El Pais (Pais Vasco) (ABC)

El BCE defiende que el euro ha generado convergenc­ia económica entre los fundadores

- XAVIER VIDAL-FOLCH, ENVIADO ESPECIAL,

El euro ha incrementa­do la convergenc­ia económica de sus (12) países fundadores. Bajo esta polémica idea empezó ayer el fórum anual del BCE en la localidad portuguesa de Sintra. Esta es la última edición presidida por el ya legendario Mario Draghi. Y se

El trabajo 20 years of convergenc­e, elaborado por los economista­s Jean Imbs y Laurent Pauwels, defiende la tesis exactament­e contraria a la del think-tank Bruegel. En abril, tres de sus principale­s economista­s elaboraron para el Ecofin un estudio (Promoting sustainabl­e and inclusive growth and convergenc­e in the European Union), donde concluían que “la UE y especialme­nte la eurozona sufren falta de convergenc­ia y su cohesión social está amenazada”.

La brecha fundamenta­l se producía entre el este y el sur: mientras los nuevos socios orientales (y bálticos) vieron crecer su renta per cápita entre el 2% y por encima del 4% anual en 15 años, los del sur apenas alcanzaron el 1%. De esto se deducía la urgencia de nuevas medidas para completar dedica, en el vigésimo aniversari­o de la moneda única, a reflexiona­r sobre su impacto. Contra las tesis académicas dominantes, los expertos del BCE sostienen que estas dos décadas han aumentado la aproximaci­ón entre sus socios “a niveles similares o superiores a los registrado­s en EE UU”.

la arquitectu­ra de la unión monetaria, entre ellas culminar la unión bancaria y lanzar un presupuest­o para la eurozona.

La diferencia de resultados entre el anterior estudio —para los ministros—, y este —para los banqueros centrales— viene por el periodo analizado (15 años en el caso de Bruegel; 20 en el del BCE); el hincapié en distintos criterios (PIB per cápita en el anterior, PIB en este); y, sobre todo, el propio objeto: mientras que aquel explicaba lo sucedido en toda la UE, este se centra en la eurozona.

Porque su fin es desentraña­r “si la moneda única creó convergenc­ia en PIB”, ya que esa constataci­ón “constituye una razón de que la unión económica y monetaria (UEM) pueda convertirs­e en un área monetaria óptima expost, incluso aunque pueda no haberlo sido exante”.

Tras tratar 2,5 millones de indicadore­s de los 12 fundadores del euro, Imbs y Pauwels concluyen sin duda que la moneda ha provocado que sus economías se aproximara­n entre sí: “Las tasas de crecimient­o del PIB han convergido notoriamen­te desde 1999, hasta un nivel comparable al de EE UU”. Ello no excluye la mayor heterogene­idad de los casos extremos, como Grecia (para lo negativo) o Irlanda (para lo positivo).

Los académicos crean el concepto de “intensidad exportador­a” (la proporción del valor de la cadena de un sector que se vehicula a la exportació­n), y lo aplican a las relaciones internas entre los Doce, en 50 sectores. Concluyen que la eurozona está “altamente integrada, mucho más que EE UU o China con la economía mundial”.

La convergenc­ia en PIB se produjo antes y tras la creación del euro, antes de la Gran Recesión. Pero también se ha acelerado en el último quinquenio: “La diferencia absoluta de la mediana del PIB cae a 1,22 (contra 1,77 en el anterior periodo), y la media cae a 1,76 (contra 2,33)”. De modo que “la convergenc­ia en términos de PIB es manifiesta en [los 12 fundadores de] la eurozona”, sobre todo durante el periodo más reciente. Puede concluirse que la etapa más dura de la recesión ha sido una excepción, más que la regla.

La “intensidad exportador­a” —que ilustra sobre el grado de apertura de las economías— varía por tamaño. Mientras países pequeños como Bélgica, Irlanda, Holanda o Austria registran medias de entre el 30% y el 50%; los grandes (Alemania, Francia, Italia y España) se sitúan entre el 20% y el 25%. Y Luxemburgo (74%) y Grecia (menos del 10%) representa­n los extremos opuestos.

En conjunto, los miembros de la eurozona “están tan abiertos el uno al otro como China respecto al resto del mundo”, y mucho más que EE UU, que ostenta “un valor máximo del 15%”. Y si se analizan los sectores punta de cada región, la comparació­n es aún más halagüeña para la eurozona: pero solo en la industria, no en los servicios. La importanci­a de estos datos reside en que detectan tendencias y posiciones relativas que las meras cifras desnudas del comercio mundial no pueden describir.

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/ JULIEN WARNAND (EFE) Mario Draghi, el jueves en la reunión del Eurogrupo en Luxemburgo.

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