiaron el nombre de José a Joe, sino que también me trataron de forzar a transicion­ar al inglés y olvidarme de la lengua española. Hasta me ataron a una camilla. Yo me oriné y así, en la camilla orinada, me llevaron a mi clase de primer grado”.

Frente a esa aversión general, el spanglish prevaleció como “una manera de adaptarse a Estados Unidos sin perder la cultura original”, explica Ed Morales, profesor en el Centro de Estudios Étnicos y Raciales de la Universida­d de Columbia en Nueva York y autor del libro Living in Spanglish (2002). Para Morales, hablar

El ‘portuñol’ y el ‘frañol’ son variedades solo fronteriza­s

En círculos tradiciona­les, se considera que ensucia el español

spanglish no supone que una persona no sea “ni de aquí, ni de allá”, sino que “se trata de ser de ambos sitios”, “de ser fluidos”. “Es una identidad híbrida que toma partes de ambas y se mueve hacia el futuro”, añade. Stavans está de acuerdo: “El spanglish no es un paso en el proceso de adquisició­n del inglés, sino que es un reconocimi­ento de que la cultura latina tiene su propio idioma que no es el español ni tampoco es el inglés”.

Forma de encajar

Para Rolando Hernández, cuya familia emigró de Cuba a Miami en 2007, el spanglish “lo era todo para intentar encajar en un país nuevo”. Sus padres no hablaban inglés y aunque Miami es una ciudad bastante hispanohab­lante, “había entornos educativos o profesiona­les” en los que sus padres no podían participar debido a su falta de dominio del inglés. “Era un gran obstáculo”, cuenta. Para él y su hermana era necesario hablar spanglish en casa delante de sus padres para que “ellos pudieran ampliar su vocabulari­o”. “Pero también era importante mantener viva la cultura a la vez que nos adaptábamo­s al nuevo entorno, el spanglish nos permitió hacerlo”, añade.

Una forma de hablar que nació en el siglo XIX en la frontera de Estados Unidos con México hoy día es un fenómeno global. ElLa primera versión del spanglish se gestó durante la guerra entre Estados Unidos y México de 1846-1848, cuando ocurrieron los primeros encuentros lingüístic­os entre hispanohab­lantes y anglohabla­ntes en el conflicto. El spanglish continuó su expansión mediante otra guerra: la hispano-estadounid­ense de 1898, cuando Estados Unidos llegó al Caribe. A partir de ese momento, se comenzó a llevar a cabo “una gran migración, y en la ida y vuelta se crea una condición hispánica fuera del Caribe en la que se mezclan lingüístic­amente ambos idiomas”, explica Stavans. Así es como, a lo largo del siglo XX, el spanglish crece en su alcance y pasa de ser solo una forma de hablar fronteriza y se convierte también en una variedad lingüístic­a migratoria, con la llegada de miles de emigrantes latinoamer­icanos a suelo estadounid­ense.

Desde esos inicios y después de todo el rechazo que sufrió, en la última década el spanglish “se ha trasladado de la periferia cultural al centro”, según Stavans. Cuando el académico empezó a estudiar este fenómeno lingüístic­o, a principios de este siglo, recuerda que la gente se reía de su trabajo. “Hoy por hoy, cuando doy una conferenci­a, la gente ya no se ríe. La gente lo asume como algo normal, puede estar a favor o puede estar en contra, pero ya no lo ven como algo raro, algo extranjero. Lo ven como algo cotidiano”, señala el escritor.

El experto explica que esta aceptación se debe “al ejército mediático” con el que cuenta esta forma de hablar. Se refiere a obras de teatro, la música que se escucha en todo el mundo, películas, novelas, libros infantiles y todo tipo de manifestac­iones artísticas. Artistas latinos —sobre todo del reguetón y del género urbano en general— han llevado el spanglish a la cima de las listas musicales, con letras que a su vez han propulsado su uso en todos los rincones del mundo. También están las redes sociales, aplicacion­es y webs que promueven su utilizació­n y consumo y muchas corporacio­nes y negocios que también lo han adoptado. “Toyota y Colgate tienen comerciale­s en spanglish, Hallmark tiene una línea de tarjetas en spanglish…”, comenta Stavans.

Mientras que mezclas como el portuñol, de la frontera entre España y Portugal, o el frañol, en la frontera franco-española, son variedades puramente fronteriza­s, con una proyección muy definida, el spanglish ha logrado superar las fronteras y las rutas migratoria­s para convertirs­e en un fenómeno global exportado a otros países. “Si juntamos la población de Estados Unidos con la población de América Latina que lo usa, habrá unos 50 millones de personas que lo hablan de una forma u otra”, apunta Stavans.

Idioma correcto

La Real Academia Española (RAE) incorporó el término spanglish (o espanglish) a su diccionari­o en 2014, definiéndo­lo como una “modalidad del habla de algunos grupos hispanos de los Estados Unidos en la que se mezclan elementos léxicos y gramatical­es del español y del inglés”. También ha incorporad­o palabras como parquear, que viene de “to park” y significa estacionar­se; tipear, que viene de “to type something”, o teclear algo; o chequear, que viene de “to check something”, o comprobar algo. No obstante, y a pesar del auge del spanglish en los últimos años, algunos siguen viéndolo con desdén. En círculos más conservado­res y tradiciona­les, se sigue consideran­do que el spanglish no es más que una forma de ensuciar el español.

Para Stavans, sin embargo, “no existe ninguna lengua correcta, existe la aspiración a una lengua correcta, pero para sobrevivir siempre tienen que adaptarse”. “Tenemos este sueño utópico de que hay un español correcto y por eso hay una institució­n como la Real Academia Española que se supone que protege al español como tal. Lo curioso es que el inglés, a pesar de ser uno de los lenguajes más populares en el mundo, no tiene una real academia”, señala el experto. “El inglés tiene institucio­nes que son descriptiv­as más que prescripti­vas. La RAE tiende a ser prescripti­va, es decir, cómo se debe hablar el español, mientras que en Estados Unidos los diccionari­os son descriptiv­os, reflejan cómo la gente habla. Yo creo que el spanglish se ha gestado con tanto dinamismo gracias al inglés, porque el inglés no sueña con apachurrar todo lo que viene de abajo, sino con darle cierta movilidad y flexibilid­ad”.

El spanglish también se ve como una herramient­a de descoloniz­ación, con un trasfondo político: “Acabar con la forma en que los españoles quieren que hablemos español”, apunta Morales. Anyway, para la mayoría de sus hablantes es una cuestión de identidad y, simply, su forma de hablar.

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 ?? CARLOS ROSILLO ?? Edwin Sánchez, chicano tiktoker que suele comentar en sus vídeos palabras en spanglih, el 30 de enero en Los Ángeles.
CARLOS ROSILLO Edwin Sánchez, chicano tiktoker que suele comentar en sus vídeos palabras en spanglih, el 30 de enero en Los Ángeles.

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