Dia presiona a los bancos para que le den más liquidez

El fondo Letterone, dueño de los supermercados Dia, elevó ayer la presión a los bancos para lograr la financiación que necesita con el fin de poner en marcha sus planes de reflote de la cadena. A través de un hecho relevante remitido a la CNMV, el fondo del magnate Mijaíl Fridman recordó a los bancos acreedores que el sábado expiró el plazo para acordar los 380 millones de nueva financiación que se incluían en el preacuerdo alcanzado el pasado 20 de mayo. Aunque afirmó que seguirá negociando, blandió la carta de levantarse de la mesa y no seguir adelante con la ampliación de capital de 500 millones que el grupo necesita para salir de la situación de quiebra y para implementar el plan de rescate.

Efectivamente, en el acuerdo sobre financiación alcanzado in extremis con el Banco de Santander el pasado 20 de mayo, se establecía el 15 de junio como fecha tope para cerrar “Nuevas Líneas de Financiación”, es decir, los 380 millones de euros extra que Letterone pidió a los bancos acreedores —a los que ya debía otros cerca de 900 de un préstamo sindicado obtenido en diciembre—, destinados a “financiar las necesidades de liquidez del negocio”. El plazo expiró el sábado sin acuerdo.

Ampliación de capital

Si bien Letterone afirmaba que “Dia continuará trabajando con Letterone y los acreedores sindicados” en pos de un acuerdo, acto seguido declaraba que se reservaba el derecho a finiquitar el pacto del 20 de mayo “en cualquier momento” si no hay acuerdo “pronto”. Y recordaba: “La ejecución de la ampliación de capital” [de 500 millones], dice Letterone, “será eficaz, y por tanto estará disponible para la sociedad, una vez se alcance un acuerdo con los acreedores sindicados que garantice una estructura de capital viable a largo plazo”.

Además del dinero de la ampliación, Dia necesita esos 380 millones para seguir operando y hacer frente al pago de 306 millones en bonos que vencen el 22 de julio. Este dinero extra se incluyó en el acuerdo del 20 de mayo, por el que los bancos y otros acreedores accedieron a aplazar hasta 2023 los vencimientos de deuda. Letterone se comprometía a mejorar las posibilidades de cobro de la deuda antigua a los que aportasen ese dinero nuevo.