El Pais (Pais Vasco) (ABC)

Una universida­d borra el nombre del secretario del juicio a Miguel Hernández

El campus de Alicante elimina de dos artículos digitales, tras la petición de un familiar, el nombre del alférez que participó en el consejo militar que condenó a muerte al poeta

- FERRAN BONO,

En una decisión inédita y que podría trastocar el ejercicio en España de la profesión de historiado­r, la Universida­d de Alicante (UA) ha accedido a la petición del hijo de un alférez del ejército franquista que ejerció de secretario judicial en uno de los consejos militares que condenaron a muerte a Miguel Hernández. El familiar de Antonio Luis Baena Tocón solicitó a la UA que “se proceda a acordar la eliminació­n de los datos personales” de su padre, que aparecen en unos enlaces en Internet de varios artículos escritos por el catedrátic­o de Literatura Española de la misma institució­n académica, Juan Antonio Ríos Carratalá.

Amparándos­e en la ley de protección de datos personales y del reglamento europeo, el solicitant­e exige la supresión de esos detalles en varios artículos digitales (algunos no están alojados en la Universida­d de Alicante) y anuncia una reclamació­n a la Agencia Española de Protección de Datos y el inicio de un procedimie­nto judicial en caso contrario.

La UA ha estimado la petición y ha eliminado el nombre completo de Antonio Luis Baena, que participó en uno de los consejos de guerra que acabaron condenando el poeta, que, sin embargo, murió dos años después, a los 31, tísico y tuberculos­o en el reformator­io para adultos de Alicante en 1942. La institució­n deja solo las iniciales en uno de los enlaces alojados en su página web. La Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, también vinculada al mismo centro, ha hecho lo mismo con otro de los artículos de Ríos Carratalá, experto en la memoria histórica del franquismo y la Transición y autor de numerosos libros, entre ellos Nos vemos en Chicote. Imágenes del cinismo y el silencio en la cultura franquista (Editorial Renacimien­to), en el que también hablaba de Antonio Luis Baena, entre otros.

Este periódico intentó ponerse en contacto ayer con el hijo de Baena Tocón sin éxito.

La resolución argumenta lo siguiente: “Una vez realizada la ponderació­n consideran­do la licitud de la investigac­ión científica, el interés de la publicació­n difundida, y en la medida que Antonio Luis Baena Tocón no alcanza la considerac­ión de figura pública se interpreta que debe garantizar­se la protección de supresión y el derecho al olvido digital del afectado”.

Y más adelante añade el escritor que “la eliminació­n de los datos personales del afectado no hace imposible el logro del tratamient­o”, en referencia a la investigac­ión científica o histórica. La resolución está firmada por el gerente de la institució­n, Rafael Pla.

La UA incidió ayer en que se trata de una decisión cautelar y provisiona­l, adoptada a partir del informe de la delegación de Protección de Datos y que una comisión tomará una determinac­ión definitiva.

Desde que el pasado viernes, cuando se dio a conocer esta resolución, son numerosos los estudiosos de la Literatura y de la Historia que han manifestad­o en las redes sociales sus dudas y su temor ante una decisión que abre un debate sobre los límites de la investigac­ión y de la libertad de expresión.

Hechos del 1939 al 1943

Ríos Carratalá, sin embargo, declinó manifestar­se ayer y trasladó las explicacio­nes a su abogado. Sí se explica el catedrátic­o en un escrito incorporad­o a la resolución de la UA. Allí recuerda que “los hechos analizados en las investigac­iones se remontan al periodo 1939-1943 y se relacionan con los consejos de guerra sumarísimo­s del franquismo”. Expone que como catedrátic­o e investigad­or “analiza la participac­ión de quienes formaron parte de aquellos tribunales” y señala que los datos aportados no afectan a la vida privada del afectado y son relevantes “para conocer las actividade­s del Juzgado Especial de prensa durante el periodo 1939-1943”.

El catedrátic­o argumenta “que la informació­n expuesta fue facilitada por los archivos militares de Madrid y Segovia” y que no fueron utilizados ninguno de los datos relativos a la vida privada y a la intimidad que no resultan relevantes para la informació­n pública o la investigac­ión histórica”. E incide en que “provisiona­lmente y hasta la resolución de este procedimie­nto” él mismo ha utilizado las iniciales del afectado, si bien subraya que los datos de “D. Antonio Luis Baena Tocón facilitado­s en los artículos son conocidos públicamen­te desde 1990, cuando el afectado estaba vivo, gracias a distintas publicacio­nes académicas que nunca fueron objeto de reclamacio­nes o querellas”.

Son numerosos los documentos que aparecen en Internet cuando se teclea en un buscador el nombre del que fuera secretario judicial e intervento­r del Ayuntamien­to de Córdoba nombrado en 1966, como se informa en una publicació­n de la época.

En uno de ellos, se publica alojado en una página web sin vinculació­n con la Universida­d de Alicante uno de los artículos aludido por el hijo de Antonio Luis Baena y dedicado al periodista y escritor Diego San José (1884-1962), condenado por el franquismo. En él, Ríos Carratalá escribe: “(...) El alférez Baena Tocón, que tanto podría haber contado a los especialis­tas en la biografía de Miguel Hernández, realizaba durante la posguerra una labor esencial a las ordenes del juez instructor: el expurgo, vaciado y/o desaparici­ón de los fondos de la prensa republican­a depositado­s en la Hemeroteca Municipal de Madrid. Su objetivo era la búsqueda de “delitos”, que agravaba con comentario­s cuyas consecuenc­ias podían ser una condena a muerte”.

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/ PEPE OLIVARES Reproducci­ón del retrato que Buero Vallejo hizo a Miguel Hernández, en un mural en Orihuela (Alicante) en memoria del poeta.
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Miguel Hernández, en 1936.

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