El Pais (Madrid) - El País Semanal
UN REY, UN BRANDI
Entramos en los dominios de Osborne para descubrir la fascinante historia de Carlos I, una bebida que mira al futuro.
Como todas las grandes historias, esta empezó por casualidad, cuando un maestro bodeguero encontró unas barricas especiales. Desconocía de dónde provenían, pero al instante se percató de que el contenido era único. Convencido de que su sabor traspasaría fronteras, le puso a su brandi nombre de rey, Carlos I. Su nombre resuena en el tiempo y sigue conquistando paladares desde El Puerto de Santa María, donde se levanta esta bodega convertida ya en icono de nuestra cultura. Los lutieres María y Felipe Conde, embajadores de Carlos I, la recorren maravillados bajo la guía experta de Rocío Osborne, que hizo de los rincones donde reposan estas barricas el patio de recreo de su infancia. Hoy ella, sexta generación de la familia bodeguera, ejerce de impulsora de una nueva visión del negocio. Y lo hace apelando a la tradición, la experiencia y los valores que hereda. “En poco más de 10 años ha cambiado todo tanto… Cuando empecé era un mundo más masculino que ahora. También había esa aura de purismo hacia el consumo: tenía que ser en copa de balón, calentarla para que salieran los aromas… Nosotros lo estamos llevando a un plano distinto, rejuveneciéndolo para llevarlo a locales de referencia”. Entre sus objetivos está convertirlo en un ingrediente clave en la coctelería. Siempre respetando los valores y la excelencia de Carlos I. “Los consumidores aprecian cada vez más la autenticidad. Todo lo que es artesano y auténtico va a tener mucho futuro. Un proceso artesanal otorga un carácter que no tiene lo industrial. Y ahí es donde el brandi tiene una buena oportunidad, porque pocos productos pueden presumir de una elaboración tan rica y cuidada”. Esta filosofía es compartida con sus invitados. María y Felipe Conde pertenecen a la cuarta generación de Guitarras Conde, la firma artesanal que concibió el instrumento con el que aprendió a tocar Leonard Cohen o con el que arrancaba sus acordes Paco de Lucía. “A la maduración de un brandi le afecta el poro de la madera, la oxigenación. Al igual que los Conde esperan 30 años para secar la madera con la que fabricar una guitarra, nosotros seleccionamos las mejores botas para Carlos I, pero antes pasan por el proceso de envejecer jerez durante 20 años”. Factores que han hecho que esta bebida equilibrada, de cuerpo complejo y notas frutales, traspase con su saber ancestral las fronteras del tiempo para seguir mirando al futuro.