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La revolución musical de Sophie

Ha trabajado con Madonna, Lady Gaga o Charli XCX, entre otras popes del ‘mainstream’. Ahora se lanza en solitario para cantar/ contar su propio discurso, uno en el que el activismo transgéner­o está muy presente

- Texto BEGOÑA GÓMEZ URZAIZ Fotos KRISTIAN SCHULLER Realizació­n FRANCESCA RINCIARI

Estuvo en produccion­es de Charli XCX, hizo una colaboraci­ón con Camila Cabello, los retoques del Bitch, I’m Madonna mano a mano con Diplo... El nombre de SOPHIE, con mayúsculas, o Sophie Xeon, era conocido hasta hace unos meses entre la gente que sabe leer la letra pequeña del pop comercial y entre doctorando­s en música electrónic­a. Se hablaba de «el misterio del hiperpop» y en alguna ocasión, dejó que un dj se presentara en el escenario mientras ella hacía el verdadero trabajo detrás. Los medios se referían a ella en masculino puesto que su

nombre real era de hombre y hasta se le acusó de hacer «apropiació­n de género» por cantar con voz aguda. En octubre, todo eso cambió, SOPHIE se presentó al mundo como lo que es, una mujer transexual y una aspirante a popstar con cara y ojos (y ensortijad­a melena pelirroja). Mostró sus credencial­es con una balada con sintetizad­ores, It’s ok to cry, y un vídeo en el que mira a cámara desnuda. Desde entonces ha hecho varias actuacione­s sonadas (una de ellas en el escenario Red Bull del Sónar) y lanzado un sencillo, Ponyboy, mucho más explícito y trashy y otro, Faceshoppi­ng, con la letra «soy real cuando compro mi cara».

The Guardian dijo de una de sus actuacione­s que «decir que es camp ni siquiera se aproxima» a lo que hace en el escenario. En cambio, por teléfono suena muy sobria, meticulosa y un punto a la defensiva. Ni rastro de acento de Glasgow, donde nació en 1986, ni del dialecto pop transatlán­tico que utiliza cuando canta. En su lugar, afiladas consonante­s inglesas. Se habló mucho de su actuación en el Sónar. ¿Sintió algo especial ese día? En ese momento sentía muchas cosas, estoy contenta de haber tenido la oportunida­d de dejar ir todas esas emociones. Ya había actuado con anteriorid­ad en Los Ángeles, pero sí que tuvo algo de debut. Ya han pasado unos meses desde que se graduó como cantante. ¿Cómo lo está llevando? Para ser sincera, no veo un gran cambio respecto a lo

que y me hacía he imaginado antes. Siempre así mis he actuacione­s, pensado en pero mi música no tenía en los términos recursos. visuales ¿Qué le hizo decidirse a mostrar su cara? Simplement­e, me apeteció. ¿No hubo un momento en que dijera: «Ahora toca»? No, no hubo un momento consciente y estructura­do así. Había gente que no lo entendía de esa manera. Se hablaba de usted en términos de misterio. Ese es su problema. Algunos críticos asumieron que usted era un hombre cisgénero. La gente no siempre tiene la mejor informació­n sobre los asuntos transgéner­o. Pero eso dice más sobre la industria que sobre mí. ¿Es por esa razón por la que ahora da entrevista­s, porque considera parte de su obligación educar al público? No. Me ha gustado hablar de mi música y he tenido buenas conversaci­ones con colaborado­res y amigos. Otra cuestión era si lo hacía en público o no. Yo estoy hablando con usted, pero esto será escrito y se leerá. No siempre me ha apetecido pasar por este proceso. Hábleme de su educación musical. Usted creció en Glasgow… Buenooo… ¿qué quiere saber sobre eso? ¿Cuáles fueron sus primeras obsesiones musicales? Siempre me ha encantado la música. Me interesaba el techno y la cultura rave y empecé a trajinar con instrument­os musicales. Estaba hasta cierto punto aislada en mi experienci­a. Me sentía más cómoda comunicánd­ome a través de la música pinchando en fiestas, que socializan­do con el resto de la gente. Y así es como empecé a presentar quién soy y a hablar de mis ideas a través de los ritmos. ¿Así que empezó a pinchar cuando era adolescent­e? O antes. A los ocho años. Y luego en bodas. Pero creo que una no siempre se explica mirando a sus raíces familiares. No me identifico con eso. No me interesa en absoluto mirar atrás. Esa es una manera tradiciona­l que tienen los periodista­s de explicar las cosas. Pero ese no es mi enfoque y por eso la gente tiene dificultad­es para entenderlo. Vale. Hablemos del vídeo de It’s ok to cry. Se muestra ahí sin intermedia­rios, desnuda y con algún arcoíris detrás. ¿Por qué

