«QUE NO SEA UN ESPEJISMO»
La fundadora del Fórum de Política Feminista tiene una advertencia: queda mucho por hacer
Cuando miro a las jovencísimas nuevas generaciones de activistas me emociono: son muy conscientes de sus derechos desde muy jóvenes y eso, en un movimiento organizado, es esencial para observar qué ocurre a tu alrededor y denunciarlo. Es muy esperanzadora la capacidad de convocatoria de las movilizaciones recientes, las más numerosas de todos los tiempos: desde la marcha violeta contra los recortes y las reformas del 2013, pasando por el Tren de la Libertad para defender el aborto libre y gratuito a cargo de la sanidad pública de 2014, hasta las masivas manifestaciones del 8 de marzo de 2018 y 2019. No se veía este nivel de protesta en España desde la Transición. Estas jóvenes han contado con herramientas tecnológicas que les han ayudado a la difusión de sus idearios y a mover a las masas, pero es importante que no se pierdan en un espejismo que al final no tenga impacto real en la política. Es esencial que, además de a la movilización y a las redes sociales, den importancia a las políticas institucionales: el activismo tiene que interpelar a los partidos políticos, sindicatos y medios de comunicación. Es muy alentador ver cómo los mensajes feministas han impregnado a toda la sociedad, pero las cifras siguen contradiciendo ese supuesto avance: España es el tercer país del mundo en el ranking de consumo de prostitución. Esto supone una aberración social de gran magnitud. La práctica de explotación sexual de las mujeres está normalizada: el 39% de los hombres en España explotan sexualmente a las mujeres. La mayoría de ellas son inmigrantes, cruelmente, muchas son niñas.
Lucía Mazarrasa es delegada de la Flotilla de la Libertad rumbo a Gaza en 2018 y activista feminista desde 1975.