El Pais (Madrid) - El País Semanal
Fuente entre las rocas
Cuenta una antigua tradición que el agua que da vida fluía sin trabas de la tierra. Duchêne, viticultor, ha encontrado ese manantial en sus viñas.
LA VIDA ESTÁ pintada también de cárdeno. Cuando Goethe nombró a la belleza en su rueda, la pintó de este color. Puede que intuyera cómo serían los vinos del agricultor Bruno Duchêne. La Luna 2017 es fluidez con ese matiz y resume las bondades y hermosuras de la madrugada fresca frente al sol que nace en el mar. La vegetación silvestre de esta tierra única (la Côte Vermeille francesa) vive entre las cepas y vibra en la copa. Como lo hace el sol del estío, que luce en lo más profundo del paladar mientras uno reposa a la sombra del algarrobo. Este vino es placer desbordante y alegría de fiesta mayor. Hay verbenas y cenas al aire libre, mesas en la calle y risas en la penumbra. Se percibe lo físico del esquisto sin labrar y se intuye el corazón de la uva. Entre el yin de un bizcocho de picotas y zarzamora y el yang de la acidez y la energía sin control está La Luna 2017.