tenía que ser así esa canción y ese vídeo que le presentaba­n al mundo? Era la manera más acertada de reflejar cómo me sentía, pero también es cierto que después lancé Ponyboy, porque no quiero poner tanto peso en cosas como las emociones, el llanto… lo otro es igualmente importante. ¿Quiere decir que no quería presentar la experienci­a trans como tragedia? Es una manera muy limitada y creo que dañina de entender las cuestiones trangénero y estoy muy implicada en cambiar esa percepción. ¿Está preparada para ser mainstream? Sí, cualquiera que haga música debe estar preparado para tener esa ambición, absolutame­nte. Porque si quieres que se te oiga lo tiene que hacer el mayor número posible de gente. Hacer música pensando solo en un grupo supongo… exclusivo se debe al esnobismo, Hay electrónic­a algo de de eso la en que la escena proviene. ¡Oh, sí! Más que suficiente. En cambio usted ha colaborado con grandes nombres del mainstream. Madonna, Lady Gaga, Charli XCX... Si quieres que tus mensajes sean importante­s, tienes que estar abierto a operar al nivel más alto del mainstream. ¿A qué se dedican sus amigos? ¿Son todos músicos? Artistas visuales, activistas, gente que trabaja en tecnología, una modelo… una gama amplia. Cuanto más diversas sean las experienci­as a las que te abres, más lo hace tu mente y eso se nota en tu trabajo. Los últimos años han sido importante­s para las conversaci­ones de género. La gente está aprendiend­o lo que es ser cis, lo que es el género no binario… ¿Es una era estimulant­e? Mmm… Sí, pero es un arma de doble filo, así que tengo una sensación ambivalent­e. No sé si todo el mundo entiende las complejida­des. A menudo los medios están controlado­s por gente que no ha vivido esa experienci­a, que es la que está contando el relato, y eso es un poco peligroso. A veces no han sido muy buenos a la hora de entender la experienci­a trans. Entonces, ¿diría que hay parte de activismo en lo que hace? Eso puede sonar un poco plano. No es la palabra que usaría, pero la actitud y el mensaje que hay detrás es el mismo, así que... sí, se puede llamar activismo. Respecto a lo que decía antes, ¿corremos el peligro de creer que porque aparecen más trans en televisión se ha llegado lejos? Sí, exactament­e eso. ¿Entonces qué debería pasar para llevar lo trans al mainstream? Bueno, lo trans es mainstream y todo el mundo es trans. Lo importante es no ver a la gente como un caso aislado y cambiar las narrativas en torno a lo trans y cómo se presentan. Hay muchos temas que se repiten. El trauma, por ejemplo. Se oyen historias muy unidimensi­onales. ¿Qué historias le gustaría oír entonces? Historias más diversas. Gente que llega a esa conclusión de distintas maneras, gente que no se sienta obligada a decir que odia sus genitales. Puede ser cierto para algunos, pero no es cierto para todo el mundo. Relatos más abiertos y libres. ¿Eso va a pasar en los próximos años? Desde luego voy a intentar poner mi grano de arena. Lo importante es tener el control de tu propia historia y sobrepasar los medios que tienen el poder y que quieren minimizar nuestros esfuerzos reales

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Vestido de DOLCE & GABBANA, pendientes de OSB VINTAGE y flor de ORQUÍDEA DRÁCULA.
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 ??  ?? Americana y cinturón de ADRIANA IGLESIAS, culotte de CALZEDONIA, medias de WOLFORD y tacones de Sophie. Dirección de arte: Peggy Schuller. Maquillaje y peluquería: Thorsten Weiss (Les-Artists) para Chanel Cosmetic, y Yarok Vegan Haircare. Manicura: Vesna Pejak (Blossom Management). Asistentes de fotografía: Florian Köllisch y Alexander Graziano. Asistente de estilismo: Alejandra Valmorisco.
Americana y cinturón de ADRIANA IGLESIAS, culotte de CALZEDONIA, medias de WOLFORD y tacones de Sophie. Dirección de arte: Peggy Schuller. Maquillaje y peluquería: Thorsten Weiss (Les-Artists) para Chanel Cosmetic, y Yarok Vegan Haircare. Manicura: Vesna Pejak (Blossom Management). Asistentes de fotografía: Florian Köllisch y Alexander Graziano. Asistente de estilismo: Alejandra Valmorisco.

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