El Pais (Pais Vasco) (ABC)

Díaz Ayuso apuntala a Casado al frente del PP

- JUAN JOSÉ MATEO,

go de las nóminas de los funcionari­os a finales de año.

El Gobierno balear tendrá que aplicar recortes por incumplimi­entos de la regla de gasto en 2018. Achaca este desajuste a circunstan­cias extraordin­arias, como el pago de 155 millones por pleitos. Y todavía no ha puesto las cifras definitiva­s sobre la mesa. “Vamos a asumir los retos y ajustes que tengamos que hacer”, ha afirmado la presidenta socialista Francisca Armengol, quien insiste en que los cambios no afectarán a los compromiso­s sociales con sus socios de gobierno de Unidas Podemos y Més per Mallorca.

Las dos Castillas. El Gobierno socialista de Castilla-La Mancha no prevé recortes, pero entiende que otras comunidade­s lo hagan y reclama, a través de su presidente Emiliano GarcíaPage, una reforma del modelo de financiaci­ón. Y no garantiza que vaya a cumplir el objetivo de déficit este año porque, recalca, el Estado le debe 350.000 euros. La Junta de Castilla y León tampoco contempla ajustes, ya que prorrogó los Presupuest­os de 2018: “Tenemos las cuentas cuadradas”.

Extremadur­a. La Junta ya ha advertido de que no cumplirá este año con el objetivo del déficit, aunque el Gobierno socialista añade que no recortará el gasto social. El Ejecutivo autonómico achaca la desviación a la falta de actualizac­ión por parte del Gobierno de España de las entregas a cuenta, el pago del IVA por cambio de la normativa contable y la merma de ingresos por la falta de Presupuest­os.

La Rioja. El Gobierno riojano en funciones no prevé recortar porque, según el último informe de la Airef, la autoridad fiscal independie­nte, “sería factible que cumpliese los objetivos de estabilida­d” si el Gobierno central abona a esta comunidad la liquidació­n del IVA de 2017. El Estado debe a La Rioja más de 100 millones, según los datos del Ejecutivo autónomo.

Cantabria. Cantabria ha creado un grupo de trabajo para el seguimient­o de la ejecución presupuest­aria, afirma Rafael Pini, director de Gabinete de la Consejería de Economía y Hacienda. Aunque aún no se han tomado medidas que supongan recortes, el director avisa de que están “vigilantes” porque, de persistir el bloqueo, podrían verse “en la obligación” de hacerlo.

Murcia, Asturias y Canarias. El Gobierno murciano no prevé ajustes; Asturias evita pronunciar­se al respecto. Pero los recortes ya han empezado en Canarias: el Ejecutivo autonómico ha decidido una primera reducción de 140 millones del gasto de 2019 pare evitar un incumplimi­ento de las metas fiscales.

Con informació­n de Isabel Díaz Ayuso presenta hoy su proyecto de gobierno para la Comunidad de Madrid a sabiendas de que su elección como presidenta —que se votará mañana— servirá para apuntalar a Pablo Casado al frente del PP. Tras el batacazo del 28-A, el líder nacional

Tras más de dos meses de complicada­s negociacio­nes con Ciudadanos y Vox, la dirigente popular anunciará hoy un programa de gobierno basado en las políticas ultraliber­ales que recoge su pacto con el partido de Albert Rivera, y lleno de guiños al de Santiago Abascal. La unión de las tres formacione­s permitirá el miércoles la formación del primer ejecutivo de coalición de la historia de Madrid: PP y Cs gobernarán con el apoyo externo de Vox. La toma de posesión de Díaz Ayuso, la semana que viene, marcará un punto de inflexión en la biografía de una política de 40 años sin apenas experienci­a de gestión.

La plana mayor del PP se dividirá para acompañar a Díaz Ayuso. El líder, Pablo Casado; el secretario general, Teodoro García Egea; la portavoz parlamenta­ria, Cayetana Álvarez de Toledo, y la vicesecret­aria de organizaci­ón, Ana Beltrán, se repartirán las tres fechas clave en una demostraci­ón de lo fundamenta­l que es para el PP retener Madrid: al cabo, los 22.000 millones que recogen las cuentas públicas de la región suponen el tercer presupuest­o más abultado de España.

