Natalia Belda, Antía Van Weill y Nat Simons: poder femenino
Natalia Belda, Antía Van Weill y Nat Simons, tres mujeres con objetivos cumplidos
Quería estudiar Fisioterapia, pero ha acabado siendo una de las maquilladoras más demandadas (la actriz Blanca Suárez, por ejemplo, no pisa una alfombra roja sin ella). Esa es la historia de Natalia Belda. Hizo Comunicación Audiovisual y ahora pinta, crea collages y tiene un grupo, Biffanah, y otro en camino, Oeste. Se trata de la viguesa Antía Van Weill. Trabajaba como diseñadora gráfica en publicidad, pero un día escuchó a Bob Dylan y decidió hacer su propia música, cogió la guitarra y acaba de lanzar su segundo álbum, Lights, producido por Gary Louris (The Jayhawks, Golden Smog). Su nombre es Nat Simons. Neofeminismo, atrevimiento y libertad unen sus trayectorias.
No se conocían antes de esta sesión de fotos, pero los paralelismos en su recorrido las animan a hablar de cómo olvidar lo convencional, afrontar retos sin miedo y dejar de lado las ideas preconcebidas. Esa
"LAS NUEVAS GENERACIONES LLEGARÁN DONDE DESEEN" NAT SIMONS
esencia también alumbró el nombre de la nueva fragancia de Zadig & Voltaire, Girls Can Do Anything –eslogan que surgió en Nueva York, durante el desfile otoño-invierno de la marca, cuando Thierry Gillier, dueño de la enseña, mencionó esa frase ante la directora artística Cecilia Bönstrom y su equipo, compuesto por mujeres en su mayoría–, que enfatiza el poder de la unión femenina como herramienta de cambio, impulso y atrevimiento. Y el riesgo es algo que estas tres mujeres conocen muy bien. Ellas han definido sus propias metas y se han lanzado a conseguir todo lo que se proponían.
Dice Natalia que «hay que hacer pequeñas revoluciones, juntarse y reivindicar». La unión, recalca, hace la fuerza: «Está muy bien que nos apoyemos porque muchas veces se nos ha tachado de lo contrario, de que las mujeres competimos entre nosotras, y es al revés, nos ayudamos y somos muy potentes juntas». Su carrera es el mejor ejemplo: desde que conoció a la actriz Blanca Suárez hace una década han colaborado «y crecido de la mano», precisa Natalia. «La maquillé por primera vez gracias a Paloma Rodríguez, su representante, que es mi amiga, y congeniamos. Nuestra historia es la de tres chicas que se comen el mundo, hemos hecho viajes muy divertidos y compartido experiencias increíbles». Porque la aventura nunca falta en su vida: «Me encanta la naturaleza, andar descalza por la selva, los animales... Una vez estaba acampando en un parque de África y cuando me desperté tenía un hipopótamo a tres metros, fue increíble». Su día a día, sin embargo, presenta otros desafíos, como «reforzar la seguridad de las personas a través del maquillaje», enfrentarse al rostro como si fuera un lienzo en blanco «y, más que lucirse, entender a quien está delante». Para hacerlo, Natalia no busca la perfección, sino enfatizar el carácter: «Mi manera de trabajar es peculiar, no sigo unas pautas, no hay un orden, me salgo de lo establecido y puede que no sea la forma más perfecta, pero sí es especial, integro el maquillaje en la persona». En ese refuerzo el perfume puede jugar también un papel importante, reconoce: «Te ayuda a manifestar cómo te sientes en cada momento, a descubrir distintas facetas, y por eso me encantan las fragancias que mezclan elementos masculinos y femeninos».
Enfundada en un mono de cuero negro primero y después con un vestido de aire folk, Nat Simons encarna también esa dualidad, y señala que se ha adentrado en territorios considerados ‘de hombres’ con confianza y asumiendo las trabas con optimismo: en 2009 empezó a colgar sus temas en MySpace, en 2014 sacó su primer disco y ella misma se ha sufragado la grabación de su segundo álbum, en Carolina del Norte. «En el mundo del rock son contadas las mujeres, y aunque poco a poco se van abriendo las mentalidades, a veces notas cierta hostilidad, gente que piensa que no sabes de asuntos técnicos o de instrumentos. Ves la desigualdad en los detalles cotidianos. Y hay que decir ‘aquí estoy yo y soy igual de profesional que cualquier otro compañero», zanja con determinación. Este año no ha parado: Primavera Sound, Sonorama, DCode... Se muestra esperanzada ante la creciente presencia femenina en todas las facetas de la industria musical: «Se nota un cambio desde hace dos años; ahora ves carteles en los que no hay ni una sola mujer y te parece muy raro. Es bueno que haya cada vez más referentes para que las nuevas generaciones se animen y sepan que pueden llegar donde deseen».
Antía, que comparte con ella experiencia en carretera y conciertos, se muestra de acuerdo: «Siendo música te das cuenta muchas veces de las dificultades que tienes. Toco en un grupo con tres chicos y a veces cuando llegamos a una sala los responsables hablan con el resto y a mí ni me miran, soy un florero». Prepara un nuevo álbum con Biffanah, que grabarán en noviembre y lanzarán en febrero o marzo, y junto a su pareja, Luis Basilio (Los Nastys), con quien también tiene el set de dj Somewhereisyours, acaba de echar a andar su nuevo proyecto, Oeste. Además, ultima una exposición de pintura que podrá verse a finales de año en Madrid, en la que explorará «el amor y el odio a través de la figura de la mujer». No tiene miedo a probar diferentes disciplinas, a investigar distintos campos creativos. «Soy osada. Es importante estar siempre activo, nunca estancarte, tener confianza y motivación», reconoce. «Un artista hoy en día ha de amoldarse y aprovecharse de lo digital. Yo no me limito a un solo medio», añade. Y para ella esa creatividad va ligada a su compromiso con la nueva oleada feminista: «Toda persona con conciencia social y cultural tiene que manifestarse, ser creativo es tener inquietud, y hay que aprovechar todo esto para liberarse y sumarse a un movimiento que tiene que seguir creciendo. Vale la pena. Para cambiar la sociedad hay que moverse y hacer ruido»