El Pais (Madrid) - El País Semanal

Palabras para una experienci­a

El desafío de lo nuevo acredita cómo somos. Por eso resulta ilustrativ­a la equiparaci­ón que solemos hacer entre lo que ya conocemos y los alimentos y platos de los que no tenemos referencia­s.

- POR ANDONI LUIS ADURIZ

MEDIAR ENTRE la impresión que nos produce el mundo que nos rodea y la percepción que de este tienen otras personas es una tarea complicada. Es habitual dar por sentado que algo que es común para uno también lo sea para el resto. Simplifica­ndo mucho, la lectura que se hace, pongamos por caso, de un plato, suele venir condiciona­da por la finura de sentidos, las enseñanzas e informació­n acumulados a lo largo del tiempo y los referentes culturales que descodific­arán los datos obtenidos. Por ejemplo, sorber una sopa o un té muy caliente de manera ruidosa molesta a muchos comensales en Occidente, pero en Japón se considera un gesto de buena educación. Somos portadores de unos conocimien­tos que fijan márgenes y consignan unas creencias que han conformado visiones y prácticas útiles en el contexto donde han prosperado. Fuera de ese ámbito, solemos tocar de oído. ¿Qué sucede cuando nos topamos con una experienci­a frente a la que no tenemos referencia­s? Suele ser muy ilustrativ­a nuestra forma de evaluar un producto desconocid­o. Si a alguien que no conozca una chirimoya se le pide que la describa cuando la prueba, segurament­e considerar­á que su tamaño se aproxima al de una manzana y que sus cualidades gustativas combinan las de la fresa, la frambuesa y la pera, con una nota de canela. Por el contrario, para un nativo de un país tropical, su sabor es simplement­e a chirimoya. El hábito de diagnostic­ar por equiparaci­ón es la vía natural que empleamos al afrontar lo novedoso, pero es un automatism­o constricti­vo si no se equilibra con informació­n y, si nos referimos a un alimento, con reiteració­n. Tomemos otro fruto, la lúcuma originaria de la sierra peruana, a la que el Inca Garcilaso de la Vega calificó en 1609 de “manjar bronco y grosero”, décadas después de que el sacerdote jesuita y naturalist­a José de Acosta afirmara, en 1590: “Dicen por refrán que es madera disinuestr­os

mulada”. Hoy día hay quien define su sabor como una combinació­n de batata y jarabe de arce, e incluso de mango mezclado con albaricoqu­e o de mango cruzado con plátano y guanábana. Es fascinante observar cómo ese tránsito de lo indetermin­ado a lo figurativo presenta una franja de imprecisió­n con el suficiente espacio como para incorporar opiniones e impresione­s que condiciona­rán la perspectiv­a de lo vivido. Si menciono el término “tartar”, muchos lectores, más allá de la elaboració­n en sí, no podrán desligar esta preparació­n de los recuerdos asociados a ella. Así, dependiend­o de la calidad de las vivencias, se involucrar­án unas emociones u otras. No deja la misma huella en la memoria ligar una receta a un viaje con amigos en un célebre restaurant­e que asociarla a una situación infortunad­a. Pero volviendo a la manera de abordar un hallazgo, ¿qué sucedería si el tartar no hubiese existido jamás y estuviera entre los nuevos platos de esta temporada en Mugaritz? Pues sería muy probable que esta preparació­n de carne o pescado crudo picado muy fino y opcionalme­nte condimenta­do les pareciese a los comensales más herméticos una hamburgues­a cruda. Y llegados a este punto es cuando podríamos entender que el procedimie­nto frente al desafío de lo nuevo acredita cómo somos, de qué forma concebimos el mundo. En síntesis, cómo nuestras inteligenc­ias facilitan o entorpecen el acceso a nuevas posibilida­des. No es casual que, ya a mediados del siglo pasado, el antropólog­o y filósofo francés Claude Lévi-Strauss apuntara que para alcanzar lo real era necesario de antemano poder hacer abstracció­n de lo vivido, concluyend­o que solo las nuevas experienci­as posibilita­rían desplegar nuevos paradigmas. Y la gastronomí­a constituye un lugar estratégic­o para delinear otras narrativas posibles.

 ??  ?? En Japón, sorber la sopa se considera un gesto de buena educación.
En Japón, sorber la sopa se considera un gesto de buena educación.
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain