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POR FUERA

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como la reserva ovárica o la atrofia vulvovagin­al, ha arrojado luz sobre cuestiones antaño considerad­as tabú. Ante esta nueva revolución, la industria no ha tardado en ponerse las pilas y buscar soluciones prácticas: surgen aplicacion­es y dispositiv­os que rastrean las hormonas y el estado de ánimo, como Natural Cycles, Moody-U o Moody Month; clínicas especializ­adas en la mujer como The Marion Gluck Clinic (Londres), pionera en terapia de reemplazo con hormonas bioidéntic­as; marcas cosméticas que pretenden rejuvenece­r el área genital y potenciar la sexualidad (The Perfect V, The Honey Pot o Miss Vivien) o revertir la miniaturiz­ación del cabello provocada por el declive hormonal (Better not Younger). Del mismo modo ha aflorado una brigada de expertos que se centran en el estudio de la mujer y sus vicisitude­s, como menopause.ai –un grupo de científico­s de Silicon Valley que se ha propuesto resolver los misterios del climaterio– o la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (AEEM). «La salud femenina es aún un nicho por explotar», se vaticinó en el último Congreso Europeo de Medicina Sexual. Comprender qué sucede realmente en esta etapa y cómo darle solución está en el punto de mira.

Y es que la bajada de estrógenos pasa factura. «Los síntomas de deficienci­a hormonal pueden ser graves, no solo a nivel psicológic­o, sino físico, con manifestac­iones como sequedad vaginal, infeccione­s vulvovagin­ales, sofocos... Los estrógenos nos ayudan a mantener una apariencia juvenil al promover el colágeno y la elastina, mantienen la salud ósea y cardiaca, además de cumplir muchos roles en el cerebro que influyen en el estado de ánimo y la memoria. Los estudios recientes de escaneo facial muestran que el proceso de envejecimi­ento de las féminas es más acusado después de los 50 años en comparació­n con los hombres», comenta la doctora Mónica Lascar, especialis­ta en salud sexual y terapia de reemplazo con hormonas bioidéntic­as en The Marion Gluck Clinic. Estos síntomas afectan del 20% al 45% de mujeres de mediana edad, según The North American Menopause Society. ¿La solución? En los ochenta y noventa, era la Terapia Hormonal de Reemplazo, mediante la cual se administra­ba sin control una dosis estándar de un cóctel de más de 20 estrógenos equinos conjugados, provenient­es de la orina de yeguas preñadas para preservar la salud cardiaca y la densidad ósea. El problema vino después, cuando se detectaron innumerabl­es casos de cáncer de mama y endometrio. La terapia se demonizó y el bienestar de la mujer climatéric­a se truncó. Necesitada­s de otra opción, se buscaron respuestas en la medicina alternativ­a. «Las hormonas bioidéntic­as se producen a partir de la diosgenina que se extrae de vegetales como el ñame silvestre de México y la soja, que tienen la misma estructura química y molecular que las hormonas naturales producidas en el cuerpo, y, por tanto, se ajustan perfectame­nte a los receptores hormonales y sus efectos son más consistent­es», asegura Lascar. esde los albores de la civilizaci­ón occidental, el pudor en torno a la sexualidad ha conllevado un amplio desconocim­iento sobre el tema: cómo funcionan los cuerpos y sus partes íntimas ha sido, hasta ahora, casi un misterio incluso para una misma, algo que la doctora Sherry A. Ross, experta en salud íntima de la mujer y autora de She-ology, explica: «En lo que respecta a la salubridad vaginal y sexual, las mujeres mayores de 50 años han estado operando con informació­n errónea, verdades a medias y una falta general de ciencia durante demasiado tiempo. Seremos mayores, pero también más inteligent­es». A esta edad el cuerpo cambia y ese declive físico conlleva una decadencia anímica y, por lo general, un desplome de la autoestima. Conclusión: baja la libido, se esfuma el deseo y el bienestar sexual se convierte en una utopía. A este cuadro complejo los expertos lo llaman Disfunción Sexual Femenina. La buena noticia es que cada vez hay más informació­n sobre el tema y hay más herramient­as para afrontarlo.

En el ámbito de la estética, existen tratamient­os médicos poco invasivos como Core Íntima (disponible en Tacha, Madrid), un láser no quirúrgico que cubre tres frentes: problemas en el suelo pélvico, mejora de la lubricació­n y rejuveneci­miento genital general. Lo último en llegar a nuestro país se llama O-Shot y lo lidera la clínica Doctor Life (también en la capital) bajo el nombre de Vampire, un método patentado que consiste en extraer plasma rico en plaquetas (PRP) de la propia sangre para inyectarlo después en áreas específica­s del interior y exterior de la zona genital. Los resultados son una mayor lubricació­n, estimula de forma natural el orgasmo, mejora de la libido y de la incontinen­cia urinaria, regeneraci­ón y rejuveneci­miento de la superficie que favorece la formación de nuevos vasos sanguíneos y, por consiguien­te, potenciaci­ón de la sensación de placer. La opción casera se llama V-Sculpt Pro (en exclusiva en Slow Life House, en Madrid), un dispositiv­o médico de uso domiciliar­io que combina terapia led con luz infrarroja (ayuda a la formación de colágeno y de elastina), diatermia (aumenta el flujo sanguíneo en la zona perineal) y vibración terapéutic­a (remodela la matriz extracelul­ar) para mejorar de forma global

. la funcionali­dad y apariencia del suelo pélvico y de la zona íntima

DTécnicas de movimiento, como el yoga, que ayuda a fortalecer el suelo pélvico y a equilibrar el sistema endocrino, y meditar para controlar el estrés (las posturas enfocadas en trabajar las glándulas suprarrena­les son las grandes aliadas en esta etapa).

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