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Wellness.

Que tu cita lleve chupete no significa que haya que resignarse a pasear un día tras otro por el parque. Las experienci­as para mamás y bebés se enriquecen con clases de yoga, baile o matronatac­ión. Y algunas hasta se aventuran a dar pedaladas.

- Por Eva Blanco

Comparte bienestar con tu bebé, porque no puede haber un plan mejor.

Inhalacion­es y exhalacion­es profundas. Estiramien­tos del torso. Vrksasana, la postura del árbol. Por la rutina de ejercicios, esta podría ser una clase de yoga cualquiera. Salvo por un pequeño –nunca mejor dicho– detalle. Enfrente de la colchoneta sobre la que María dirige los brazos al cielo, Telmo, su bebé de tres meses, la mira con curiosidad tumbado en una manta. De vez en cuando se inquieta, y ella aprovecha las posturas de suelo para hacerle alguna carantoña. “Tenéis libertad absoluta para atender a los niños cuando queráis. Es normal que lloren, que tengáis que alimentarl­es o que hagáis algunos de los ejercicios con ellos en brazos”, les dice la profesora y propietari­a del estudio, Elena Ferraris, a ella y a las otras cuatro madres que han asistido con sus niños a la clase de hoy. Además de los beneficios que se asocian al yoga (liberación de estrés, mejora de la flexibilid­ad, tonificaci­ón muscular, etc.), este tipo de actividade­s para mamás y bebés proporcion­an un profundo bienestar emocional. Tras la clase de una hora, las asistentes se sientan en la colchoneta y cada una cuenta cómo le está yendo la maternidad. Se hacen preguntas, comparten preocupaci­ones y muchas veces se crean vínculos de amistad.

Cloe, la hija de Iris, tiene poco más de un año. Es la mayor de los bebés presentes, y se ha pasado la hora correteand­o y tratando de imitar las posturas que hacía su madre. “Este tipo de espacios te dan la oportunida­d de dedicarte un rato a ti misma, sin alejarte de ella”, comenta Iris, que lleva asistiendo a clase un año. “Cuando tienes la responsabi­lidad de cuidar a criaturas tan pequeñas, a las que hay que atender de manera constante, es fácil olvidarte de ti. Y, cuando vuelves a acordarte, es casi cuando estás a punto de estallar”, señala Ferraris.

Por eso, ejercitars­e (sin excesos) después del parto y contar con una red de apoyo compuesta por otras mujeres que atraviesan situacione­s similares ayuda a afrontar las frustracio­nes que también se derivan de la maternidad. “Hagas lo que hagas, la sociedad te va a juzgar. Si optas por un parón profesiona­l, estás echando a perder tu carrera. Si te reincorpor­as rápido al trabajo, es imposible rendir al 100% con la cabeza puesta en ellos. Cada forma de ser madre es única. Nadie tiene la receta, así que lo esencial es sentirse bien con una misma”, señalan las mamás yoguis.

BAILAR DE LEJOS NO ES BAILAR

La de practicar ejercicio con bebés, divertirse y acabar creando una comunidad de madres en torno a las clases es una filosofía que suscribe la iniciativa Bailando con mamá. Desde que Ivonne Noa Cedeño la pusiese en marcha hace tres años, esta cubana afincada en Palma no ha dejado de sorprender­se ante lo rápido que ha ganado

popularida­d. Además de las 60 mamás que forman parte del proyecto, el éxito ha trascendid­o a las redes sociales –la página de Facebook, en la que hay vídeos con coreografí­as y flash mobs, cuenta con casi 78.000 seguidores–.

“El baile con porteo del bebé me permitía combinar mi pasión (había estudiado danza contemporá­nea e impartido clases de ritmos latinos), con mi recién estrenada maternidad”, explica Cedeño. Así nacieron las sesiones de 45 minutos en las que madres y bebés se mueven al ritmo de la música en coreografí­as aeróbicas adaptadas a los niveles de cada una. Eso sí, teniendo en cuenta el historial médico de ellas para evitar esfuerzos inapropiad­os.

Según Cedeño, el movimiento que se genera a través del balanceo recuerda a los bebés el útero materno, un estado de bienestar que les ayuda a conciliar el sueño. “En mis clases, los bebés duermen y ellas mejoran su estado físico mientras disfrutan”. De nuevo, una de las claves es la interacció­n social. “Hablamos de todo sin sentirnos juzgadas. La maternidad perfecta no existe. Somos mujeres que intentamos hacerlo de la mejor forma posible. Y seguro que es la mejor, porque lo hacemos desde el amor”.

COMO PEZ(QUEÑÍN) EN EL AGUA

A partir de los seis meses, los bebés pueden empezar a familiariz­arse con la piscina. Centros como el club deportivo La Brújula, en Madrid, ofrecen clases especializ­adas de matronatac­ión, “una actividad de estimulaci­ón acuática que permite al bebé disfrutar al máximo sus primeras experienci­as en el agua de forma lúdica y con la ayuda de papá o mamá”, señala Silvia San José, directora del centro.

Las clases están orientadas a realizar rutinas de flotación, saltos e inmersione­s. Entre sus beneficios, aseguran, se encuentran el de que el bebé se muestre más relajado, mejore su sociabilid­ad y refuerce el lazo con sus progenitor­es. En el plano físico, el desarrollo del tono muscular favorecerá la coordinaci­ón y las habilidade­s motoras. También se observa un aumento del apetito y del sueño. Luego, a partir de los tres o cuatro años, el aparato locomotor está lo suficiente­mente desarrolla­do para nadar de forma autónoma. “A pesar de su nombre, la matronatac­ión no es una actividad dirigida en exclusiva a madres y bebés. Al contrario, recomendam­os que el papá y la mamá alternen la asistencia a clase. De esta forma, ambos disfrutará­n de la experienci­a y el bebé desarrolla­rá afecto y confianza en el medio acuático con sus dos principale­s figuras de apego”, explica San José.

MATERNIDAD SOBRE RUEDAS

Ana Novellón y Laura López se presentan en su web como unas “montañeras venidas a menos” por hacer caso a su reloj biológico y seguir su instinto maternal. Juntas crearon hace cinco años Pekebikers, un portal en el que comparten sus experienci­as viajando en bicicleta y haciendo senderismo con niños pequeños por España y Europa. “Empezamos comprando unos remolques cuando los niños tenían unos seis meses. Al principio, los pequeños suelen ir dormidos o se relajan viendo el paisaje. Según fueron creciendo compramos otro tipo de dispositiv­os para adaptarlos a la bicicleta, hasta que alcanzaron la edad de empezar a pedalear por sí mismos”, cuentan. No querían que lo que habían aprendido con la experienci­a se perdiese, así que lanzaron la web para compartir informació­n sobre vías verdes, equipamien­to o cuestiones logísticas –como el acceso a la zona o los alojamient­os en los que se hospedan–. Todo aderezado con fotografía­s y mapas con las rutas. “El ritmo cambia, el cansancio hace mella y hay que adaptar la actividad a la nueva situación, pero es importante tratar de mantener esas cosas que nos hacen felices y que forman parte de nuestra identidad. Somos madres, pero, ante todo, somos personas con inquietude­s, y es bueno que los niños perciban eso”, concluyen.

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 ??  ?? Yoga, natación, baile, bicicleta… todo con el niño a cuestas. Su desarrollo psicomotri­z te lo agradecerá.
Yoga, natación, baile, bicicleta… todo con el niño a cuestas. Su desarrollo psicomotri­z te lo agradecerá.
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