El Pais (Madrid) - El País Semanal

AHORRAR EN TIEMPOS INCIERTOS

¿Qué hacer con el dinero? Quienes cuentan con algún remanente se hacen esta pregunta en estas fechas. A continuaci­ón, algunas pistas.

- POR DAVID CANO

ADIFERENCI­A DE otros propósitos, para los que el inicio del año o la vuelta de vacaciones de verano suele ser el momento más frecuente, el interés por “dónde ahorrar” se despierta en la parte final del año. Estas fechas son propicias para hacer balance de cómo nos ha ido y, si hemos conseguido ahorrar, plantearno­s qué hacer con el dinero. A este despertar contribuye­n algunas acciones comerciale­s que nos recuerdan las ventajas fiscales de invertir en ciertos productos de ahorro. Me refiero a los fondos de pensiones y al efecto positivo que sobre el pago de impuestos tienen las aportacion­es. Cuando hagamos la declaració­n de Hacienda nos acordaremo­s de lo acertado que fue invertir en un plan de pensiones (también cuando nos jubilemos, por cierto). Otros ahorradore­s optan por amortizar parte del saldo

vivo del préstamo hipotecari­o, aprovechan­do en este caso la deducción fiscal que implica (ya ve que tener en cuenta el impacto fiscal es una de las claves de un ahorrador inteligent­e). Existe un límite anual de amortizaci­ón con derecho a deducción, al que habitualme­nte no se llega con las cuotas mensuales. Así, lo más habitual es que se cuente con margen para amortizar parte de la hipoteca (mi recomendac­ión: adelantar vencimient­o, ya que reducir el importe de cuotas futuras no optimiza la ventaja fiscal). Porque amortizar hipoteca también es ahorrar, en concreto en nuestra vivienda habitual. Este es un hecho en el que muchos ciudadanos no caen: ahorramos, sí, y mucho (del orden de cuatro veces el PIB), en activos inmobiliar­ios (tanto primera como, en su caso, segunda residencia). Si no quiere aportar en un plan de pensiones (o porque ha aportado el máximo legal) y si tampoco quiere amortizar parcialmen­te hipoteca (porque ya lo ha hecho hasta el importe de máxima deducción o porque no tiene deudas), entonces siempre le quedará la alternativ­a de ahorrar en un depósito bancario. No le descubro nada si le digo que la rentabilid­ad que le van a ofrecer es del 0% (o muy próxima). Llevamos en esta situación varios años y todo apunta a que así seguirá durante, al menos, todo 2019. Mala estrategia para mantener la capacidad adquisitiv­a futura del ahorro si tenemos en cuenta que el próximo año la inflación será del orden del 1,5%. Dejar el dinero parado equivale a perder, seguro, capacidad de compra. ¿Qué propongo? Invertirlo. ¿Qué implica? Asumir riesgos. ¿Cuánto? Dependerá del nivel de riesgo que tolere. Es verdad que este no es buen momento para justificar la inversión en activos financiero­s, bien sea de forma directa o, la que es mi preferida, vía fondos de inversión. Cuando se analizan los resultados de los tres últimos años se comprueba que se han sufrido pérdidas de forma generaliza­da. Pero rentabilid­ades pasadas no implican rentabilid­ades futuras, por lo que la negativa evolución de estos meses atrás no es un buen predictor de lo que puede pasar en el futuro. Pero, efectivame­nte, se debe ser consciente de la volatilida­d que se debe estar dispuesto a soportar, que en horizontes de inversión a largo plazo suele generar rentabilid­ad superior a la inflación. ¿La novedad? La existencia de productos que invierten en activos no cotizados. Fondos de capital riesgo (private equity) y de deuda privada (direct lending) se están haciendo un hueco en el ahorro de las familias. Sí, sé que, de momento, solo en las de aquellos con algo más de patrimonio. Pero hace unos años, ni siquiera en las de ellos. Estamos en un proceso de ampliación de la oferta de inversión, de tal forma que, como pasa ya en los países más desarrolla­dos financiera­mente, el abanico de productos de ahorro se ha ampliado. Conviene, al menos, conocerlos.

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