DESTINOS EVOCADORES
«Me atrae capturar un estilo de vida vibrante y bohemio», dice Franks, que encuentra inspiración en viajes imaginarios a rincones inusuales. Sobre estas líneas, neceser (70 €) y, debajo, sandalias (250 €), ambos de CAMILLA.
"QUIERO DESPERTAR EL ESPÍRITU INTRÉPIDO" CAMILLA FRANKS
por otros relatos que vengan de destinos no tan usuales». Y las Zimmermann tienen historias más que de sobra para alimentar ese anhelo.
Camilla
La energía despreocupada de Bondi Beach, icónico destino de surf en pleno Sídney, ha dibujado la identidad de Camilla, firma homónima de Camilla Franks. Los estampados caleidoscópicos y los caftanes son su sello personal: con ellos se inició, casi por casualidad hace 15 años. Trabajando como diseñadora de vestuario para teatro, Franks confeccionó algunas túnicas a mano, para que las actrices pudieran llevarlas en los camerinos entre escena y escena. Aquello gustó y al poco se consolidó en una etiqueta que abarcaba el guardarropa completo. Hoy su nombre vende desde vestidos hasta sandalias o piezas de decoración.
«Quiero despertar el espíritu intrépido que reside en nosotras, todas tenemos derecho a experimentar la libertad y sentir alegría», expone Franks. «Por eso abrazo creativamente todos los ámbitos de la vida, creo que sentirse hermosa sin importar la talla, la edad o la raza es un derecho global». Reivindicaciones que se hacían evidentes sin ir más lejos el pasado mayo, cuando vestía a Halima Aden para la portada de Sports Illustrated. Con caftán de Camilla y hiyab a juego, la modelo se convertía en la primera en posar para la publicación cumpliendo todos los requisitos de la moda modesta.
Sus creaciones buscan provocar euforia y entusiasmo: «Cuando ideo una prenda me imagino algo bello y versátil, que se adapte y siente bien». También concienciación sobre el impacto causado en el proceso. La sostenibilidad empapa todas sus fases: desde la producción de materias primas como la seda o la lana –que respetan flora y fauna–, hasta los derechos laborales de los artesanos, que bordan a mano muchos de los acabados. El consumidor también debe involucrarse para cerrar el círculo: «Nuestro deseo es que cada vestido sobreviva lo suficiente como para ser transmitido de generación en