Oda al complemento: los bolsos de Gabriel For Sach y los mocasines de Beyton
Reflexión sobre la ética en la marroquinería y su impacto medioambiental
Iba para periodista. Pero con el título recién estrenado, la moda se cruzó en su camino. No hubo vuelta atrás. «Empecé a trabajar en la firma de mi madre, Gema Sach. Como no tenían una línea de complementos, me delegaron el diseño de los bolsos. Lo bauticé como Gabriel for Sach», recuerda Gabriela Comella Martínez. Al cabo del año se emancipó, conservando el nombre para no olvidar sus orígenes.
Su filosofía es algo así como ‘marroquinería kilómetro cero’. «Valoro la producción de proximidad. Es más sostenible y más ética. Fomentas el empleo local y te permite estar cerca del proceso de producción, comunicarte con los artesanos y rectificar de forma inmediata. A cambio, el coste es mucho mayor». Aborda el debate animalista con franqueza. «Mis bolsos se elaboran con pieles que proceden de animales criados en cautividad para la alimentación humana. Y, después, se extrae la piel. El origen es 50% nacional; el resto, italiano y francés. Considero amoral trabajar con animales que solo sirven para peletería, como el cocodrilo, el visón o la serpiente». La ‘ecopiel’, elaborada con fibras sintéticas, no termina de convencerla. «La trabajo, porque me gusta experimentar con diversas materias primas. Pero su impacto medioambiental, tanto al fabricar como en el posterior reciclaje, es mayor». En cuanto a la curtición, prefiere la vegetal. «Contamina menos y los colores son más naturales, no como los de un Pantone».
Diseña las piezas que compraría y no encuentra en el mercado. «Los hay reversibles y con asas intercambiables», afirma