«El teatro me quita el miedo»
Helena Pimenta se despide de la compañía de teatro clásico
Desde pequeña le fascinaban los retos, recuerda Helena Pimenta (Salamanca, 1955), Premio Nacional de Teatro en 1993 y primera directora de la Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC, desde 2011). Estudió Filología francesa e inglesa y empezó a trabajar como profesora en Vitoria. La interpretación se coló pronto en sus aulas: «Era como un juego con mis alumnos, especialmente al enseñar idiomas». Pasó una década hasta que se lanzó de lleno a las tablas: «Comprendí que el teatro había sido un refugio en otro espacio inventado, distinto a lo que tenía alrededor».
Entre las obras que ha dirigido han prevalecido los clásicos, en especial los de Shakespeare. «La belleza de Salamanca nutrió mi interés por la relación entre lo tradicional y lo contemporáneo», asegura. Cree que encierran una verdad atemporal: «La virtud de los clásicos es su vigencia. Aquellos textos han atravesado los siglos porque siempre van a contar algo, en cualquier lugar y en cualquier época».
La dramaturga prepara dos obras para Almagro: El castigo sin venganza, de Lope de Vega (4 al 14 de julio), y El banquete, en versión de Álvaro Tato (16 al 21 de julio). Esta edición el festival dedica su programa a reivindicar la importancia de Sor Juana Inés de la Cruz. «En los últimos años ha habido una mayor sensibilidad hacia la creación femenina y, por suerte, se están rescatando las obras de autoras como ella o Ana Caro», reflexiona Pimenta. Desde su propia experiencia afirma que las mujeres tienen «mayores obstáculos que los hombres», por lo que defiende las políticas de conciliación: «Hay que buscar la igualdad de oportunidades, aunque haya que equilibrar forzando. No es ir a otro extremo, a mí no se me ha regalado nada».
«De lo que más orgullosa me siento es del camino recorrido», constata al repasar su carrera, «el teatro me quita el miedo. Mi mayor logro ha sido poder ejercer mi trabajo con placer e ilusión. El éxito no nace de la gente genial, sino del trabajo constante». En agosto finaliza su etapa como directora de la CNTC y lo hace con buenas expectativas: «Tendré vértigo, pero es un
. momento estupendo para reflexionar, escribir y asimilar las cosas que he ido aprendiendo»