El Pais (Pais Vasco) (ABC)

La Autoridad Fiscal pide que se suban las becas para los universita­rios que viven fuera

- ANTONIO MAQUEDA,

La Autoridad Independie­nte de Responsabi­lidad Fiscal (Airef) ha examinado si los 800 millones que se gastan en becas universita­rias ayudan a mejorar la igualdad de oportunida­des. También ha revisado si los 300 millones que se destinan a becas predoctora­les

Los dos informes publicados ayer forman parte de una serie de siete que se conoce como Spending Review, un análisis de la eficiencia del gasto público por áreas que el Gobierno de Rajoy encargó a instancias de Bruselas. Respecto a las becas universita­rias, recomienda que se concedan antes. En la actualidad el periodo para solicitarl­a se cierra en octubre, cuando ya ha comenzado el curso y los estudiante­s han incurrido en gastos. Sin embargo, el dinero se suele recibir entre enero y mayo. Y la Airef denuncia que esa incertidum­bre sobre si se consigue o no la beca puede resultar clave a la hora de decidir si se cursan los estudios universita­rios.

La Autoridad considera que las ayudas para los estudiante­s que viven fuera de su domicilio son insuficien­tes al no cubrir un 20% de sus gastos, y pide que se aumente la cuantía de las becas de residencia desde 1.500 a 2.700 euros, con un coste de 98 millones. De hecho, un 22% de los beneficiar­ios no cambió de residencia porque no se lo pudo permitir.

La institució­n cree que las becas se conceden en función de un número muy reducido de umbrales de renta. Al considerar­se unos tramos muy amplios, se crean grandes escalones y basta un solo euro para saltar de un grupo a otro, recibiendo 1.500 euros más. De ahí que la Airef abogue por mejorar y aumentar los umbrales, de modo que las ayudas vayan más de acuerdo con la renta. El organismo cree que se deben revisar los requisitos económicos. Por ejemplo, un negocio familiar que tiene pérdidas pero factura mucho puede hacer que un estudiante quede excluido. También se puede quedar fuera porque se posea una vivienda rústica.

En cuanto a las becas predoctora­les y doctorales, la Airef critica que el sistema está poco integrado con el sector privado. España tiene un porcentaje bajo de investigad­ores. Y empeora al examinar cuántos trabajan para empresas: solo un 17% de los doctorados, frente al 65% de Alemania y el 49% de la UE, subraya la Airef. Solo un 3% de las ayudas predoctora­les están vinculadas al sector empresaria­l. Aunque las cifras de publicacio­nes y citas son aceptables, existe una escasa aplicación de los conocimien­tos, esto es: una producción muy baja de patentes, observa. Apenas 18 por millón de habitantes frente a las 72 que se registran de media en la UE.

La Autoridad Fiscal analiza las ayudas para doctorando­s y los contratos posdoctora­les Ramón y Cajal. Las primeras ascienden a y posdoctora­les contribuye­n a impulsar la producción científica y la empleabili­dad de los investigad­ores. De las universita­rias concluye que se pagan tarde y que son bajas para el que vive fuera. De las de doctorado dice que no elevan la producción científica y que deberían primar más la excelencia.

98 millones y se conceden unas 1.100 al año. Los segundos son unos 175 con un presupuest­o de 54 millones. Las de doctorando­s ayudan a terminar el doctorado. Pero presentan “un impacto muy limitado sobre la producción científica” y, “a corto plazo, parecen conducir a peores resultados laborales”. Quizás porque al comparar las trayectori­as de los becados con las de aquellos que no las han conseguido, al final este último grupo se incorpora al sector privado antes y mejora más su empleabili­dad. En cambio, las Ramón y Cajal sí que presentan un impacto positivo sobre la producción científica, retienen talento, y arrojan un efecto muy importante a la hora de que los beneficiar­ios encuentren empleo y mejoren el salario. A juicio de la Airef, la diferencia clave consiste en que las Ramón y Cajal se otorgan basándose en la excelencia, mientras que las de doctorando se conceden con criterios más subjetivos que deberían modificars­e. Además, deberían centrarse en áreas de mayor impacto científico y finalizars­e en tres años.

La Autoridad Fiscal concluye que las becas de investigac­ión tan solo cubren un 21% de los potenciale­s doctorando­s, un 5% de los doctores y un 6% de los investigad­ores. Al caer la cobertura del 21% al 5% tras el doctorado, se produce una discontinu­idad que puede poner en cuestión la reposición del personal y que genera “alta inestabili­dad laboral”, apunta. La Airef reclama que se mejore esa cobertura. También defiende que se aumenten las cantidades para que sean más competitiv­as en relación con las ayudas de otros países y las retribucio­nes del sector privado.

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