ESCAPADA Redescubrir la exclusividad en S’Agaró con Natalia Vodianova
Gala benéfica y vacaciones en familia en S’Agaró. Natalia Vodianova explica el apego de Rusia por Girona
atalia Vodianova (36 años) no tiene tiempo. A las múltiples obligaciones profesionales de su carrera como modelo, se suman los compromisos de su organización benéfica Naked Heart, aplicaciones filantrópicas como Elbi –para realizar microdonaciones– o Flo –para acabar con el estigma asociado a la menstruación–, y proyectos tecnológicos como la PicsArt (aplicación de edición de imágenes y red social a la que Vodianova se ha unido como responsable de
inspiración creativa). Además, claro está, de las responsabilidades que conlleva ser madre de cinco hijos, de entre 1 y 16 años. Los tres mayores, Lucas, Neva y Viktor, hijos de su exmarido, el aristócrata británico Justin Portman (con 19 años, volvió a la pasarela apenas 10 días después de dar a luz al mayor); y los dos pequeños, Roman y Maxim, hijos de su actual pareja, Antoine Arnault, hijo del magnate francés Bernard Arnault (propietario del grupo LVMH), que el pasado mes de junio pasó a dirigir la imagen y comunicación del gigante del lujo. «Digamos que casi no tengo días libres», reconoce sentada en uno de los salones del hotel Alàbriga en S’Agaró, muy cerca del que fuera el refugio de Ernest Hemingway, Liz Taylor y
Ava Gardner en la Costa Brava a mediados del siglo XX. Sus playas fueron escenario de Pandora y
el holandés errante (1951).
«No tengo apenas vacaciones», insiste. «Por eso precisamente me las tomo tan en serio.
Las organizo del mismo modo que planifico mi vida profesional. Solo soy capaz de relajarme y pasármelo bien cuando sé que todo está bajo control. Cuando tienes cinco hijos, agradeces que todo esté programado al detalle: adónde vamos, cómo llegamos hasta allí… Supongo que por eso soy tan buena organizando eventos. Porque cuadrar mi vida familiar ya es un reto en sí mismo».
Inaugurado a principios de año y considerado el proyecto más lujoso de la zona (más de 30 millones de euros de inversión), el hotel Alàbriga acogió en abril una gala benéfica para recaudar fondos para la asociación Viu Autisme (con sede en Platja d’Aro), formada por familias con niños con autismo. Natalia fue la madrina de la gala benéfica, que con la cena (un menú elaborado por el chef con cinco estrellas Michelin Paco Pérez, residente del hotel) y la posterior subasta de arte recaudó más de 15.000 euros. «Debemos dar voz a las personas con necesidades especiales», defiende Vodianova, que en 2004, tras la masacre de Beslán (un grupo terrorista mató a 370 personas en un colegio de esa localidad rusa), fundó Naked Heart para apoyar la causa.
La jornada benéfica ofrecía una oportunidad para mostrar una vez más su firme compromiso… y una excusa para volver a la región. Porque no era la primera vez que la modelo visitaba la Costa Brava.
"CASI NO TENGO DÍAS LIBRES" NATALIA VODIANOVA
Un hotel y una ruta 'top'
Esta temporada las comarcas de Girona miran a Rusia para paliar la bajada de visitantes nacionales. Ya en enero las perspectivas turísticas para 2018 adelantaban la recuperación de turistas de este país. Curiosamente, uno de los dos inversores del Alàbriga Hotel & Home Suites también es ruso: Sergei Rusakov. Con vistas a una de las bahías más bonitas de Girona y formas sinuosas que evocan una embarcación, este edificio –del que dicen es «el resort más lujoso del norte de España»– ofrece una alternativa de diseño y tecnología a la oferta, con carácter local y nostálgica, de la zona. Sus 29 suites
(de 835 a 2.695 euros) respiran lujo contemporáneo.
«Es difícil encontrar un buen hotel en la Costa Brava», cree Vodianova. «La primera vez que vinimos, los niños eran pequeños y apenas nos movimos. Nos alojamos en una casa y básicamente hicimos playa, piscina y mucho yoga. Esta vez, gracias a Maxim, el conserje, pudimos organizar escapadas a Girona o Barcelona. Fueron apenas unas horas, pero tuvimos tiempo para visitar la obra de Gaudí». Y comer, con las mejores vistas de la ciudad, en la terraza del restaurante El Xalet de Montjuïc (Avda. Miramar 31). «La Sagrada Familia es una sinfonía. Emociona la abnegación de su arquitecto. El hecho de que casi 150 años después sigan trabajando las grúas, mientras la gente visita la basílica, en construcción, impresiona. También la idea de que la obra esté en la voluntad del pueblo. O saber que quien la imaginó jamás la verá terminada».
Entre los servicios, el hotel ofrece jet privado, un yate para uso particular, mayordomo, exposiciones (Lasarte Mix + Pop Highlights, de la artista Mercedes Lasarte, íntima amiga de Tita Cervera, hasta septiembre); beach club (con solárium con música en directo, y sesiones de dj al caer el sol todos los jueves); tratamientos faciales de la zona wellbeing; gastronomía firmada por Paco Pérez (en el restaurante Terra); y asesoramiento a la carta: personal shopper, eventos personalizados… «La gente es muy hospitalaria. Del mayordomo al conserje. Este tipo de atención no es habitual en Europa», señala la modelo. «Créame, no son amables por quien soy. He visto de todo. A veces por el hecho de ser alguien famoso te tratan con desprecio, como si te lo hubieran regalado todo».
El entorno es privilegiado. Empezando por el camino de ronda. La Federación Catalana de Asociaciones y Clubes Unesco reclama desde 1995 que se recuperen estos senderos que bordean el litoral de la Costa Brava. «También la comida», celebra Natalia. Entre las reservas de su minucioso programa destacan nombres como el restaurante La Taverna del Mar (en S’Agaró) –que se renovó en 2015 con el fichaje de Dani Soto (Saüc y Moments)–; la marisquería Xaco (Avda. del Cavall Bernat, 112, Platja d’Aro) –«el mejor marisco que he probado en años»; o la heladería Rocambolesc (Santa Clara, 50, Girona). «La cola para comprar un helado superaba los 200 metros. El local era monísimo. Pero sobre todo me sorprendieron los toppings, muy buenos y nada convencionales».
Piensa volver pronto. «Tenemos pendiente visitar Portlligat. Esta vez no ha sido posible. Porque, además de la familia, habíamos invitado a amigos». En total, un grupo de 16 personas, que incluía a la modelo Mariacarla Boscono y a su hija. «¿Sabes lo difícil que es encontrar mesa para tantos? Muchísimo. Sobre todo si buscas una redonda. Y no sabes lo que esa mesa redonda significa para mí. Se lo comenté al mayordomo y cambiaron la decoración para que tuviera una en la suite. Cuando tienes una familia caótica como la mía, ese tipo de detalles hacen que te sientas en casa»