El Pais (Madrid) - El País Semanal
Calma en el Cabo de Gata
El objetivo era convertir el pajar, el gallinero y el palomar de un cortijo almeriense en un confortable remanso de paz. La clave para conseguirlo: conservar la esencia arquitectónica sin renunciar a comodidades como la piscina o el suelo radiante.
CONCEBIDA COMO casa para la jubilación, esta vivienda forma parte del Cortijo Boquera Morilla en Cabo de Gata, cerca del pueblo de Níjar. El arquitecto Álvaro Carrillo Eguilaz jugó con los espacios en estado de ruina del gallinero, pajar, palomar y corrales sin modificar las estructuras, pero adaptándolas a sus nuevos usos. Así, supo hacer del corral a cielo abierto un porche con alberca, instaló suelo radiante y volvió a reconstruir la entreplanta del pajar para inventarse, como él mismo dice, “espacios cargados de incertidumbre”. Recuperando la esencia de la arquitectura tradicional y conservando elementos como los muros de piedra o los arcos de paso, Carrillo Eguilaz ha unido espacios desconectados en origen como la cocina y el comedor. El resultado: amplios escenarios donde se pierde la vista. En el exterior, la vivienda está protegida de las miradas ajenas: prácticamente toda la luz de la casa llega a través de lucernarios o huecos. Que no se pierda el secreto.