Planear ciudades contra el calor
Con motivo de la reciente ola de calor extremo en Canadá y Estados Unidos, Nature publica un editorial advirtiendo de la necesidad de adoptar medidas contra el calor extremo en las ciudades. A medida que aumentan las temperaturas globales, los riesgos del calor extremo también lo hacen. La amenaza del calor para la vida en las ciudades no es una novedad, pero ahora estos episodios son más frecuentes e intensos por el cambio climático. Nature cree que no se pondera lo suficiente este riesgo a pesar de que hay investigadores que señalan que esta ola de calor en Norteamérica hubiera sido virtualmente imposible sin el cambio climático.
El calor puede matar al hombre en cualquier parte, pero el peligro es mucho mayor en las ciudades. Un reciente estudio hecho en 13.000 ciudades del mundo concluye que la incidencia del calor extremo se ha más que duplicado entre 1986 y 2016, y otra investigación publicada en 2020 señalaba dos ciudades, Jacobabad y Ras Al Khaimah, la primera en Pakistán y la segunda en Emiratos Árabes Unidos, que en sus días más calurosos sobrepasan los límites de supervivencia humana. El editorial destaca la iniciativa de las autoridades de Ahmedabad (India) de elaborar un plan tras la ola sufrida en 2010 para concienciar a la población además de crear un sistema de alerta temprana y formar al personal sanitario. Se estima que este plan ha salvado 1.190 vidas al año. Los Gobiernos deben exigir al sector de la construcción que incorpore la mitigación del calor en sus proyectos a través de los programas de certificación ecológica de los edificios. Otra opción interesante es subvencionar los edificios ecológicos, como ya se hace en Barcelona.
Los barrios más pobres sufren más las altas temperaturas por carecer de calles arboladas y parques, y debe conseguirse lo que la revista llama “equidad del calor”, un concepto aplicado de modo pionero en París con la construcción de una red de “islas de enfriamiento” con parques o piscinas unidas por pasillos frescos. Las ciudades, no solo las tropicales, deben preparase para afrontar olas de calor además de terremotos, huracanes o inundaciones. No hay otro camino, concluye el editorial.
Publicado en Londres el 14 de julio.