El padre de todos los turbantes (Punyab, India)
desde tiempos remotos. Los hombres no ponen impedimentos a la hora de acicalarse con pendientes, pulseras y brazaletes de marfil. Para fabricar sus tocados utilizan pelo de animal, colmillos de jabalí, plumas de bucero y caña de bambú. de las últimas mujeres en vestir este accesorio a diario fue Maria Lambour, fallecida en 2014 y convertida hoy en símbolo de este enclave de Francia, el país Bigouden, en cuyos puertos aún se practica la pesca artesanal. Hoy, la nonagenaria Alexia Caoudal sigue portando la cofia con orgullo, y otras féminas más jóvenes la secundan, pero solamente se les permite en fechas señaladas.
Los nihang eran bien conocidos por sus victorias y su bravura. Hoy se considera una secta fundada hace más de 300 años dentro del sijismo. Su nombre, nihang, significa «cocodrilo» en punyabi. Además de sus habilidades con la espada y de practicar un arte marcial llamado gatka, los integrantes se distinguen por su indumentaria azul eléctrico y sus turbantes, altos como torres, que incluyen elementos metálicos con los que atacar a sus enemigos. Su vestimenta, la también lleva unos brazaletes afilados de hierro, por el mismo motivo. Por supuesto, no puede faltar la kirpan, la daga tradicional de los sijs. Tanto es así que en algunos países de la zona hasta se les permite subirla a la cabina del avión.