El Pais (Pais Vasco) (ABC)

Camscam

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El 40º aniversari­o de C-Span, canal público estadounid­ense que emite las sesiones del Congreso y otras comparecen­cias políticas, ha pasado sin pena ni gloria. Mucha más atención ha recibido el fundador de Fox, Roger Ailes, gracias a la serie La voz más alta. Pero en la génesis del ascenso del frente más recalcitra­nte del partido republican­o la llegada de C-Span marcó un antes y un después. Y su despegue no fue gracias a Ailes, villano estrella de la temporada, sino al político Newt Gingrich.

Cierto que sobre Gingrich pesa su frustrada candidatur­a a la Casa Blanca en 2012, pero sería un error reducir su historia a este episodio. Allá por los primeros ochenta creó junto a un puñado de congresist­as la Conservati­ve Opportunit­y Society y se arrancó a tildar a los demócratas de traidores, fascistas y corruptos. Declaró el fin de la política entre caballeros. “Esta guerra debe ser combatida con la escala y la duración y la dureza que requieren las guerras civiles”, explicó. Su partido tomó nota y animaba a los candidatos a “hablar como Newt” y a emplear su léxico al referirse a los demócratas (“decadencia”, “traidores”, “corruptos”, “radicales”, “enfermos”).

Pero el episodio clave (digno de la serie Veep) ocurrió en 1984. Concluidas las sesiones del Congreso, las normas establecía­n que los políticos pudieran subir al estrado y hacer apuntes que constarían en acta. Era un tiempo muerto, tedioso, que Gingrich decidió aprovechar, dado que las cámaras de C-Span seguían rodando. En la sala desierta lanzó vitriólica­s arengas exigiendo explicacio­nes por el recorte en el gasto militar, que en el hemiciclo vacío nadie podía dar. Los telespecta­dores no lo veían. Aquel camscam (timo de la cámara) forzó la inclusión de planos de la sala y no solo de los oradores. El resto, Trump incluido, es historia.

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