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Exprimir al máximo el verano cuidando cuerpo y mente.
Zumos orgánicos prensados en frío, helados saludables, curiosidad por la cultura nipona y masajes con mucha gua-sha. Así son las propuestas para exprimir al máximo el verano.
Cuentan que el excampeón de Fórmula 1 Kimi Räikkönen dijo en una ocasión la siguiente frase: “¿Que qué hacemos los finlandeses en nuestro tiempo libre? En verano ir de pesca y hacer el amor. En invierno, la pesca es muy mala”. Pues eso. Que veranos, al igual que inviernos, hay tantos como personas, y nadie necesita la ayuda del típico reportaje estival para disfrutar el suyo al máximo. Pero cuidado con precipitarse a la hora de no seguir leyendo, porque este artículo típico-típico tampoco es. Entre otras cosas, porque nos hemos propuesto cuidar la alimentación a base de atiborrarse a helados o hacer que la esencia de la cultura japonesa cale en nosotras aunque se veranee en Torrevieja. ¿No te parece suficientemente curioso como para leerlo?
Zumos orgánicos y helados sin azúcar
Es evidente que una de las cosas que más apetece en los meses de estío es ingerir alimentos y bebidas refrescantes. Y cuanto más nutritivas, mejor. Dos expertas en la materia son Tasmin Wright y Paula Ospina, las fundadoras de Loup & Filles. Esta joven compañía afincada en Barcelona comercializa zumos orgánicos prensados en frío para evitar la oxidación de los ingredientes y obtener el mayor porcentaje de enzimas y vitaminas. “Nos conocimos en un chiringuito de playa y la química fue instantánea. Tasmin tenía un puesto de relevancia en el sector farmacéutico y yo me dedicaba a la fotografía, pero ambas buscábamos un cambio vital y nos decidimos a emprender. Eso sí, teníamos claro que nuestro negocio tenía que ser coherente con nuestros valores”, cuenta Ospina. Valores como el rechazo a los plásticos, que hace que apuesten por el vidrio para el embotellado. “Además, para mí era esencial que fuesen orgánicos, porque si te vas a comer 800 gramos de verdura no tiene sentido que vengan con pesticidas”, explica Ospina, que reconoce que su receta favorita es Alma: una mezcla con un guiño ácido en la que el kale ocupa un lugar protagonista, acompañado de manzana, pepino y apio. Aunque para el verano recomienda Siena, con sandía, manzana, un poco de limón y menta. “Este último es más fácil de hacer en casa, porque son productos que se pueden tratar con una batidora. Eso sí, luego hay que filtrar un poco la pulpa y añadir un par de hielos”. Los zumos llevan los nombres de las hijas de Wright y de las de Ospina, porque todo en este proyecto se ha hecho con ellas en mente. “El producto ecológico resulta mucho más costoso, pero merece la pena. Es lo que yo quería darle a mis niñas”.
¿Y qué pasa si el cuerpo nos pide hincarle el diente a algo sólido? Pues la solución la pone Margie Broadhead, bloguera culinaria y autora del recién publicado Helados saludables (Ed. Libros Cúpula): un volumen que contiene 70 recetas con las que reinventar este popular postre veraniego con ingredientes naturales y sin azúcares añadidos –a no ser, claro, que se opte por poner el helado sobre un gofre–. La idea de base es sencilla: coger uno de esos plátanos maduros a los que les ha empezado a salir alguna manchita, pelarlo, cortarlo en rodajas de unos 3 centímetros y colocarlo formando una sola capa sobre una bandeja forrada con papel sulfurizado. Luego, meterlo en el congelador un mínimo de dos horas. De ahí partirán todas las creaciones. Por ejemplo, para un cremoso helado de vainilla bastaría con batir un cuarto de una cucharadita de extracto de vainilla, una pizca de sal y uno o dos plátanos congelados. Hay que insistir hasta que la mezcla adquiera la textura adecuada, ya que al principio mostrará cierto aspecto desmigado. Resumiendo: fácil de elaborar, rico en potasio y libre de grasas. ¡Dame dos!
Japón, más cerca que nunca
Además de prestar atención a cómo nos alimentamos, las vacaciones ofrecen el contexto perfecto para adquirir cierta perspectiva y trabajar en el bienestar espiritual. En la primera mitad de 2018, la tendencia ha sido clara, y nos ha llevado hasta Japón. Se podrían llenar varias estanterías con todos los libros que se han publicado, por ejemplo, en relación al método ikigai: un concepto que se apunta como clave para alcanzar la longevidad en plenitud y que remite a identificar aquello en lo que eres bueno, desarrollarlo y lograr que, además, esto tenga un impacto positivo para la sociedad. Pero ahí no queda la cosa. La cultura nipona ofrece un sinfín de enseñanzas para una rutina diaria más consciente y reposada. Desde kintsugi, el proceso de reparar las piezas de cerámica con esmalte dorado para celebrar la belleza de lo imperfecto, hasta los baños de bosque, la caligrafía, los arreglos florales o la ceremonia del té. Un conjunto de filosofías en las que merece la pena profundizar.
Menos Whatsapps y más gua-sha
Y, para no romper con lo oriental, una puesta a punto diferente de la piel este verano puede pasar por probar la técnica gua-sha, que encuentra sus raíces en la medicina natural china. “Es un tratamiento a base de masajes faciales y corporales, caracterizados por el empleo de una piedra con la que se efectúa un raspado continuado de la piel. Un movimiento que se repite en sentido ascendente”, explica Eva Carracedo, esteticista del Salón Sonia Martín (Madrid). Su función, activar la circulación sanguínea y la producción de colágeno, eliminar durezas, favorecer el drenaje linfático y potenciar la relajación muscular. “Se trata de una técnica poco invasiva con unos resultados evidentes desde las primeras sesiones –de unos 45 minutos–. Por ejemplo, en cuanto a la reducción de arrugas y líneas de expresión. Una especie de efecto lifting, que hace que mucha de la gente que lo prueba opte por repetir. Sobre todo por tratarse de un proceso natural, que no requiere de bisturí o ultrasonido”, comenta Carracedo.
NO IMPORTA DÓNDE PASEMOS ESTAS VACACIONES: BASTA PONER EN MARCHA SENCILLAS RUTINAS PARA PROCURARNOS UN MAYOR BIENESTAR