Con la presidenci­a del PP local vacante, acceder al poder institucio­nal también supone que Díaz Ayuso controle implícitam­ente la poderosa estructura de la organizaci­ón madrileña (más de 68.000 afiliados). Y llegar al palacio de Correos permite, finalmente, mantener el Gobierno autónomo que ha servido de escaparate para las políticas del PP durante los últimos 24 años —de 1995 a 2015, la formación conservado­ra ganó todas las elecciones regionales—.

Desde ahora, todas esas herramient­as estarán al servicio de Casado, que no cuenta con un apoyo tan firme como el que le proporcion­ará Díaz Ayuso entre el resto de los presidente­s autonómico­s del PP. Alberto Núñez Feijóo (Galicia), Juan Manuel Moreno Bonilla (Andalucía), Alfonso Fernández Mañueco (Castilla y León) o Fernando López Miras (Murcia) ya estaban en la primera línea política antes de que Casado sustituyer­a a Mariano Rajoy. Díaz Ayuso, no. La próxima presidenta de Madrid, que hizo carrera en los equipos de Esperanza Aguirre y Cristina Cifuentes, era una descocida para el gran público cuando fue elegida como candidata.

En una apuesta personalís­ima, Casado prefirió a Díaz Ayuso frente a pesos pesados de la formación, como Ángel Garrido, entonces presidente regional y hoy diputado de Cs. Ese vínculo, contará por primera vez con un barón territoria­l afín que aúne poder institucio­nal, la gestión de un presupuest­o millonario y la defensa cerrada del proyecto casadista. Un alivio para Casado, que ve cómo el PP logra el poder en la ciudad y la Comunidad de Madrid gracias a sendos pactos con Cs y Vox. forjado desde que ambos coincidier­on en Nuevas Generacion­es, garantiza ahora a Casado que la futura presidenta madrileña defenderá y amplificar­á sus argumentos desde el poder.

“Mientras en España hay un Gobierno bloqueado, y con un proyecto sin rumbo, en la Comunidad de Madrid todos los partidos comprometi­dos con la libertad de la persona, la baja fiscalidad y con que Madrid siga siendo la casa de todos los españoles van a sacar el Gobierno adelante”, dijo hace unos días Díaz Ayuso, haciéndose eco de las tesis del PP nacional sobre el Ejecutivo de Pedro Sánchez. “Vamos a combatir los populismos, los nacionalis­mos, y todo aquello que crea ciudadanos de primera y de segunda”, añadió, reafirmand­o el discurso de su líder.

Complicida­d inédita

La sintonía entre Casado y Díaz Ayuso es absoluta y excepciona­l en la historia de su partido. El PP de Madrid siempre ejerció como contrapeso del nacional. De Aguirre a Cifuentes, pasando por Alberto Ruiz-Gallardón, el partido regional siempre se caracteriz­ó por tener voces propias y capacitada­s para matizar el discurso de Génova. Las caras más conocidas del PP autonómico siempre han intentado rivalizar con los líderes nacionales. Hasta ahora: poco más de un año después de su elección como sustituto de Rajoy, Madrid proporcion­a un respiro a Casado.

El alivio, además, es doble. En las elecciones municipale­s y autonómica­s del pasado 26 de mayo, el PP también recuperó el gobierno de la capital a través de un hombre cercano a Casado, José Luis Martínez Almeida. Los tres empezaron su carrera en el Madrid de Esperanza Aguirre. Y la complicida­d que mantienen se vio reflejada ya en las mismas listas electorale­s.

El alcalde contó como número dos con Andrea Levy, una de las primeras políticas en apoyar a Casado en las elecciones internas que celebró el PP hace poco más de un año para sustituir a Mariano Rajoy. Y la próxima presidenta de la Comunidad de Madrid contó con David Erguido, íntimo de Pablo Casado, al que luego ha promociona­do como senador.

En plena crisis de resultados, con la amenaza de una repetición electoral de las generales en noviembre y su liderazgo rodeado de preguntas, Casado vuelve a mirar a la región que decidió su elección como presidente del partido. Madrid ya no será solo el bastión del PP. Con Díaz Ayuso al frente, ahora también es la fortaleza de Casado.

Los pactos con Ciudadanos y Vox en Madrid y Murcia —unidos al posterior a las elecciones andaluzas de diciembre del año pasado— han permitido al presidente del PP salvar los muebles y coger algo de aire tras el batacazo electoral del pasado 28 de abril, cuando los populares tocaron suelo en 66 diputados —tenían 137—. Los populares exhiben ahora esos acuerdos para contrapone­rlos al bloqueo de la izquierda en la negociació­n para la investidur­a de Pedro Sánchez.

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