El Pais (Madrid) - El País Semanal
MÚSICA. SI EXISTE EL DEMONIO, ESTE ES SU SONIDO
Una exposición en Berlín reconstruye el itinerario maldito de los grupos de metal extremo escandinavos.
Satanismo, quema de iglesias, músicos asesinados… Pocos géneros del rock han sido tan denostados y han dado tanto juego a la crónica de sucesos como el metal extremo, un paraguas estilístico que tiene en Escandinavia su mayor potencia global. La exposición Der harte Norden (el norte duro) examina este insólito fenómeno sonoro… ¡en la sede de las embajadas nórdicas de Berlín! Organizada por las cinco legaciones (Suecia, Dinamarca, Finlandia, Noruega e Islandia) que comparten edificio en pleno Tiergarten de la capital alemana, la prolija muestra estudia sus orígenes, sus variantes locales y el éxito de bandas como Entombed, Bathory o Mayhem.
Ika Johannesson, comisaria de la muestra, recuerda cómo un movimiento creado en los dormitorios de unos adolescentes escandinavos conquistó el mundo. Con paradas en el doom y el pagan metal, la muestra se centra en el nacimiento de las dos principales corrientes nórdicas, hijas ultraagresivas del heavy y el thrash: primero, el death metal, y posteriormente, el (aún más radical) black metal. Mediante vinilos, fanzines, objetos rituales, ropa y mucha memorabilia, se analizan las diferencias entre ambos en cuanto a ritmo, letras y actitud hacia la sociedad. “En pocas palabras, el death es colectivista y el black, individualista”, afirma Johannesson.
¿Cómo se explica la pujanza del metal extremo en estas cinco naciones que juntas no llegan a 28 millones de habitantes? “Una teoría es que se adapta a nuestro clima, con cambios dramáticos entre luz y oscuridad. Otra es que somos un pueblo taciturno, introvertido, con una historia ligada al protestantismo que nos oprime, lo que hace de estos sonidos una salida a sentimientos reprimidos”, apunta la comisaria de la exposición berlinesa. Aunque, ahora, esos gruñidos guturales ya no resultan tan indigestos. “La gente se acostumbra”, concluye. “En los años setenta se consideraba que Kiss eran muy duros, lo cual es ridículo hoy en día”.