Insaciable Barcelona
Las peores herencias tienen a veces sorpresas muy agradables y que son muy bien recibidas en momentos de angustia, como pasa hoy en el Barça. El equipo femenino, una apuesta decidida de la junta de Bartomeu que no despertaba precisamente el interés del consejo de Laporta, ha coronado una temporada inmaculada por la conquista de la Supercopa, la Copa, la Liga y La Champions. Ni la destitución de Xavi perturbó la concentración de la plantilla de Giráldez en una final espléndida por competida y tan bien diseñada que la diferencia la marcaron las reinas: Aitana y Alexia. La trayectoria de las azulgrana culminó con la victoria ante el Olympique de Lyon, la bestia negra del Barça, después de un duelo que respondió al cartel de partido por excelencia: el ocho veces campeón ante el mejor equipo del momento, que ya cuenta tres títulos después de cinco finales, la última tremenda emocional y futbolística, muy vivida en Bilbao.
Las mujeres del Barça gobiernan con su fútbol, organización, credibilidad y capacidad de seducción, en la Liga y en Europa.
Alejadas del estadio, las secciones acostumbran a tener vida propia, y el equipo femenino de fútbol también funciona de manera independiente en el Johan Cruyff. Tiene tan interiorizado su corpus futbolístico y contrastada la praxis administrativa que se ha sobrepuesto a las salidas de su arquitecto Zubizarreta y de Cortes, sustituido por Giráldez, el técnico triunfador y que deja el Barça para entrenar en Estados Unidos,
La metabolización de una idea de juego avalada por el marcador ha permitido ganar confianza, madurez, personalidad y ambición para dar un salto de calidad que no tiene réplica en la Liga. El equipo engancha y mueve a miles de aficionados porque ya no se trata solo de acompañar, sino de viajar para rivalizar, competir y ganar, como se advirtió en Bilbao. Aquella estampa de familiaridad ha dado paso a una multitud que encontró en el equipo femenino una ocasión única para mostrar su orgullo y sentido de pertenencia al Barcelona.