El viento mantiene fuera de control el incendio de Gran Canaria
Vientos alisios sostenidos de hasta 70 kilómetros por hora mantenían ayer fuera de control el incendio declarado el sábado en Tejeda y Artenara, en la isla de Gran Canaria, y que ha arrasado cerca de 1.500 hectáreas. Entre 500 y 600 personas luchaban para evitar que las llamas escapen del perímetro de 23 kilómetros donde quedaron contenidas el domingo. Los bomberos actúan contra el reloj: el viernes se espera una ola de calor que complicará aún más la extinción.
El punto más complicado del incendio se encontraba ayer en un frente de cinco kilómetros que se mantenía activo entre los municipios de Tejeda (1.921 vecinos) y Artenara (unos 1.000 habitantes), las dos localidades más altas y menos pobladas de la isla. Las llamas trepaban ladera arriba en un macizo montañoso de origen volcánico que supone la zona más alta de la isla, con barrancos vertiginosos que dificultan
las labores de extinción tanto terrestres como aéreas. El avance ascendente del fuego, avivado por los alisios y alimentado por la maleza de un monte poco cuidado, según denuncian los vecinos, suponía un peligro añadido para los bomberos forestales. Ayer se incorporaron a las tareas hasta 11 aviones y helicópteros procedentes de la Península. Uno de los hidroaviones enviados a la zona no pudo trabajar por un problema eléctrico y tuvo que permanecer en tierra en la base aérea de Gando. El presidente canario, el socialista Ángel Víctor Torres, informó ayer de que había pedido otro aparato al Ministerio de Agricultura.
Los más de 500 agentes terrestres que hicieron frente ayer al fuego se mostraban moderadamente optimistas a medida que transcurría la tarde y aminoraba el frente más activo, ubicado en el denominado Barranco Grande que separa Artenara de Tejeda y desemboca en La Aldea de San Nicolás. El alcalde de la localidad, el socialista Tomás Pérez, temía anoche que las llamas alcanzaran la zona alta de su municipio a través de una zona de difícil acceso y cuyo suelo carente de agua podría prender rápidamente. Pese a las buenas sensaciones de la tarde, el fuego seguía fuera de control y Florencio López, jefe de Protección Civil del Gobierno insular, reconocía que quedaba “mucho por hacer” contra el que es uno de los mayores incendios forestales de este verano.
Más de un millar de personas afrontaban su tercera noche fuera de sus viviendas, alguna de las cuales no ha podido escapar del fuego, que supuestamente inició un vecino de manera fortuita por el uso de una soldadora. El presunto causante del incendio fue detenido el mismo sábado.
El siniestro ha impactado también en El Juncalillo, uno de los barrios altos del municipio de Gáldar (22.000 habitantes). Los habitantes de esta zona que tuvieron que ser desalojados ya han podido regresar a sus domicilios, aunque se encontrarán con problemas de abastecimiento de agua, ya que las tuberías que conectan los pozos con las casas —casi todas unifamiliares de una o dos plantas— se encuentran quemadas. El suministro eléctrico también se encuentra interrumpido en esa zona. El alcalde de Gáldar, Teodoro Sosa, de Nueva Canarias, manifestó a Europa Press que los daños obligarán a muchos vecinos a “empezar de cero”.
Las fuertes rachas de viento, de hasta 80 kilómetros por hora, se mantendrán en la zona hasta mañana, según la Agencia Estatal de Meteorología, lo que previsiblemente dificultará el control de las llamas. Casi sin solución de continuidad, los alisios darán paso, entre el jueves y el viernes, a un fuerte ascenso de las temperaturas. El viento, la insolación y la subida del termómetro amenazan con reavivar los rescoldos que han podido quedar debajo de la tierra en las zonas que fueron mojadas por los bomberos forestales, según explicó ayer a mediodía Federico Grillo, director técnico de Emergencias del Cabildo de Gran Canaria.
El principal temor de los equipos de extinción, según Grillo, es que el viento lleve el fuego hacia el pueblo de Tejeda, cuyo casco viejo ya ha sido evacuado. El responsable técnico de emergencias del Cabildo grancanario ha avanzado que se trabajará mucho en acotar el perímetro del incendio para que no alcance más casas después de que algunas viviendas en barrios colindantes al centro hayan sido afectadas.