«SE MALTRATA LO DIFERENTE»
El artista explica cómo ha evolucionado el gusto por lo que no sigue los patrones establecidos
Arriba, de Borja tras la intervención de Cecilia Giménez Zueco. Abajo, exterior del Petersen Automotive Museum, en Los Ángeles, California.
Qué es lo feo? ¿Algo es considerado feo de manera innata, una especie de acuerdo tácito natural, o por el contrario es el resultado de una imposición, dependiente de patrones culturales y sociales establecidos? Las mujeres de cuello de jirafa de Birmania o los platos labiales de la tribu mursi en Etiopía, por ejemplo, son allí paradigma de belleza, algo muy diferente de cómo serían considerados en el mundo occidental. Todas las manifestaciones de la creatividad humana, a lo largo de la historia, han sentido una especie de atracción masoquista y/o compasiva por lo diferente, lo mórbido, el engendro. Los grotescos de Goya, la fea belleza de las instalaciones de Yayoi Kusama, El almuerzo desnudo de Burroughs, Las flores del mal de Baudelaire, los diseños de Vivienne Westwood o Ágatha Ruiz de la Prada, los bellos monstruos sobre fondo rosa de Eduardo Casanova expuestos recientemente en La Fresh Gallery o las producciones de cine de terror más gore son un claro ejemplo de esa atracción por lo atroz, que no siempre tiene pretensiones artísticas.
Como artista siempre me he sentido atraído, casi de forma compulsiva, por toda esta estética que, consciente o inconscientemente, está conectada con cierta reacción de protesta ante un mundo que maltrata lo que no sigue los patrones establecidos. Es una reivindicación de lo diferente.
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María Antonieta,